Accidente como si fuera real
Aena y la base militar de Villanubla ponen en marcha la operatividad de los servicios de emergencias ante una catástrofe aérea con 45 víctimas
jORGE MORENO
Jueves, 12 de junio 2014, 14:17
Dos horas de acción en diferentes planos: el sanitario, el psicológico, de tráfico, de extinción de incendios, judicial, militar... El personal de la base aérea de Villanubla, junto al civil del aeropuerto, protagonizaron ayer un ejercicio de simulacro de accidente aéreo en el que intervinieron alrededor de 200 personas.
El dispositivo tenía como objetivo cumplir con una normativa de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y los planes de Aena puestos en marcha después de la catástrofe ocurrida en el aeropuerto madrileño de Barajas en el verano del 2008, en donde fallecieron 154 personas. Pero en esta ocasión, la aeronave que sufría el accidente tenía menos capacidad (45 ocupantes). Los pasajeros y tres tripulantes, que ocuparon dos autobuses, tuvieron que salir y ser rescatados de entre el fuego y el humo provocado al efecto, y que las dotaciones de bomberos del aeropuerto civil y de la base se encargaron de apagar.
Supuestamente, el avión comercial había sufrido un accidente durante la maniobra de despegue, saliéndose de la pista y acabando en medio del campo de la zona militar. Precisamente, desde la torre de control de la base, donde se supervisan todas las salidas de los aviones civiles, el subdelegado del Gobierno, José Antonio Martínez Bermejo, el delegado de la Junta, Pablo Trillo, junto al coronel de la Base, Vicente Giráldez, y el alcalde de Villanubla, Félix Velasco, siguieron los detalles de este simulacro.
En la intervención, que fue coordinada por el comandante del Ejército del Aire Miguel Puch, se utilizaron más de una decena de ambulancias de Sacyl, Cruz Roja y Aviación, además de un puesto de mando del Servicio de Emergencias 112.
En el balance previsto se establecieron 10 fallecidos, 14 heridos graves, 10 heridos leves y 11 ilesos. Aunque todos ellos actuaron como figurantes, se pudieron escuchar durante el ejercicio gritos, lamentos y reproches por la caída contra el piloto de la aeronave comercial.
Una de las novedades de este simulacro fue cronometrar los tiempos del traslado de los heridos hasta los hospitales, que están a una distancia de casi 20 kilómetros.
Según explicó Jesús de Blas, coordinador del Equipo de Psicólogos del 112, «una de las dificultades de este tipo de accidentes estaría en la coordinación entre los diferentes estamentos que intervienen al producirse el siniestro dentro de una instalación militar». Varios psicólogos tuvieron que actuar en su papel de calmar la ansiedad de familiares de las víctimas, que se acercarían nada más conocer la catástrofe.
También participaron el juez de Instrucción número 1, el secretario y dos fiscales, para las gestiones del levantamiento de los cadáveres, así como para dar instrucciones a los efectivos de la Guardia Civil, que se harían cargo de la investigación del accidente, al ser en el término de Villanubla. Tres médicos forenses se sumaron por vez primera a este simulacro, para coordinar la identificación de los cuerpos, que fueron depositados en un hangar de la base militar. El comandante Puch indicó que «este ejercicio servirá para mejorar el Plan de Emergencias».
Todos tenían claro que lo principal era salvar la vida de las víctimas, y aunque el dispositivo no tuvo consecuencias reales, sí que permitió engrasar la maquinaria asistencial ante este tipo de catástrofes.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.