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Segovia
Lunes, 31 de diciembre 2018, 20:22
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El ciclo intermitente de conciertos Winter Indie City 8WIC) retorna a la actividad tras las Navidades. Una edición más, el evento musical se atrinchera en la sala Julio Michel del centro de creación e innovación de La Cárcel para descerrajar dos de sus apuestas para este curso bajo el paraguas del ya conocido como Prison WIC.
Los días escogidos para que una pequeña muestra de la nutrida escena independiente nacional suene en la capital segoviana son el 11 y 12 de este enero, a las 21 horas. En la primera jornada se subirán al escenario los vigueses Basanta, en una nueva demostración del festival por ofrecer al público local (y a un respetable al alza llegado de otras provincias) una propuesta novedosa, un nombre que empieza a despuntar en el panorama y que el WIC lo adopta como apuesta firme con clara proyección de futuro.
Los gallegos se presentan más como una «tribu» que como un grupo de música. Y es que su espectáculo en directo es una suerte de ritual que transporta a través de su sonido a un imagino rico de mellotrones, afinaciones abiertas, 'fuzzes' que evocan los años sesenta, armonías de referencia 'beatlenianas' y ritmos frescos. Sus melodías pop se adentran en los bosques gallegos donde habitan las meigas y en los que encuentran un equilibrio perfecto entre luz y oscuridad. Llenas de trazos coloridos, Basanta forman un marco cromático para unas letras que guían su ritual en cada concierto.
De la apuesta por lo que vendrá en el indie nacional a un grupo más que consolidado en la avanzadilla de la escena alternativa. Rufus T. Firefly repiten presencia en el WIC de Segovia casi tres años después de su anterior incursión. Anteriormente con 'Magnolia' y en 2018 con 'Loto' para redondear la obra, la banda madrileña encabezada por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestre se han encaramado en el pelotón de nombres que son cabezas de cartel en los festivales más importantes.
Su devoción por la psicodelia, su rock inflamable, sus recovecos sinfónicos, su paleta de sonidos y sus oníricas melodías les han hecho ganarse ese puesto de honor, aplaudido tanto por la crítica como por el público que ha aupado a Rufus T. Firefly a ese olimpo patrio de la independencia musical.
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