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PATRICIA GONZÁLEZ
Lunes, 28 de febrero 2011, 22:11
La vida de Fernando Martín y Maite Pérez cambió radicalmente en septiembre de 2010. El joven matrimonio, residente en La Santa Espina, decidió poner en marcha una casa rural y un restaurante hace cinco años, pero lo que menos se imaginaban es que la mala conexión a Internet condicionaría su ritmo de trabajo y su vida durante más de 60 meses.
«Al principio no teníamos señal ni por cable ni por satélite», explica Maite, quien recuerda que para mirar las reservas y actualizar la web de su negocio tenía que llamar al diseñador gráfico de la página 'on- line' desde su casa rural y que este fuera actualizando la data, o acercarse con su coche hasta las escuelas del municipio y desde el vehículo mirar el correo electrónico y contestar a los mensajes en la medida de lo posible y con la señal que recibía.
A pesar de que el centro cultural de La Santa Espina tiene un telecentro de Internet rural donde los vecinos pueden conectarse, Maite y Fernando no tenían tiempo para desplazarse allí, ya que acababan de abrir, tenían una niña pequeña y solo disponían de tiempo a partir de las doce o una de la madrugada, cuando el centro estaba cerrado.
Así pasaron semanas, meses y años, tiempo en el que perdieron más de 200 reservas, ya que «el 80% de las pernoctaciones de las casas rurales se hacen por la Red y nosotros no teníamos acceso desde nuestra casa», dice Fernando, quien agrega: «Hemos perdido mucho dinero y hemos tenido muchos disgustos a cuenta de Internet, de forma que cada vez que teníamos que ir a Valladolid aprovechábamos para ir a un cíber y conectarnos».
Pero desde hace cuatro meses pueden navegar por la Red de redes desde su casa o desde su negocio debido a un proyecto piloto denominado red wifi con banda ancha que la Diputación de Valladolid ha puesto en marcha en doce municipios de la zona noroeste de la provincia con el único objetivo de solventar los problemas de acceso a las nuevas tecnologías que sufren los residentes en núcleos rurales, como puntualiza el vicepresidente de la Diputación, Alfonso Centeno Trigos. «Antes, para mandar un correo electrónico tardábamos más de media hora y ahora en tres minutos podemos tener al día todas las reservas», explica Maite, y añade: «Estamos contentísimos y la verdad que nos ha cambiado la vida».
La llegada
Esperar al cartero con los documentos que envía la empresa desde su sede en Zamora, aprovechar las visitas a la familia en Valladolid para conectarse a Internet o llevar el portátil hasta lo alto de un monte para que la línea tenga una velocidad casi aceptable era el pan de cada día de centenares de vecinos en municipios como La Santa Espina, Cabezón de Valderabuey, Villacarralón, Robladillo o Castromonte quienes, debido a la orografía, no podían navegar por la Red desde su domicilio.
Ante este panorama y las reiteradas peticiones por parte de muchos de los alcaldes de la zona sin señal o con escasa conectividad, la Diputación decidió hace año y medio poner en marcha un proyecto piloto enmarcado en el programa 'Valladolid, Provincia Digital' y mediante el wimax hacer llegar la Red 2.0 a todos. «Instalamos en varios municipios un repetidor que daba señal a los ayuntamientos y una vez que estos ya tienen wifi, los vecinos contactan con el operador para tener Internet en sus casas», afirma Centeno Trigos. «De esta manera, hemos solventado los problemas de conexión de muchos municipios que debido a su ubicación no tenían señal o que si la tenían, las empresas de comunicación no proporcionaban la llegada de la señal a las casas».
En la actualidad, localidades y entidades menores como Cabezón de Valderaduey, Villagómez la Nueva, Vega de Ruiponce, Villacarralón, La Santa Espina, Castromonte, Cubillas de Santa Marta, Castrodeza, Villán de Tordesillas, Robladillo y Berceruelo conforman la lista de esta burbuja wifi que permite el acceso a Internet desde hace cuatro meses.
Herramienta de trabajo
A 30 kilómetros de Valladolid, en una ladera que forma parte del tramo alto del Arroyo de los Molinos, se levanta la pequeña localidad de Berceruelo, en la que habitan 41 familias. Allí reside José Luis Casado García, de 60 años, propietario junto a un hermano de una explotación de ovejas de pura raza castellana.
