A ti, cofrade
Como sus antepasados, los más de 6.000 cofrades segovianos también invierten su tiempo generosamente y atienden al necesitado, a los enfermos, y mantienen viva la memoria de los hermanos fallecidos
mercedes sanz
Segovia
Viernes, 10 de abril 2020, 16:57
Una simple mirada al pasado nos muestra que la religiosidad popular no es algo que se vive en solitario. Al contrario, necesita del carácter comunitario que impulsa la fraternidad entre sus miembros. Se define 'cofrade' como la persona perteneciente a una cofradía. Han sido las personas, generación tras generación, las que han sabido conservar, en el relicario de los recuerdos, la fe viva que recibieron haciendo de ellas el principal patrimonio de las cofradías.
Como rasgo distintivo de las cofradías medievales se destaca que su fundación es popular, es decir, no estaban influenciadas por ninguna institución de poder. Este desarrollo desde abajo, desde las personas, es el principal rasgo de la piedad medieval. Las cofradías surgen para dar culto a Dios a través de unas imágenes y para dar respuesta a la condición social de hombre. En ellas, la palabra 'hermano' se llena de sentido. En un primer momento nacen como agrupación socio-profesional pero las formas de piedad medieval dieron paso a las cofradías penitenciales. Además de la asistencia a los hermanos en la vida y en la muerte, de organizar los cultos y procesiones, los hermanos cofrades costeaban retablos, imágenes, salas de reuniones o vestimentas, entre otros gastos. Sabemos que la cofradía del Confalón, que radicaba en el desaparecido convento de La Merced, costeó «un pendón de tela de oro» en 1589 por 1.440 reales sin apenas tener fondos. La Esclavitud de Nuestra Señora de La Soledad y Santo Sepulcro del convento de San Juan de Dios costeó las obras de la sala de juntas y encargó a Juan de Ferreras su retablo en 1690. La Venerable Orden Tercera del desaparecido convento de San Francisco llevó a cabo la ampliación de la sala de reuniones en 1732 por 24.000 reales. Cuando en el año 1907 el obispo Julián Miranda Bistuer adquirió los pasos a la Escuela Catalana para revitalizar la procesión, los gremios colaboraron a través de una suscripción abierta para la ayuda en la adquisición de las imágenes.
Hoy, los más de 6.000 cofrades segovianos son depositarios de una fe heredada que los hace vivir la permanente unión de Dios con los hombres. Como nuestros antepasados, también invierten su tiempo generosamente y atienden al necesitado, a los enfermos, y mantienen viva la memoria de los hermanos fallecidos. Conciertos benéficos, marchas y numerosas actividades culturales hacen que las cofradías no sean un fósil del pasado sino un altavoz que tiene la Iglesia.