Ver fotos
La Procesión del Encuentro despide en la Plaza Mayor una agitada Semana Santa
La Virgen del Rocío y el Cristo Resucitado se encontraron, a las doce del mediodía, entre la Catedral y el Ayuntamiento
La Semana Santa segoviana ha concluido este Domingo de Resurrección en todo su esplendor, después de los deslucidos Miércoles, Jueves y Viernes Santo, a causa de la lluvia. No ha sido una Semana Santa completa porque el líquido elemento reventó los días grandes, llevándose por delante el vía crucis de los carmelitas, la procesión del Cristo de la Paciencia y los desfiles del Jueves Santo, y dejando reducida a la mitad la Procesión de los Pasos del Viernes Santo. La Procesión del Encuentro, verificada en la mañana de este domingo, ha contribuido a mitigar el disgusto que fieles y cofrades han venido arrastrando durante los últimos días.
El día amaneció con nubes, pero el sol lució en algunos momentos y ambos desfiles, el de la Virgen del Rocío y el del Cristo Resucitado, se desarrollaron con normalidad desde sus puntos de partida. Dos salidas a diferentes horas (la Virgen a las 10:00 y el Cristo a las 11:00) para confluir en un mismo punto, la Plaza Mayor. La imagen de la Virgen del Rocío, portada por los costaleros de la Hermandad del Rocío y acompañada por las melodías de la Unión Musical Segoviana, salió de la iglesia de San Sebastián. Impresionó, un año más, ver a los costaleros sacando el paso de rodillas, por la puerta de la iglesia. El desfile recorrió varias calles de la vieja Segovia, entre ellas, Licenciado Peralta, Eulogio Martín Higuera, Seminario, José Canalejas e Isabel la Católica, antes de llegar a la Plaza Mayor. Allí esperaron los devotos de la Hermandas del Rocío la llegada de la procesión del Cristo Resucitado, que había partido una hora más tarde de la Catedral para recorrer las calles Trinidad, Miguel Canto Borreguero, Serafín y Cronista Lecea.
El encuentro entre ambas imágenes se produjo en plena plaza, entre la Catedral y las Casas Consistoriales. Minutos antes de las doce del mediodía, y con un tímido sol asomando entre las densas nubes, cientos de fieles esperaban entusiasmados. El momento más esperado había llegado. La Virgen del Rocío se reencontraba con su hijo. Junto a la Catedral, un paso se colocaba frente al otro. Apenas les separaban cinco metros. En ese instante, una calurosa ovación evidenció la pasión de los segovianos por su Semana Santa y volvieron a brillar las 'levantás' de los costaleros rocieros.
Custodiadas por los estandartes de las cofradías de la ciudad, las imágenes de la Virgen del Rocío y del Cristo Resucitado entraban en el templo entre ovaciones y las notas de la Marcha Real. Los fieles se agolpaban en la puerta de la Catedral para asistir al último encuentro entre ambos. El obispo de Segovia, César Franco, ofició la misa de Pascua y trasladó a los fieles la bendición papal.