Los silencios de Rajoy
Javier Arenas reclama ante el presidente de su partido un adelanto electoral o la dimisión de Zapatero Elude hablar del Constitucional, del futuro de Camps y de adelanto electoral
ANTONIO MONTILLA
Miércoles, 26 de mayo 2010, 03:08
El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, definió ayer a Mariano Rajoy como un dirigente «con sentido común, prudente y responsable». El líder de la oposición inauguró la nueva sede provincial de su partido en Málaga con un discurso con el que acentuó su prudencia. Evitó referirse a cuestiones de máxima actualidad como la posición -con opiniones encontradas- de su partido sobre la conveniencia de impulsar la renovación del Tribunal Constitucional. Rehusó, igualmente, clarificar el futuro de Francisco Camps por sus enredos con la trama 'Gürtel'. Camps, el pasado sábado, aseguró que se ha visto involucrado en el caso de corrupción por su decisión de «liderar» el PP nacional tras la derrota en las urnas de Rajoy en 2008.
El líder de la oposición tampoco consideró que había llegado el momento de exigir a José Luis Rodríguez Zapatero, al que reprocha una y otra vez sus «continuos bandazos y graves errores», que anticipe los comicios. Una labor que, por lo visto ayer en Málaga, deja en manos de sus más estrechos colaboradores. «Si a Zapatero le queda un mínimo de sentido de estado debe dimitir o convocar elecciones», espetó Arenas para regocijo de los asistentes al acto. Rajoy no dijo nada después.
El presidente del PP mide sus tiempos políticos con una regla que sólo él venera y que, en ocasiones, altera a los suyos. De hecho, ni se sabe cuánto tiempo lleva sin conceder una conferencia de prensa en la sede nacional de su partido. Ayer, en un momento de su alocución, se hizo una pregunta: «¿Qué hay que hacer ahora en España?». Un interrogante que él mismo tenía pensado contestarse, pero se le adelantó un correligionario que gritó: «¡Echar a Zapatero!» Rajoy respondió: «Eso por supuesto, pero eso es una obviedad», para continuar explicando su plan de reformas que, a su juicio, sacarían a España de la crisis.
La interrelación entre orador y público dio otros frutos inesperados. Cuando el jefe de la oposición enfilaba el final de sus disquisiciones políticas, otro miembro del público solicitó alzando la voz «caña a Bono». Rajoy, muy reacio a valorar este asunto, indicó que el presidente del Congreso «tenía que explicar bien su situación» y, además, reclamó a la Fiscalía General del Estado que contestase en tiempo y forma a los escritos que ha presentado el PP en relación al patrimonio de Bono.
Rechazo al decreto
El dirigente popular refrendó que lo único importante en estos momentos en España es «la creación de empleo». En su foro interno opina que lo único que preocupa a los ciudadanos es la economía. Y de eso, y sólo de eso, habló. En concreto, sobre las «medidas de fin de semana», como ha bautizado al decreto del Gobierno en el que plasma su severo plan de ajuste para menguar el déficit público. Rajoy dejó igualmente claro que no darán el 'sí' a esta decisión -que considera «injusta, impuesta, ineficiente e ineficaz»- aunque tampoco decidirá hasta mañana -cuando se votará el decreto en el Congreso- si se abstienen o votan en contra de los puntos del plan de ajuste.
«Ni quiere escuchar a nadie ni se deja ayudar por nadie», echó en cara Rajoy a Zapatero, tras reiterar que ya nadie confía en el presidente. Eso sí, nada del Constitucional ni de Camps y 'Gürtel' ni del adelanto electoral. Maneja sus tiempos.
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