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Fue una gran noticia para Almazán cuando la agencia estatal eligió el emplazamiento para instalar su nuevo equipo de última generación. Al proyecto de un radar meteorológico que la AEMET instalará en la localidad de Fuentelcarro, pedanía de Almazán, se sumará una nueva y moderna estación en el entorno de El Berbillete, convirtiendo a la villa en un referente en prevención y detección de fenómenos meteorológicos.
El proyecto de Fuentelcarro, no exento de polémica por las protestas y oposición de los vecinos de la localidad, sigue avanzando, toda vez que la Agencia Estatal de Meteorología ya ha seleccionado la ubicación concreta. El alcalde de Almazán, Jesús Cedazo, explica que «aumentar la presencia de radares meteorológicos para analizar mejor las condiciones climatológicas y las condiciones adversas es una cuestión de prevención. Finalmente optaron por Fuentenlcarro y en ello están».
Con una inversión de tres millones de euros a través de los Fondos Europeos, tendrá la capacidad de predecir las precipitaciones y otros fenómenos de manera precisa.
La AEMET está realizando un proyecto de modernización de la red de teledetección terrestre que supone la renovación y ampliación de la red de radares de banda C y que cuenta con un presupuesto de 64 millones de euros. Dentro de esta red se encuentra el nuevo radar de polarización dual que se quiere ubicar en Fuentelcarro. También se desplegará una red complementaria de radares de banda X y una red de estaciones automáticas para el ajuste de la medida de las precipitaciones.
Un radar meteorológico está diseñado para detectar precipitaciones y discriminar sus tipos (lluvia, nieve o granizo). Realiza barridos cuasi-tridimensionales que permiten extraer información de la estructura y evolución de la precipitación. En particular, permiten observar las tormentas para analizar sus daños y evolución a corto plazo. También permite estimar la dirección y evolución del viento.
El sistema de observación radar (SOR) de la AEMET dispone de 15 radares en la Banda C de los cuales 13 se sitúan en la península Ibérica. La cobertura del radar es buena hasta los 150 kilómetros pero es óptima hasta los 100 kilómetros. Este sistema proporciona cobertura prácticamente en todo el territorio, pero adolece de vacíos con zonas de baja cobertura que deben reforzarse. La cobertura se ve afectada por la orografía.
La estación radar dispone de suministro eléctrico de red con respaldo, sistema de comunicaciones, sistema contra incendios, sistema antiintrusismo y sistema de climatización; así como un sistema de control remoto y monitorización de toda la instalación. Ocupa una parcela de entre 100 y 200 metros cuadrados, normalmente vallada, cuyo edificio principal está constituido por módulos prefabricados con una superficie no superior a los 80 metros cuadrados y una torre para el radomo, cuya altura oscila entre los 10 y 20 metros, y que puede albergarse en el patio distribuidor interior del edificio o en el exterior, pero siempre aneja al módulo que hace de sala para ubicar el segmento interno del ERM. Al radomo se accede mediante escalera ubicada en el seno de la torre hasta su trampilla.
El ERM precisa de baja tensión a 220V, aunque la instalación se planificará en trifásica, debido a especificaciones técnicas de los proveedores de esta tecnología. Para garantizar el suministro eléctrico ante fallos del servicio anterior, las estaciones radar disponen a su vez de un Grupo Electrógeno y un Sistema de Alimentación Ininterrumpida, cuya conmutación es automática.
Este radar tendrá un interesante complemento con la instalación de una Estación Meteorológica, «van avanzado en el proyecto, en los cálculos del lugar de instalación, con una estación meteorológica de primer orden que se va a instalar en Almazán, en el paraje del Bervillete, para tener más información en una zona clave del centro prácticamente de la península, del sistema ibérico, como es Almazán, que dote de datos de primera magnitud».
Ambas infraestructuras, que ejecuta el Gobierno de España a través de Tragsa, para acortar plazos, podrían ser una realidad a finales de este año.
Lo que está terminado es el nuevo depósito de aguas de Almazán, con una capacidad de 1.900 metros cúbicos diarios de caudal, después de casi cuatro años desde que se quiso iniciar el proyecto, con un presupuesto de 650.000 euros. Cedazo se muestra satisfecho porque «por fin arrancamos con este proyecto, con esa necesidad de tener almacenada agua fundamental para el día a día de la ciudadanía y fundamental para las empresas. Una inversión que probablemente deberíamos haber hecho hace muchos años en Almazán porque el depósito que tenemos de cabecera está obsoleto y en unas condiciones muy precarias; después de prácticamente dos años intentando buscar financiación para ejecutarlo, ya la tenemos».
Casi similar, con dificultades para conseguir financiación y pendientes de una actuación de Endesa, retirando un tendido eléctrico, está el consistorio adnamantino para construir un nuevo campo de fútbol de césped artificial en La Arboleda porque «se pidió a través de planes provinciales que fueron aprobados hace dos semanas y ahora ya estamos a la espera de que Endesa ejecute la obra de un tendido eléctrico que tiene que retirar para poder licitar el proyecto y que esa inversión también vea la luz en la vida de Almazán pronto».
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