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Vecinos de una urbanización llevan casi 20 años sin agua potable y exigen solucionesEstán hartos y no aguantan más. Pagan los mismos impuestos que el resto de los vecinos de Zarzuela del Monte y no reciben los mismos ... servicios. La falta de agua potable es lo peor de todo. Llevan años sin ella y quieren unir fuerzas para que el problema salga de Zarzuela y llegue a instituciones superiores. «No es de recibo que en pleno siglo XXI estemos yendo con el cántaro a la fuente», dice Pilar, una de las vecinas.
Construida a principios de siglo, durante los años dorados del 'boom' inmobiliario, la urbanización Las Jarillas siempre ha dado problemas. Incluso llegó a haber una asociación de perjudicados por la promotora, que prometió a las doscientas familias que en su día compraron una parcela la construcción de zonas deportivas, mientras en el pozo para el abastecimiento el agua arrojaba elevados niveles de arsénico. La falta de agua potable ha sido un problema desde el principio, pero el tiempo ha pasado, han llegado nuevos vecinos y la situación se ha tornado insostenible.
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«Con tres hijos, mi marido y una persona mayor que es mi madre, tenemos que comprar diez garrafas de cinco litros de agua semanales para poder beber y cocinar. Y arriesgamos a lavarnos los dientes y asearnos con el agua del grifo porque no podemos permitirnos el lujo de comprar más agua», señala Isabel Moras, que lleva cuatro años viviendo en la urbanización.
A la falta de agua potable se une otro problema, igualmente crónico: el abastecimiento deficiente. Son muchas las ocasiones en que no llega agua suficiente. «Inicialmente, teníamos un pozo que construyó el promotor, pero enseguida se reveló insuficiente. Además, se comprometió a hacer un segundo pozo que finalmente tuvimos que realizar nosotros y que también ha resultado insuficiente. Hará unos doce o trece años que conseguimos autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero para excavar un tercer pozo, pero el agua sale del mismo acuífero, contaminado con arsénico. Como los pozos están situados a ocho o diez kilómetros, es muy costoso impulsar el agua a la urbanización y los equipos no tienen capacidad para ello», cuenta José Miguel González, otro vecino de la urbanización.
Durante todo este tiempo, los habitantes de Las Jarillas han estado conviviendo con el problema. El Ayuntamiento de Zarzuela consideró en su día que el promotor había cumplido y aceptó la urbanización sin las instalaciones deportivas prometidas y sin agua potable, según los vecinos. «Y siempre ha actuado como un muro contra el que se han estrellado nuestras reivindicaciones, porque no se ha hecho eco de ellas ante otras instancias superiores. Solo el grupo socialista de la Diputación elevó en un pleno, allá en 2017, una moción para dar una solución definitiva a los distintos municipios de la provincia que en ese momento tenían problemas de arsénico, e incluían en la lista a Zarzuela del Monte por la situación de Las Jarillas. Bueno, en mayo hubo elecciones y ahora hay una alcaldesa socialista. Esperemos que nos ayuden, por lo menos, a hacer visible el problema», apunta González.
José Miguel González
Vecino
Situada a apenas dos kilómetros de Zarzuela del Pinar, Las Jarillas pertenece a su término municipal. Sin embargo, el Ayuntamiento suele remitir a la Entidad Urbanística Colaboradora de Conservación de la Urbanización, presidida por otro propietario, Emilio Domínguez, con el que esta redacción ha intentado hablar sin conseguirlo. No todos los vecinos que integran la junta rectora de la entidad se muestran igual de combativos. «Para quienes residimos de forma habitual en la urbanización, la falta de agua potable es un gran problema; quien acude en momentos puntuales, a lo largo del año, no lo ve así, y puede conformarse con ir a coger agua a la fuente», lamentan los denunciantes.
Beber agua de una fuente situada en la parte alta de la urbanización, junto a los depósitos de agua, o de la fuente de Zarzuela del Monte es la solución que les ofrece la entidad cuando emite una nota informativa aconsejando no beber agua porque los análisis encargados arrojan elevados niveles de arsénico. «Pero no nos fiamos de que esa agua pueda estar también contaminada. Tampoco es de recibo que tengamos que estar, continuamente, yendo a la fuente a por agua. Es que no es normal», apunta Pilar Castilla. «El agua de esa fuente de la urbanización está disponible hasta las diez de la noche. Después la cortan para evitar que se congele. No es la solución», añade José Miguel González.
La entidad urbanística colaboradora, integrada por vecinos propietarios, es la que se encarga del mantenimiento y la distribución del agua y la que despacha con el Ayuntamiento todas las cuestiones relacionadas con la distribución y la calidad. «Sin embargo, nunca han sido capaces de solucionar el problema. En las asambleas les pedimos que hagan todo lo posible por conseguir que se abran nuevos pozos o arreglar los ya existentes, además de las canalizaciones, para conseguir llevar a la urbanización hasta 900 metros cúbicos de agua, que es lo que la Confederación Hidrográfica del Duero nos tiene autorizado, pero yo llevo cuatro años viviendo en Las Jarillas y nada se logra. Hay una dejadez que no entendemos», señala otro vecino que prefiere no identificarse.
PIlar Castilla
Vecina
La alcaldesa, a la que también ha resultado imposible localizar, lleva apenas unos meses en el cargo y conoce el problema. Otra cosa es el margen de maniobra de que disponga porque, para Zarzuela del Monte, es inabarcable asumir el mantenimiento de Las Jarillas con el presupuesto que el Ayuntamiento maneja. «Es al menos, lo que opina», aseguran los vecinos.
La urbanización Las Jarillas tiene alrededor de trescientas viviendas unifamiliares. Todas están habitadas, aunque no todo el año porque muchos vecinos tienen en ellas sus segundas residencias. La población empadronada ronda los doscientos habitantes, si bien la urbanización puede superar el millar durante los meses del verano. El número de vecinos ha crecido con la llegada de la fibra óptica y la expansión del teletrabajo.
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