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La directora de Atención Primaria de Soria, Ana Tabernero, tomó posesión de su cargo hace cinco meses y desde entonces ha perdido 9 kilos debido ... al estrés. «Todo el equipo está trabajando muy duro, gestionando los recursos que tenemos lo mejor que se puede y organizando la vacunación contra la covid-19 de la manera más rápida y cómoda posible». Soria decidió no utilizar vacunódromos y cita a cada paciente por teléfono para que el equipo especializado le administre la dosis correspondiente. «A día de hoy, el 50% de los citados mayores de 16 años tiene puesta una dosis, y el 36% cuenta con las dos dosis. La primera se la hemos pinchado a 39.013 sorianos y la segunda a 27.899. Tomando como referencia la población en general, no solo la vacunable, hablamos del 43% con una dosis y el 31 con las dos, es un ritmo excelente y el mejor de la región».
Tras 26 años trabajando en diferentes áreas de salud de la provincia, Ana Tabernero llegó a la dirección médica de la Gerencia conociendo de primera mano las carencias y necesidades de los centros de salud de Soria. Uno de sus retos es hacer más accesibles los centros de salud tanto a nivel tecnológico como humano. Pero distribuir ahora las vacunas tampoco es tarea fácil. «Hasta ahora nos han llegado 71.260 dosis y hemos inoculado 66.457, es decir un 93% del total».
Concluida prácticamente la vacunación con segundas dosis a mayores de 60 años de la provincia, salvo a aquellos que recibieron el primer vial de AstraZeneca y otras incidencias puntuales, esta semana el operativo se ha centrado en personas de entre 50 y 59 años de edad (nacidas entre 1962 y 1971).
Ana Tabernero es prudente: «No me gusta nada hablar de inmunidad de grupo frente a un virus, y menos frente al coronavirus, sobre el que todavía conocemos muy poco». Este fenómeno consiste en que la mayoría de la población, entre un 60 o 70%, haya alcanzado la inmunidad contra un virus, ya sea a través de una vacuna o por generación de anticuerpos tras haber superado la enfermedad. El beneficio de esta inmunidad grupal es que fuerza al patógeno a su desaparición, ante su imposibilidad de seguir infectando y transmitiéndose de unos organismos a otros. «Pero no es tan fácil, hay algunos condicionantes de la realidad de esta pandemia que tenemos que tener en cuenta y que nos hacen ir con pies de plomo, no relajarnos y no pensar en una pronta inmunidad de grupo ni en Soria, ni en España ni en el mundo».
Insiste en que los datos de inmunización en Soria son muy buenos «y van conformando un cortafuegos contra la diseminación de la enfermedad, pero no me gusta hablar de inmunidad de grupo mientras no vacunemos a los jóvenes y a los menores de 16 años. Los jóvenes se siguen contagiando con la variante británica que es la que predomina en Soria».
Tabernero alude a varios factores para no alejarnos de la realidad cayendo en el optimismo exacerbado: «Se desconoce si las vacunas previenen la transmisión, por ahora en muchos casos no es así, sí previene el desarrollo de la enfermedad grave. Pero la clave de la inmunidad de grupo es que el virus carezca de posibilidades de seguir saltando de un huésped a otro, incluso cuando logra desarrollarse en un organismo». El segundo aspecto, alega, es que «para los menores no existe aún vacuna». Y el tercer factor tiene que ver con el desigual grado de vacunación entre territorios, en España y en el resto del mundo. Asimismo, hace referencia a la irrupción de nuevas variantes como la tercera clave para que la inmunidad de grupo no esté tan cerca como muchos creen, y advierte de que cuanto más lento sea el proceso de vacunación, más tiempo tiene el SARS-CoV-2 para seguir reaccionando con nuevas variantes más adaptadas al nuevo escenario de inmunización.
Podría ocurrir que cuando el 80% de la población haya recibido la vacuna los primeros en ser inoculados, ya hayan perdido el efecto inmune por los meses transcurridos. Sería necesaria una nueva vacunación y una nueva reprogramación. La doctora insiste en que «la historia nos ha mostrado que la inmunidad de grupo es un concepto bioestadístico diferente para cada enfermedad, tenemos el caso del sarampión que es muy contagioso y necesita un 95% de inmunidad de grupo, y hoy por hoy no sabemos exactamente qué porcentaje necesitará la covid-19». Por ello, Ana Tabernero pide a la población que interiorice los esfuerzos, «que no se relaje ahora pese a estar vacunada con las dos dosis», concluye.
El profesor Raúl Ortiz de Lejarazu, virólogo Consejero Científico del Centro Nacional de Gripe de Valladolid y Consultor Senior Emérito de Microbiología de Sacyl, hace algunas puntualizaciones. Primero, aplaude el hecho de que Soria registre un 50% de su población con una dosis de la vacuna inoculada. «Un porcentaje tan alto ya tiene consecuencias favorables para la prevención de enfermedad grave; también interrumpe la transmisión del virus, aunque no totalmente, sí de una forma importante». No obstante, apunta que el porcentaje con el que se puede alcanzar la inmunidad de grupo en cada virus es diferente.
Ortiz de Lejarazu considera que «se puede alcanzar la inmunidad de grupo en una sola provincia al margen del resto de territorios pero, al no haber restricciones de movilidad, el riesgo de transmisión y nuevos brotes no desaparece por completo. Por eso la OMS ha dicho que hasta que todos estén protegidos, nadie estará realmente protegido. Si no controlas la infección en todas las edades, el riesgo sigue presente. Además, y por encima de todo ello, algo muy importante es que la inmunidad sea esterilizante, además de la duración de la protección».
Desde el punto de vista económico, el presidente de la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), Santiago Aparicio, es optimista y considera que «con la vacunación avanzada y a buen ritmo en Soria, a partir de septiembre se tiene que producir un crecimiento exponencial de la economía de la provincia, para poder llevar a cabo la transición de finalización de los ERTES con un relanzamiento de la actividad, pero todavía queda mucho trabajo por hacer y muchas cuestiones que a los empresarios se nos escapan como el nivel necesario para conseguir la inmunidad de grupo».
El alcalde de Soria, Carlos Martínez, aplaude el ritmo de vacunación, aunque reclama mayor número de dosis. «Quiero que se conjugue la llegada de turistas y la vuelta a la normalidad en las calles de Soria con la responsabilidad individual y la mayor inmunización posible, ya vimos el fin de semana pasado que había un gran volumen de gente en la capital, los sorianos se echaban la calle con más garantías para los vacunados y los turistas se acercaban con ganas de disfrutar». Martínez está elaborando un programa cultural para verano más potente: «Quiero dinamizar calles y plazas, sacar la actividad fuera de los interiores para que la normalidad se centre en lugares más seguros».
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