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Joel Gallant, experto en VIH de Gilead, tras la entrevista. J. R. LADRA
Joel Gallant: «Ser innovadores ha sido clave para que la investigación del VIH haya sido tan efectiva»

Joel Gallant: «Ser innovadores ha sido clave para que la investigación del VIH haya sido tan efectiva»

El director ejecutivo de asuntos médicos de Gilead afirma que no hay muchas enfermedades donde se hayan dado avances tan rápidos como con el SIDA

arantxa herranz

Miércoles, 5 de junio 2019, 11:22

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Joel Gallant es todo un experto en VIH y, al tiempo, ejerce como director ejecutivo de Asuntos Médicos en Gilead Sciences, donde se centra principalmente en la terapia para esta enfermedad. Antes de unirse en 2017 a Gilead, fue profesor en la división de Enfermedades Infecciosas de la Universidad Johns Hopkins durante 21 años, donde se desempeñó como director asociado del programa de VIH. Después dirigió los servicios para el VIH y la hepatitis en el Southwest CARE Center en Santa Fe (Nuevo México), al tiempo que daba clases en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo México. Ha realizado numerosos ensayos clínicos sobre el tratamiento de la infección por VIH y la hepatitis viral y en esta entrevista explica las innovaciones que han marcado la investigación de la enfermedad. Fue descubierta hace más de 30 años, aunque su tratamiento ha ido evolucionando de forma muy rápida.

–¿Qué balance podemos hacer de esta enfermedad y de su investigación?

–Mucha gente piensa que ha costado mucho tiempo llegar hasta donde estamos actualmente. Pero si miras la historia de las enfermedades humanas desde que se detectan, se descubre su causa, se desarrollan los tratamientos y se consiguen unos fármacos como los que tenemos actualmente para el SIDA, nos damos cuenta de que el desarrollo en este caso ha sido increíblemente rápido. No hay muchas enfermedades que puedan presumir de haber tenido este avance tan ágil.

–¿Cuándo llegó el cambio en la forma de tratarla?

–Los tratamientos a finales de los años 80 y principios de los 90 no eran muy efectivos, pero sí muy tóxicos. La verdadera revolución llegó a mediados de los 90, cuando fuimos capaces de suprimir el virus para que no se replicara luego. Sin embargo, los tratamientos seguían siendo muy complicados y tóxicos para los pacientes. Por eso las innovaciones de Gilead y otras compañías han cubierto varias áreas. Por ejemplo, haciendo los tratamientos más efectivos. Asumimos que todos los tratamientos no solo van a ser altamente efectivos, sino seguros. Aunque a la vez buscamos que sea simple, sencillo (a ser posible, con una sola pastilla al día), eficaz y sin resistencias para dar más seguridad a médicos y pacientes. Durante décadas Gilead ha tenido que luchar contra sí mismo en el sentido de ser el primero en tener un tratamiento de una sola pastilla, lo que fue muy revolucionario en su momento. Podíamos habernos detenido ahí pero quisimos, como digo, competir contra nosotros mismos y cerrar los 'gaps' que aún quedan. Los tratamientos tienen pocos efectos secundarios y cualquier tipo de paciente los puede tomar. Ya no sacrificamos una ventaja para obtener otro beneficio.

«Los tratamientos deben ser simples, sencillos (una pastilla al día), eficaces y sin resistencias»

–¿Cómo de importante ha sido la innovación para poder lograr todos estos objetivos e hitos?

–Creo que ésa es la clave: ser tremendamente innovador. Ha habido muchas innovaciones en esta lucha: descubrir el virus responsable, cómo funcionaba para poder desactivarlo, deprimirlo, hacer los medicamentos más seguros y más a largo plazo…

–Entonces esta innovación, ¿se ha aplicado a todas las áreas y fases de la investigación y el tratamiento, o solo en los fármacos?

–Gilead es la única compañía que tiene tres pilares de I+D que van de la prevención a la cura. En el tratamiento no tenemos mucho campo de mejora porque ya tenemos pastillas de un solo día pero sí en el tratamiento a largo plazo, donde podríamos tener formulaciones inyectables que se puedan administrar para varios meses.

–¿Hay una fecha para estos tratamientos inyectables?

–No puedo facilitar una fecha exacta, aunque ya estamos con los ensayos clínicos con pacientes. Así que al final será algo rápido.

–Hablando de inyectables… ¿Podemos esperar también una vacuna?