Hasta el pasado septiembre, para realizar las inseminaciones o recibir el listado desde la Asociación de Criadores de Ovino (Anca), que tiene su sede en Zamora, Casado tenía que espera al cartero. «Cuando me tenían que mandar el listado, me lo enviaban con correo ordinario y la carta solía tardar dos días como máximo. La verdad -añade- es que si me corría mucha prisa perdía tiempo ya que tenía que adelantar o retrasar el trabajo».
Cuando llegó Internet al Ayuntamiento su mujer se acercaba al edificio municipal para enviar por correo electrónico el listado a la oficina, pero no siempre había ordenadores disponibles o no siempre podía sacar tiempo para hacerlo. En septiembre, cuando instalaron el repetidor en el municipio, decidieron llevar la conexión hasta su casa. «Ahora lo descargo y ya lo tengo en el ordenador y la verdad es que me ha facilitado mucho el trabajo», atestigua Casado García, quien poco a poco se adapta al mundo de las nuevas tecnologías.
Realizar los pagos a través de la banca electrónica es cuestión de un mero doble clic. Pero no siempre fue así para el Ayuntamiento de La Santa Espina, como explica el alcalde, Luis Miguel Puerta, quien recuerda que se tardaba una eternidad en descargar un Bocyl o un BOE: «Hacer algún trámite era como cuando te llevas un teléfono a la selva amazónica y hablas un día sí y siete no; aquí era igual». Antes de la wifi banda ancha el alcalde y la secretaria se repartían los trámites para hacerlos desde casa con mucha paciencia. Ahora, comenta Puerta, «ya podemos hacer todos los pagos por banca electrónica a un ritmo aceptable. Como herramienta, viene muy bien».
Laura Alonso Camina es veterinaria en Montealegre, pero desde que ha sido madre ha comenzado a trabajar en su casa de La Santa Espina. Buscar documentación de algún caso, mandar facturas, mirar el correo o alguna web sobre bebés es posible con su conexión con pincho. «Ahora que me he puesto a identificar caballos, por algún motivo no me valen los megas y tengo problemas de conexión con el servidor remoto», explica. A partir de ahora, será una nueva vecina con Internet wifi banda ancha desde su hogar.
Tanto para Laura como para José Luis, Fernando y Maite este proyecto piloto es muy importante. «Los que hemos decidido vivir en los pueblos no es que hayamos decidido vivir aislados, hemos decidido vivir en un ambiente más tranquilo -dice Laura-. Viviendo en un pueblo, tener Internet en casa y el coche en la puerta con el depósito lleno de gasoil es fundamental».
Esta ventana al mundo de la que habla Laura es imprescindible. Ya sea en la cafetería de una gran ciudad o en el bar del pueblo, poder tomar un café y estar conectado a la Red es fundamental, como asegura el alcalde de Villagómez la Nueva, Joaquín Vega: «Desde que nos pusieron el repartidor, todos los fines de semana se puede ver en el bar anejo al Ayuntamiento a multitud de gente joven que pasa los fines de semana en la localidad con sus ordenadores mientras se toman algo».
Leonor Negro Santos, de 75 años, nunca ha estado en Manchester, pero desde que uno de sus nietos decidió pasar una temporada allí para perfeccionar el inglés habla siempre que puede con él mediante 'skype'. «Antes era imposible hablar por Internet, ya que tardaba mucho en conectar. Ahora puedo hablar con mis nietos, el de Manchester y la de Salamanca, a la vez. Yo sin Internet no podría vivir: Soy como los chicos con las maquinitas».
Leonor y su marido, Ignacio, se conectaron por primera vez a Internet en su casa de La Santa Espina por cable. «Andaba fatal, por lo que decidimos poner una parabólica en el corral y nada de nada, en las mismas». Desde hace cuatro meses, sus 3000 megas, como ella misma explica, «son lo mejor del mundo».
Leer periódicos y revistas del corazón, mirar el correo, ver las series de televisión que más le gustan y actualizar su blog son algunas de las cosas que Leonor hace todos los días. «Antes era imposible conectarte. Mis hijos y mis nietos cuando venían a casa me decían: 'Esto es un atraso. ¿Cómo podéis estar así?'. Ahora todo son parabienes».
Pero no todos los habitantes de las zonas rurales tienen la misma suerte que Leonor. Municipios como Fontihoyuelo aún no tienen conexión, como explica su alcalde, Felipe González. «Nosotros somos concejo abierto y el tema estrella es la Red, ya que aquí no hay señal. Los vecinos están cansados de no tener Internet». A pesar de estar dentro de este proyecto piloto y de tener el repetidor instalado en su término, que además da cobertura a cuatro municipios más, la llegada de la 2.0. aún tendrá que esperar algún tiempo.
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