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CARLOS ÁLVARO
Miércoles, 7 de julio 2010, 03:00
Victoriano de la Serna torea en Segovia el día de San Pedro de 1933. Forma cartel con El Niño de la Palma y Corrochano. El público está deseando verlo porque es uno de los toreros de moda, un diestro revolucionario que ha aportado al arte del toreo un plus de excepcionalidad que los aficionados esperan en cada festejo.
Nacido en Sepúlveda el 1 de septiembre de 1908, su nombre se hizo muy popular en 1931, año en que toreó veintitrés novilladas antes de tomar la alternativa en Madrid, el 23 de octubre de ese mismo año. Cossío dice que el matador conocía como nadie los secretos y martingalas de la técnica del toreo y que dentro de él había un estilista singular y un torero genial.
«Victoriano de la Serna -señala José María de Cossío- ha sido un torero excepcional, por la autenticidad y valía de su estilo, y un lidiador enterado e inteligente. Su carácter, originalísimo, parece que imprimió su huella al carácter de su toreo, y las actuaciones desconcertantes, bien por su valor y su arte, bien por su dejadez y abandono, componen una personalidad que, no siendo rara en el toreo, no creo que se haya dado nunca con extremos más singulares. Todas las tendencias de estilo estimadas por los aficionados de su época las llevó a extremos increíble de perfección en la práctica. Cuantos elogios se hagan de sus faenas afortunadas no son excesivos».
Tras brillar en las plazas de toda la República, el sepulvedano regresó a la feria de Segovia en 1935. Su presencia levantó una expectación inusitada que la prensa local se encargó de alentar, pues el periodismo espera impaciente el duelo entre 'La Serna' y Marcial Lalanda. El 'Heraldo Segoviano' de Carlos Martín le dedicó una página entera de su suplemento especial que lanzó con motivo del Día de Segovia. El artículo, titulado 'El fakir segoviano', lleva la firma de Martín Díez del Barrio, que subraya el arte que emana el toreo del paisano: «Victoriano, con tu mágico capote y tu maravillosa muleta, has escalado el pináculo de la gloria, has envenenado el toreo, como dijo un reputado crítico madrileño a raíz de una de tus inimitables faenas. Todos querían imitarte, pero nadie podrá igualarte. ¡Eres Fakir y eres Único!»
Victoriano de la Serna reanudó su actividad tras la guerra civil y toreó con altibajos hasta 1944. Ese mismo año abandonó los ruedos. Murió en 1981.
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