Oligarcas a las órdenes del Kremlin
Medvédev y Putin les obligan a saltar a la política para ganar las elecciones
RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
Lunes, 23 de mayo 2011, 05:28
Cualquier personaje con glamur, magnate, estrella del espectáculo o deportista capaz de levantar pasiones en las masas debe ponerse en Rusia al servicio de la política. El impulso de su atractivo ha de ser utilizado por el Kremlin para garantizarse la victoria en las elecciones. En los próximos diez meses hay dos convocatorias de por medio, las legislativas de diciembre y las presidenciales de marzo de 2012. Tanto el presidente Dmitri Medvédev como el primer ministro, Vladímir Putin, han empezado ya a maniobrar. Las grandes fortunas del país van a jugar un papel importante en los comicios y no solo con su dinero. El multimillonario Mijaíl Prójorov, propietario del grupo Onexim y con un patrimonio de más de 12.500 millones de euros, ha sido emplazado a liderar una fuerza supuestamente liberal que apoyaría a Medvédev, en el caso de que éste decidiera optar por repetir mandato.
La formación se llama Právoe Delo (PD), palabras que en español significan causa justa, aunque también pueden traducirse como asunto de derechas. Procede de la Unión de Fuerzas de Derecha, grupo creado en 2000 por el difunto Yegor Gaidar, padre de la llamada terapia de choque en la economía e impulsor de las reformas liberales de comienzos de los 90.
Prójorov, que acaba de cumplir 46 años y compró en 2010 el club New Jersey Nets de la NBA, estuvo envuelto en un escándalo debido a una estrepitosa fiesta organizada en la estación de esquí francesa de Courchevel con participación de prostitutas de lujo reclutadas en Moscú. Se pondrá al frente de Causa Justa el mes que viene, cuando se reunirá el congreso de la agrupación política. El potentado ruso dice que aplicará a la política los métodos empresariales, es decir, según sus palabras, «el sentido común». Piensa aumentar a 60 horas la semana laboral y retrasar la edad de jubilación, reivindicaciones que dudosamente encontrarán apoyo entre los trabajadores del país. Confía en la clase media urbana, muy reducida en Rusia, como principal filón de votos y en convertir a Causa Justa en la segunda fuerza política del país.
Oposición marginal
Vladímir Rizhkov, exdiputado y dirigente del Partido de la Libertad Popular, la auténtica oposición, aunque prácticamente marginal, cree que da lo mismo que haya o no gente dispuesta a votar a Prójorov porque «los resultados de las elecciones se manipularán según convenga». Lo mismo sucederá, según Rizhkov, en relación con el recién lanzado Frente Popular, una iniciativa de Putin para tratar de agrandar la base social de su partido. Rusia Unida, que se percibe entre la población como una formación de funcionarios corruptos, copa hoy la mayoría de los escaños en el Parlamento federal y en prácticamente todas las asambleas regionales. Sin embargo, Rizhkov achaca a la «fuerte caída en el índice de popularidad» de Putin, Medvédev y Rusia Unida la necesidad de inventar una coalición que incorpore a independientes y a personas procedentes de los sectores más variopintos.
El jefe del Gobierno ha admitido también en sus filas a oligarcas como el banquero Alexánder Lébedev y seguirá contando con Román Abramóvich, otro de los grandes magnates, dueño del equipo londinense Chelsea. Putin obligó a Abramóvich durante algún tiempo a ser gobernador de Chukotka (extremo nororiental de Rusia).
El acaudalado empresario conserva un escaño en la asamblea local de aquella remota provincia. Eso sí, vive en Londres y es desde allí desde donde realiza su gestión como diputado regional. Incluso cuando viaja a Chukotka pernocta en un hotel de Anchorage (Alaska). Al que nunca se le permitió dedicarse a la política es a Mijaíl Jodorkovski, antiguo patrón de la desmantelada petrolera Yukos.
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