Segovia
¿Te subirías en un coche sin conductor?El jefe provincial de Tráfico, Pedro Pastor valora ayudas como el mantenimiento en carril o el apoyo en atascos, pero rechaza eliminar el factor humano
Parte de la tarea del jefe provincial de Tráfico en Segovia, Pedro Pastor, es estar en la vanguardia de los sistemas de ayuda a ... la conducción. Una confianza con límites, como la asistencia al mantenimiento en el carril. «En alguna curva, sueltas el volante y… no te acaba de dar confianza. Todo está avanzando muy rápido, conducir seguro cada vez es más fácil, pero el último elemento que tiene el control del vehículo es el conductor», asevera. Por eso apela a dar por bienvenida la ayuda, «sin confiarnos en exceso», y pone en valor el factor humano. «Me parece absurdo eliminar un sistema seguro, con sus defectos, que es el conductor». Y hace la pregunta del futuro. «¿Te subirías en un coche sin conductor?» Él, no.
Los coches son cada vez más insistentes con la seguridad, activando por defecto sistemas como el mantenimiento en el carril y obligando al conductor a desactivarlo del panel cada vez que utiliza el vehículo. El resumen de Pastor que es que todas las ayudas suman. Él cuenta su experiencia con el control de crucero, uno de los primeros apoyos. «Me acuerdo que lo llevaba puesto y en las curvas me daba la sensación de que me salía porque normalmente levantas un poquito el pie. Aprendes a utilizarlo». Por ejemplo, es un inconveniente en una zona con tráfico intenso. «Tú reaccionas antes». O los límites del mantenimiento en carril en vías que apenas tienen pintura, algo que experimentó en Escocia. Una adaptación con una parte siempre subjetiva. «Usar las medidas que tienes, pero sin perder el control del vehículo».
Lo refleja en el sistema de apoyo en atascos. «Es súper cómodo, prácticamente sueltas el coche y va solo; pero claro, no puedes ponerte a leer el periódico». Que el sistema mantenga el coche el en carril y detecte, por ejemplo, que el conductor se ha quedado dormido, frene el coche y lo saque de la carretera, «es una garantía de que muchos accidentes que se producían van a dejar de producirse», pero no es un sustitutivo. «Lo que no puedes hacer es dormirte porque lleves el sistema», insiste el jefe provincial de Tráfico de Segovia.
Dentro de las leyes de la física
Lo mismo ocurre con el frenado de emergencia: el coche se detiene cuando observa un obstáculo. Un dilema, en última instancia, entre lo humano y la tecnología. «Los sensores que llevan son más rápidos que nosotros, pero a veces fallan».
Pastor matiza que estos dispositivos –radares, cámaras infrarrojas o el retrovisor que avisa cuando hay un vehículo en la zona muerta de ángulo visual– ayudan «dentro de las leyes de la física». Es decir, sin milagros. «Si un peatón te sale justo delante, ni el sistema ni tú vais a frenar», señala a modo de ejemplo. Por eso los accidentes cinegéticos son un problema marginal que ni la tecnología puede atajar del todo, animales que entran en la carretera con una velocidad que impide, tanto al sensor como al pie humano, una detección suficientemente rápida.
Donde no llega la tecnología, Pastor aboga por la pedagogía. «Si has hecho caso a la señal de que hay animales, reduces la velocidad y aumentas la atención a lo mejor no puedes evitar la colisión, pero lo vas a hacer a una velocidad mucho menor y el asunto a lo mejor acaba en un poco de chapa arrugada». Con todo, una praxis perfecta no garantiza el éxito porque pese a la maniobra esquiva, el animal puede cambiar de dirección y meterse debajo del coche. «Cuando es una cosa inevitable es un accidente. El resto, todo lo que ocurra porque no has hecho las cosas como las tenías que hacer, son siniestros».
Pese a la bienvenida a la tecnología, Pastor apunta a las fallas de la conducción autónoma y es escéptico respecto a un futuro en el que pueda convertirse en norma. Apunta a los accidentes de algunos Tesla. «Iban leyendo o viendo una película y el sistema falla», advierte.
Noticia relacionada
Los avisos automáticos al 112 agilizan el rescate en 131 accidentes desde 2020
Pone el ejemplo de los aviones. «Llevan piloto automático desde hace muchísimos años. En cuanto esté a medio metro de suelo, tanto despegando como aterrizando, lo coge el ordenador. Y van dos pilotos». Unas reservas que defiende como personales en una industria que está probando con taxis, camiones o autobuses.
«La técnica avanza muy rápido, casi todos los sistemas están duplicados, pero yo no quitaría es el conductor», hace hincapié el responsable segoviano. Frente al argumento de la rapidez artificial, esgrime el cerebro humano. «Tú le metes toda la información que procesa un conductor a un sistema y colapsa porque está preparado para una sola operación. Todo lo que ves es información que te llega, pero tú descartas mucha», argumenta. Podría sostenerse que eliminar el factor humano podría acabar con la principal causa de accidentes: el exceso de velocidad. «¿Te imaginas la combinación y que fallen los dos al mismo tiempo?», se pregunta Pedro Pastor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión