Segovia
La red asistencial segoviana aúna esfuerzos para ayudar a los refugiados de los JardinillosEl Ayuntamiento de Segovia, la Junta y Cáritas atienden a una decena de migrantes que esperan al raso su cita en Comisaría
La quincena de refugiados subsaharianos que duerme al raso en el parque de los Jardinillos de San Roque desde agosto ha planteado un dilema a ... todo el engranaje de servicios sociales de la ciudad de Segovia. La respuesta de todas las instituciones –desde la Subdelegación del Gobierno, responsable principal porque suya es la competencia en las peticiones de asilo, al Ayuntamiento, la Junta y oenegés como Cáritas o Cruz Roja– coincide en aplicar una lógica de humanidad para dar solución a una llegada excepcional sin que las herramientas para resolverlo generen un 'efecto llamada' que cronifique el problema. Se han tocado todos los palos, desde clases de español a incluirles en el comedor social.
Publicidad
La última necesidad, la de un techo, la está cubriendo estos días el Ayuntamiento con ayudas de emergencia para que puedan costearse una pensión mientras reciben la cita en Comisaría de Policía para hacer su solicitud de refugiados y entrar en el amparo del sistema. Ese limbo, el plazo de espera, es el que les tiene en la calle. Un periplo al que ha dado un respiro la meteorología con ese otoño benévolo, con un cielo sin precipitaciones, pero las heladas están a la vuelta de la esquina. Por eso la misión es que todos tengan un techo antes de noviembre.
En unos pocos días de agosto se concentró en Segovia más de una decena de solicitantes de asilo con un itinerario parecido. Muchos salieron de sus países –principalmente Malí– hacia Francia, pasaron a España por vía terrestre y huyeron de Madrid en busca de una ciudad más manejable –y barata– en la que los trámites para solicitar el asilo fueran ágiles.
Algunos acudieron a ACCEM –la organización no gubernamental que coordina a instancias del Gobierno la fase cero, el primer paso del itinerario de inclusión desde que se recibe la petición–. Allí les explicaron el trámite: todo empieza por una denuncia en Comisaría. Pero no es inmediata, así que los primeros fueron a pedir cita y se quedaron en el parque de enfrente, bien por estar fácilmente localizables o como mecanismo de presión para agilizar la espera.
Publicidad
Cinco semanas para una cita
Fue en vano. Hubo casos aislados como una mujer embarazada a la que Cáritas buscó un alojamiento de urgencia esa misma noche y la Policía dio un trato preferente en la asignación de citas. Pero el sistema no consideró la situación de la mayoría como prioritaria frente a otros solicitantes que no duermen en la calle u otros trámites ordinarios. Han pasado las semanas y cerca de la mitad ha salido del limbo jurídico: cuenta con un techo como parte de esa fase cero; el resto espera su turno. Pasan los días y se han sucedido voces que piden una solución para las personas que duermen al raso.
El objetivo de la reunión que tuvieron el pasado martes todos los agentes implicados, la tercera por este tema, es dar salida a los ya conocidos como los migrantes de los Jardinillos de San Roque antes del 4 de noviembre. «Estamos atendiendo de una forma extraordinaria a esta gente que está en una situación de limbo, pero no podemos hacerlo algo ordinario. Estamos haciendo una serie de excepciones, por humanidad, pero intentaremos que vaya a menos para evitar que Segovia sea un punto de referencia, que no encuentren aquí la facilidad que no tienen en otro sitio», subraya la subdelegada del Gobierno en Segovia, Marian Rueda, anfitriona del encuentro, que cifra en unas cinco semanas la estancia media hasta la cita.
Publicidad
«Esta semana se iba a atender a los que vinieron a principios de septiembre», apunta la representante del Gobierno de la nación. De ese grupo de quince, seis han recibido ya cita. La mayoría duerme en los Jardinillos; otros lo hacen junto al Acueducto, en los soportales del Centro de Recepción de Visitantes. «Estamos todos poniendo lo que tenemos encima de la mesa para intentar que esta acampada se vaya poco a poco disolviendo», incide Rueda.
«Hemos dado salida a mucho; pero esto no termina, esto no empezó en agosto, empezó en febrero»
Marian Rueda
Subdelegada del Gobierno en Segovia
El enfoque de los trabajadores sociales es individual, así que cada migrante tiene un itinerario, desde cómo ha acabado aquí a su compromiso con las ayudas. Todo el sistema busca el equilibrio entre una respuesta humanitaria y convertir la ciudad en un terreno fértil para tramitar el asilo frente a otras comisarías. «No sabemos muy bien a veces quién les trae hasta Segovia, no podemos seguir manteniendo esa excepcionalidad. Hemos dado salida a mucho; pero esto no termina, esto no empezó en agosto, empezó en febrero. Se acerca el frío y no pueden estar ahí durmiendo al aire libre, eso nos conmueve a todos», subraya Rueda.
Publicidad
Cáritas ha prestado sacos de dormir, como con cualquier otra persona sin hogar. También vecinos han ayudado con mantas a lo largo de estas semanas.
La diferencia está en el conteo de refugiados que tienen dónde quedarse mientras reciben la llamada y un grupo que puso el problema en primera línea social al asentarse en uno de los lugares más visibles de la ciudad. La Policía también vela por el respeto a la normativa de cualquier parque público, prohibiciones como la acampada, hacer comida o tender la ropa. Explica la tensión que vive la provincia por la proximidad con Madrid. De hecho, la mayoría tiene la tarjeta de transporte de esta región. «Es una situación que nos viene sobrevenida y que no podemos soportar más tiempo. No nos parece que tengamos que solucionar este problema desde Segovia, sinceramente», concluye Rueda.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión