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Un tradición solo para valientes
Siete personas se zambullen en el río Gudillos, en la localidad segoviana de El Espinar, en el baño para despedir el curso
pedro luis merino
El Espinar
Lunes, 31 de diciembre 2018
Hace 24 años comenzaba una tradición que el tiempo ha mantenido viva y que recuerda las fechorías que se solían hacer en los pueblos consistentes en arrojar a alguien al pilón. En esta ocasión más se trataba de una apuesta por la valentía de los pioneros de bañarse en invierno, jugadores del extinto Recreativo San Rafael, que tras celebrar una pequeña carrera de San Silvestre se aventuraron a tirarse a las frías, literalmente siempre porque alguna vez han tenido que romper el hielo para poder bañarse, aguas de la piscina municipal, para continuar en sucesivos años haciéndolo en las aguas corrientes del río Gudillos.
La Asociación Cultural Panda El Paraguas se hizo cargo de organizar esta atípica celebración en la que nunca ha faltado el lado reivindicativo, como el apoyo a los trabajadores de la Casona del Pinar cuando iban a ser despedidos, o pidiendo la solución al tráfico del desvío de la travesía de San Rafael. La reivindicación permanente de este chapuzón es para pedir la recuperación del entorno donde se bañan, las antiguas pozas, donde en su época se venían a bañar cientos de madrileños desplazados desde la capital en tren, para aliviarse del calor del verano.
Esas pozas entraron en desuso con la construcción de la piscina municipal, generando así un abandono de ese entorno en el que la maleza se apodera de la mayor parte de los terrenos donde antiguamente se zambullían y tomaban el cálido sol veraniego de la sierra.
A 5 grados de temperatura
Sumando años se han ido uniendo también participantes, contando entre ellos además de un nutrido grupo de seguidores con la música de la Escuela de Dulzainas que ameniza el paseíllo. Con los trajes de baño de época ya puestos los siete valientes de esta edición partieron desde la plaza de Castilla en procesión hasta las inmediaciones de las antiguas pozas del apeadero, donde acabaron remojados mientras las cámaras inmortalizaban las caras de frío de los bravos bañistas al enfrentarse a los 5º de temperatura que tenía el agua. De hecho, sobre algunas piedras de los alrededores había aún alguna fina placa de hielo de la madrugada pasada.
Han estado cerca de un cuarto de hora a remojo, jugando en el agua, haciéndose fotos y alguno hasta se ha atrevido a dar una brazadas en lo más profundo de la poza, sin temor a sufrir posteriormente las consecuencias de un posible resfriado.
La Panda El Paraguas preparará con mimo la tradición de este baño invernal para despedir 2019, cuando se cumplen los 25 años de este acto festivo que cierra las actividades del curso antes de comenzar a deshojar el calendario del nuevo año.