–No creo que tengamos una vacuna pronto. La investigación en la cura va más allá de la vacuna. Eso es más para potenciar el sistema inmunitario de la gente ya infectada. El problema es que el VIH es muy diverso y cambiante, hay muchas versiones del mismo virus en todo el mundo y hace que sea muy difícil tener una vacuna preventiva.

«La industria farmacéutica ha logrado que lo que era una enfermedad letal sea ahora crónica»

–Ha hablado de diferentes innovaciones en la investigación. ¿Cuál ha sido la más importante?

–Diría que fue en 1995, cuando aprendimos a combinar varios tratamientos que suprimían la replicación del virus. Por primera vez las personas en tratamiento recuperaban su sistema inmunitario y no desarrollaban SIDA. Pero también eran muy duros y no todo el mundo podía seguirnos. Por eso se innovó para desarrollar otras medidas más accesibles y tolerantes, de forma que los pacientes tengan una vida más saludable.

–Ya mirando la futuro, ¿cuál sería la innovación más importante a conseguir?

–La cura siempre es el objetivo de todas estas investigaciones. Pero no está cerca, sino que llevará su tiempo. Será un reto de inmensas dimensiones. Una de las cosas que lo hacen extremadamente peculiar es que, una vez infectado, el virus vive para siempre en el paciente, a diferencia de otros como la hepatitis C. Eso sí, tenemos la capacidad de tratar a todo el mundo muy rápidamente para no transmitir el virus. También disponemos de tratamiento preventivo para personas de riesgo. Si somos capaces de que se administren bien, la epidemia a nivel mundial podrá controlarse. Pero, además, se necesita una visión política y económica para que estos tratamientos lleguen a todo el mundo, y ahora mismo no estamos en esa situación.

«Nunca hubiéramos tenido una cura para la hepatitis C si no llega a ser por la investigación en VIH»

–Algunas de las innovaciones logradas con el SIDA también se han aplicado al tratamiento y cura de otras enfermedades, como la hepatitis. ¿Qué podemos aprender de todo ello?

–El VIH nos ha permitido entender mejor cómo funcionan los virus y mejorar la medicina en torno a ellos. Nunca hubiéramos tenido un tratamiento y cura para la hepatitis C si no llega a ser por la investigación en VIH. No son los mismos fármacos, aunque sí de la misma clase, y es así como hemos llegado a la cura de la hepatitis C. También hemos aprendido más acerca de la cronificación de algunas enfermedades, de las cardiovasculares, de los huesos y otros desórdenes…

–Las farmacéuticas siempre son vistas como las malas de la película porque ganan dinero con el tratamiento y cura de las enfermedades. ¿Qué papel han jugado en la investigación de esta enfermedad?

–A principios de los años 90 iba a funerales de amigos y pacientes todas las semanas. Y eso se acabó a mediados de esa década de manera abrupta. Los pacientes dejaban de morir gracias al I+D de las empresas. Algunas investigaciones tienen otras inversiones, aunque la mayoría proceden de la industria farmacéutica. Podemos discutir sobre el coste de la medicación, pero no hay discusión posible sobre que la investigación de la industria farmacéutica ha sido altamente responsable del cambio del VIH desde una enfermedad letal a una crónica. El tratamiento del VIH es efectivo. Estamos tratando a pacientes jóvenes con toda la vida por delante, mejorando la calidad de vida y el coste de tratar a personas en la etapa final de su vida.

Trascender lo médico

El VIH es un virus muy social. Si no se controla se propaga de forma muy rápida. Quizá por eso los esfuerzos no se reducen al tratamiento, sino también a las medidas de prevención. Y aquí la lucha contra esta enfermedad también ha protagonizado grandes innovaciones. Tanto que, por primera vez, en muchas ciudades de EE UU (San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles, entre otras) se reduce el número de nuevas infecciones. «Se debe a que tratamos muy pronto a la gente y con medicinas altamente efectivas», argumenta Joel Gallant, experto en la enfermedad y directivo de Gilead. «No solo tratamos al individuo sino también a la sociedad, y eso es lo que hace que quizá se invierta mucha más cantidad de dinero en investigación en esta enfermedad», reflexiona.

Además, considera que en el tratamiento de esta enfermedad se han logrado otros hitos importantes a nivel social. «El VIH es la razón por la que los afectados de un virus tiene también una voz y un papel en la sociedad y en la I+D. Ya no se hace a puertas cerradas. Ahora los colectivos tienen su fuerza. Los activistas han logrado también que los fármacos sean más efectivos en términos de coste, y la aprobación de las medicinas es más rápido», señala. «Se trata de otro tipo de innovación, aunque también muy importante», concluye.

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