Soria se queda este verano sin el preciado boletus aereus
A pesar de una primavera generosa y condiciones aparentemente propicias, variedades como la amanita caesarea tampoco han hecho acto de presencia en los montes de Soria
Los montes de la provincia de Soria deberían estar ahora mismo rebosantes de vida fúngica. Tras una primavera húmeda, con temperaturas suaves y tormentas que ... han empapado el suelo, muchos recolectores esperaban que el verano micológico comenzase con una explosión de boletus aereus, boletus aestivalis y la delicada amanita caesarea, la reina naranja del monte. Pero no ha sido así. «La cosa está un poquito parada», confiesa José Antonio Vega, director técnico del parque micológico Montes de Soria.
La explicación es compleja. «No te voy a decir que no haya nada, pero se ha echado el freno de mano», añade Vega, quien dirige desde hace años uno de los modelos de gestión micológica más exitosos del país. «Deberíamos tener amanita caesarea y boletus aereus en el monte y, sin embargo, no es el caso». A primera vista, las condiciones de este inicio de verano eran ideales. Temperaturas elevadas, humedad persistente, y un suelo que, lejos de estar seco, ha recibido lluvias e incluso granizo que deberían haber incentivado la fructificación. «El granizo, aunque parezca lo contrario, es buenísimo para las setas», explica Vega. «Se derrite poco a poco, penetra en el suelo y genera una reserva de agua mucho más efectiva que la de una lluvia fuerte y rápida, que muchas veces resbala por la superficie sin empapar en profundidad».
Pero la micología, como la meteorología, no se rige por fórmulas sencillas. «La amanita cesarea es muy sensible a las temperaturas bajas. Y aunque el día haya sido caluroso, por la noche en algunas zonas se ha bajado a 5 grados. Ese contraste puede haber paralizado o retrasado su producción», matiza el experto.
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A eso se suma la enorme variabilidad de un ecosistema tan amplio como el soriano con más de 170.000 hectáreas que forman parte del parque Montes de Soria. «Habría que saber qué ha pasado en cada hectárea para entender por qué no está saliendo la seta en ese punto exacto; a lo mejor justo donde crece la caesarea no ha llovido igual, o no se han mantenido las temperaturas».
Boletus aereus, el rey estival
Entre todas las especies que deberían estar despuntando en julio, hay una que destaca sobre las demás que es el boletus aereus. Considerado por muchos expertos como el mejor boletus comestible del verano, se le reconoce por su sombrero oscuro y carne firme, con un aroma profundo que seduce a cocineros de todo el mundo. «El boletus aereus es el rey de la micología estival por su calidad gastronómica y su presencia en zonas de encinares y robledales, suele salir cuando el suelo está caliente, tras lluvias intensas, y debería estar ahora mismo por todas partes pero no es así», apunta Vega. En años normales, su recolección se convierte en un fenómeno social y económico. «Es una seta muy buscada, muy valorada, y que da mucha vida a nuestros pueblos».
Aunque la temporada estival no ha empezado como se esperaba, la primavera sí fue excelente. Especialmente en el caso de los rebozuelos (Cantharellus cibarius), cuya abundancia ha sorprendido incluso a los más veteranos.
«Ha habido una producción de rebozuelos tremenda, muy buena en muchas zonas del parque, mucho que salían al monte buscando boletus volvían con cestas llenas de rebozuelos. No es un premio de consolación, es un auténtico regalazo». Este fenómeno, aunque inesperado, ha permitido mantener el interés por la recolección durante la primavera. De hecho, entre febrero y mayo, se han expedido entre 1.400 y 1.600 permisos mensuales, cifras que hablan del alto compromiso de los recolectores locales y visitantes. El dato más interesante es que no ha habido una gran fluctuación. «Desde el principio de la temporada la gente se ha sacado sus permisos, no solo al inicio sino de forma sostenida y eso significa que ha habido interés real, es buenísimo», afirma.
Una de las ideas que José Antonio Vega subraya con más pasión es la del reconocimiento al recolector. «Cuando digo que no hay que hacer esfuerzo para que salgan las setas, me refiero a que no se plantan. Pero luego el esfuerzo humano es enorme, es el esfuerzo de saber cuándo y dónde ir, recorrer kilómetros, gastar gasolina, buscar durante horas… eso tiene un valor». Y ese valor, recuerda Vega, muchas veces no es reconocido por las administraciones. «El recolector obtiene un beneficio económico si comercializa la seta, pero también realiza un trabajo valioso que tiene costes, y eso debería compensarse. A veces las instituciones actúan como dinosaurios, con una lentitud e inercia tremenda. Pero hay que adaptarse a la realidad».
Verano micológico: talleres y divulgación
Mientras tanto, y a pesar de la escasa producción actual, Montes de Soria no se detiene. El próximo 10 de julio arranca el «Summer Tour Micológico», una iniciativa que recorrerá localidades como Talveila, San Esteban de Gormaz, Alcoba de la Torre o Montejo de Tiermes con talleres, exposiciones y actividades pensadas para todos los públicos. «La idea es acercar el mundo de las setas a nuestros vecinos, a los hijos del pueblo que ahora están en Soria por el verano y que queremos que vuelvan también en otoño, cuando las setas estén ahí», explica Vega. Es el momento ideal para enseñar, compartir y despertar el interés.
Este enfoque didáctico se complementa con actividades de formación en cocina, en colaboración con chefs locales. «No queremos que la gente cocine siempre lo mismo. Hacemos talleres para abrir la mente a nuevas especies comestibles, repartir la presión recolectora y aprovechar mejor todo lo que ofrece el monte», concluye.
Aunque el presente no sea tan generoso como se esperaba, la esperanza está puesta ya en el otoño. Una primavera tan buena deja el suelo preparado, y si las condiciones siguen siendo adecuadas, es muy probable que el espectáculo micológico llegue más tarde, pero con fuerza.
De momento, para saber si hay setas, la mejor receta la proporciona el director técnico de Montes de Soria, «lo mejor es ir al monte y entonces ya veremos si hemos venido a por setas o a por hongos. Dependerá de lo que encontremos primero».
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