La Segoviana fortifica su liderato
Pau Miguélez se estrena como anotador con un gol acrobático que decide el duelo ante un Deportivo que asedió por momentos, pero falló una tras otra
La Gimnástica Segoviana se llevó este domingo en Coruña uno de esos partidos que pueden valer en mayo el regreso a Primera RFEF como campeón ... de grupo. Es el puesto que ahora ostenta, con cuatro puntos sobre el segundo, que comparten su víctima, el Deportivo Fabril, y otro filial, el del Real Oviedo. Un colchón que vale un mundo. No fue una demostración de fútbol, sino de resistencia, de saber llegar a meta, cueste lo que cueste. Los cachorros gallegos se fueron alucinando con su cero en el marcador tras semejante aluvión de ocasiones. Pero el fútbol no se decide por méritos, sino por pólvora, una costumbre de los grandes, la felicidad con la que regresaron a casa los azulgranas.
Deportivo Fabril
Ríos, Quique Teijo, Canedo, Samuel, Hugo Torres, Garrido, Nájera, Dani Estévez, Fabi, Domínguez y Bill.
0
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Gimnástica Segoviana
Postigo, Iker, Josín, Josep Jaume, Rubén, René, Diego Campo, Pau Miguélez, Samu Manchón y Marc Tenas.
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Cambios Fabril: Ferreiro por Garrido (min. 63)Pablo por Hugo Torres (min. 63), Dipanda por Nájera (min. 76), Cortés por Domínguez (min. 76) y Aarón por Samu (min. 78)
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Cambios Segoviana: Silva por Diego Campo (min. 58), Ayán por Samu Manchón (min. 58), Javi Borrego por Pau Miguélez (min. 65), Rodrigo Ibañes por Josep (min. 68) yy Álex Castro por Marc Tenas (min. 68)
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Goles: 0-1 (mi. 15) Pau Miguélez
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Árbitro: Sergio Álvarez (colegiado asturiano). Amonestó con amarilla a Dipanda y Damián por el Deportivo; a Iker, Rubén, Diego Campo y Josep por la Segoviana
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Otros datos: Campo Arsenio Iglesias de la Ciudad Deportiva de Abegondo (La Coruña). 800 espectadores.
Iñaki Bea apostó por un dibujo con aroma a 'play-off', partidos en los que hay que poner a los mejores, independientemente del esquema. Los res mejores medios que tiene (René, Diego Campo y Fer Llorente) a cambio de quitar un delantero, que en este caso fue Castro, suplente por una vez, aprovechando el despliegue de Miguélez, que puede hacer de extremo y acompañar la jugada como si fuera un nueve. Una adaptación muy oportuna del 4-4-2 del vasco y una muestra de flexibilidad táctica.
Apenas hicieron falta segundos para recordar que se estaban enfrentando el primero y el segundo, los que mediaron entre el pitido inicial y la caída de Manchón, que pidió penalti en un forcejeo con Damián, que tiró de envergadura. A la siguiente, el segoviano Fabián, el atacante que más balón amasa en el filial coruñés, conducía hacia el centro para engatillar un misil centrado que dio a Postigo la oportunidad de sacar una manopla salvadora. La segunda línea gallega era pura dinamita. Una tarde que obligó a la defensa gimnástica a vivir en línea de fuego. El nueve, Nsongo, facilitaba la asociación. Lo demostró ganando línea de fondo para dar medio gol a Nájera, que llegó justo al primer palo y solo pudo meter la punta.
Hechas las presentaciones, el gol no debía tardar. Lo Diego Campo con una apertura perfecta desde campo propio para la incorporación de Iker por la derecha. El lateral llegó y la puso a la divisoria del área chica. Allí fue Miguélez, que tuvo la habilidad para frenarse, aunque ello le obligara a rematar en una posición acrobática, casi de tijera. Un sobrante de calidad que utilizó para embocar su primer gol, un hito que celebró como merecía, tras alguna molestia física de más.
