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I. G. V.
Domingo, 11 de diciembre 2011, 02:13
Antiguamente, la trufa se buscaba con cerdos, mejor si era hembra, que solía llevar un anillo en la hocico para evitar que revolviera el terreno y descubriera trufas que aún no estaban maduras. Sin embargo, este animal tiene graves inconvenientes: es pesado, lento y sobre todo muy glotón por lo que hay que estar muy pendiente para evitar que se coma las trufas.
La búsqueda o caza de trufa con perro es la práctica más conveniente, así como la más adecuada en todos los sentidos y la única legalmente permitida. El perro puede ser de cualquier raza, aunque es aconsejable que sea resistente al frío. Cuando encuentra una trufa se detiene, olfatea el suelo, lo rasca un poco con sus patas delanteras y espera, moviendo el rabo, a que se acerque el amo. El trufero, con un machete en forma de puñal recio, acabará de desenterrar la trufa, se la dejará oler al animal y le recompensará adecuadamente. Una vez extraída la trufa se vuelve a tapar el hoyo. Hay truferos que preparan su propio compost para incorporarlo en los pozos que abren. La forma de adiestrar al perro no tiene ninguna complicación si el animal tiene buenos vientos y está dispuesto a colaborar, cosa que no siempre sucede. Una práctica nefasta, y prohibida, es el cavado de truferas con picos o azadas.
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