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MELCHOR SÁIZ-PARDO
Sábado, 5 de marzo 2011, 01:26
El 'comando Otazua' desarticulado el pasado martes por la Guardia Civil en Vizcaya estuvo a punto de aumentar su lista de víctimas mortales, entre las que ya cuenta el inspector Eduardo Puelles y el brigada Luis Conde. Fue en 2008. El entonces jefe militar de la banda, Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', ordenó que asesinaran a un juez residente en la capital bilbaína y a un ertzaina que vivía en el valle de Trápaga. Los terroristas lo intentaron, pero finalmente rechazaron cometer los dos atentados por su dificultad ya que eran demasiado peligrosos o porque los datos que les habían facilitado eran erróneos.
Según ha confesado uno de los cuatro supuestos terroristas detenidos, Iñigo Zapirain, él mismo, en compañía del líder del comando, Daniel Pastor, y de la tercer miembro del 'talde', Beatriz Etxebarria, se encargaron de comprobar 'in situ' las informaciones sobre los dos objetivos que habían sido enviadas desde Francia por la dirección de ETA y que, supuestamente, habían sido realizadas por colaboradores de la banda terrorista, cuyas identidades aseguró desconocer.
En el caso del magistrado, confesó Zapirain, los datos eran bastante exactos. La organización terrorista proponía acabar con su vida en las cercanías de su domicilio, en la zona Castaños de la capital vizcaína, bien con un coche bomba o bien con disparos, pero los integrantes del 'Otazua' descartaron el asesinato por un doble motivo: el juez llevaba escolta y el lugar donde era vulnerable estaba muy cerca del cuartel de la Guardia Civil de La Salve, especialmente vigilado y donde era muy arriesgado estacionar un vehículo cargado de explosivos.
Errores
Sobre el policía de Trápaga, los datos que facilitaron al comando estaban llenos de errores, hasta el punto de que los terroristas, que no conocían el pueblo ni al agente, no llegaron nunca a localizarle con seguridad ni a saber si el vehículo que vigilaban era efectivamente el del funcionario. Finalmente, tras varios desplazamientos, tiraron la toalla.
El comando, que llegó a cometer entre 2006 y 2009 un total de 16 atentados, recibió órdenes de Txeroki para intentar asesinar a otros dos magistrados de Vizcaya y de preparar por su cuenta asesinatos de 'ertzainas', operaciones que no llegaron a intentar.
Las órdenes que no llegaron a cumplir también pasaban por emprender una campaña de atentados contra dos tipos de empresas radicadas en Vizcaya, las que trabajaban en la construcción de las infraestructuras del Tren de Alta Velocidad y las que se habían negado a pagar el chantaje terrorista a través del 'impuesto revolucionario'. Entre las primeras, llegaron a vigilar una empresa de Ortuella, pero desistieron por la seguridad del recinto
Entretanto, el instructor del caso, Fernando Grande-Marlaska, ordenó el ingreso en prisión del líder del comando (quien se negó a declarar ante el magistrado) acusado de integración en banda armada, tenencia de armas y explosivos y falsificación de documentos. Estas imputaciones, explicaron fuentes judiciales, son provisionales a la espera de que declaren el resto de los detenidos. Entonces el magistrado les acusará también de los dieciséis atentados terroristas, entre ellos, los dos asesinatos.
Marlaska se inhibirá a favor de todos y cada uno de los juzgados de la Audiencia Nacional donde se investigaban estos delitos. Por el momento el juez únicamente detalla el arsenal encontrado al comando. Ayer ordenó la puesta a disposición judicial de Pastor, que en principio estaba prevista para hoy, después de que el terrorista haya protagonizado dos episodios de autolesiones durante su interrogatorio. En uno de ellos se hirió en los nudillos y, en otro, se golpeó en la cabeza al lanzarse contra varios agentes, que también sufrieron daños.
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