El percance no hubo más que aumentar las revoluciones del Fabril, que empezó a generar tráfico. Ante tanto jugón imberbe no es aconsejable perder balones en creación, como el tibio pase de Iker que se convertiría en un regalo para el media punta, Nájera, que llegó a la corona del área y se sacó un tiro fuerte pero centrado que atajó seguro Postigo. El primer casi de muchos. Segundos después, Nsongo remataba a bocajarro en el primer palo un centro raso de Domínguez desde la derecha. El partido tenía más ritmo del que le interesaba a un equipo que iba ganando, compromisos para los centrales, como Josín, obligado a un corte certero ante Fabián. Méritos que esgrimía el Fabril como el cabezazo de Nsongo que se marchaba alto o el tiro que Garrido, centrocampista con buena llegada, cruzó en exceso.
Mucho ataque sin pólvora. Y la Segoviana, que ya había prendido la suya, estuvo cerca de repetir. Llegó de nuevo por la derecha, esta vez con Miguélez como abrelatas, asistiendo la incorporación de Fer Llorente con un delicioso taconazo de primeras. El segoviano fue a su encuentro con la portería, con el ángulo justo y un defensa encima, así que Hugo Ríos le negó la ocasión. El destino dejó la segunda en manos de Tenas: balón muerto en el punto de penalti. Pero el catalán no pudo seguir el ejemplo de Pau y estrenarse como goleador. Lo evitaron entre el palo y un defensa, para un enfado que no pudo ocultar el ejecutor. Todavía daría tiempo antes del descanso a que Nájera pusiera en apuros a Postigo con otro tiro desde el balcón del área. El segoviano leyó bien el bote y se la sacó de encima.
Como si no hubiera habido parón de por medio, el portero de 19 años veía cómo Nájera mandaba a la derecha de su arco la mejor ocasión. El siete blanquiazul recibió como un lazo en el punto de penalti un centro perfecto de Teijo, el lateral derecho. La dejó botar y la engatilló de primeras, pero no hizo bingo. Es difícil imaginar un día con mas tiros a placer, así que su gesto, tapándose la cara, era comprensible. No fue un hecho aislado, el Fabril quería trasladar su ingente producción al marcador. Exigencia para Postigo, también desde la esquina, quizás su especialidad: le sobra confianza para aprovechar su envergadura y adueñarse del balón como si fuera un entrenamiento anodino.
La Segoviana buscaba espacio vital en campo contrario. Una operación con riesgo, pues Iker condujo en exceso, la perdió y tuvo que sacrificar una amarilla para cortar la contra, la tercera para una línea defensiva en la que solo quedaba limpio Josín. Retrasó otra llegada clamorosa del Fabril, esta vez por la izquierda. Gran centro del lateral, Hugo Torres, al que no llegaba Nsongo, pero se llevaba a la defensa para dejar solo a Garrido: en la misma atalaya desde la que Nájera la mandó a la derecha de la portería, él eligió la izquierda. Mismo gesto de incredulidad.
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Bea entendió que la Sego estaba a cero de milagro. Ante la incapacidad para adueñarse del juego, movió el banquillo para quitar a Diego Campo, amonestado, y meter a Silva como tercer central, metiendo de paso a su revulsivo, Ayán, para descanso de un Samu Manchón que no paró de correr, aunque tocara la bola justa. Renovar las piernas era una necesidad en una tarde tan agotadora, hasta el punto de que Bea agotó sus tres ventanas –y el máximo de cinco cambios– en apenas diez minutos, sumando también a Ibañes, Borrego y Castro. Quedaban 22 minutos de juego reglamentario y los visitantes ya no tenían apaños en el banquillo en caso de emergencias.
Lo debió pensar el técnico cuando vio a Postigo dolerse tras ir con todo ante un tren de mercancías como Dipanda en busca del rechace a un tiro de Fabián que había golpeado en el tronco de Rubén. Tuvo otra Dipanda, que se desmarcó a la perfección, pero no supo dar el pase de la muerte a Nsongo. El segoviano apretó hasta el final, con un centro medido al segundo palo para Cortés, que trató de ajustarla más de la cuenta por lo estrecho de su ángulo y la mandó alta. Dipanda todavía tuvo tiempo a chafar otras dos ocasiones en el descuento: un mal pase atrás y un tiro alto. La Sego acabó con René de central, su rol de siempre, ventajas de tener a tanto jugador polivalente, no solo a la hora de hacer el once sino para ajustar durante los 90 minutos. Con veteranos como Llorente, que ganó segundos al crono estirando su convalecencia tras un codazo, llegaron al final los visitantes, defendiendo un gol que vale un mundo.
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