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La vida de Vegas de Matute está marcada por la tranquilidad de su día a día a los pies de la Sierra de Guadarrama. Su historia está íntimamente ligada a lo acontecido alrededor de la familia de Los Segovia y del Palacio de la Sierra, construido en el siglo XVI, igual que su cercana iglesia de Santo Tomás de Canterbury, ordenada edificar por don Pedro de Segovia. En su tejado desde el Ayuntamiento de la localidad pretendemos acometer una reforma, y, para ello, hemos empezado los contactos con el vicario general de la Diócesis de Segovia, con la finalidad de coordinar la realización de un proyecto del que se hará cargo el Consistorio, en el que se pretende hacer un corrimiento del tejado para evitar que sufra goteras que deterioren nuestra parroquia.
Otras obras que se están llevando a cabo concernientes a nuestro patrimonio surgen de la iniciativa privada de los propietarios del Palacio de la Sierra, en este caso, obras interiores en las que el Ayuntamiento no participa al tratarse una propiedad privada que ha cambiado de manos en los últimos años, lo que ha permitido esta labor de conservación, después de encontrarse cerrado durante años.
Al tratarse de un municipio pequeño, Vegas de Matute carece de los medios económicos suficientes como para realizar grandes actuaciones, si bien es de nuestro interés recordar la historia y su patrimonio de la mejor forma posible, ya se trate del material o del inmaterial. En este sentido, estos últimos años hemos rehabilitado la ermita de Nuestra Señora del Rosario y no nos olvidamos de nuestros viejos hornos de cal o del potro de herrar, utilizado hasta finales del siglo pasado.
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En nuestro pueblo mantenemos y recuperamos todo lo que podemos y que forma parte de nuestras raíces y nuestras tradiciones de siempre. Así, seguimos festejando Nuestra Señora la Virginia de Matute en el mes de septiembre y, en diciembre, a nuestro patrón, Santo Tomás. Después de dos años de pandemia, intentaremos retomar aquello que esta detuvo, como son la fiesta de Santa Águeda, los caleros y los quintos en mayo con sus respectivas mayordomas, cuando los quintos y jóvenes colocan un árbol, habitualmente un chopo cortado por ellos mismos, en la Plaza Mayor, como símbolo de ese momento tan importante para ellos y de fiesta para el pueblo.
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