Un quinto premio viaja de Madrid a Coca vía Whatsapp
Un caucense residente en Madrid reparte diez décimos del 28674, al que juega desde hace cuarenta años, entre varias amistades de la villa segoviana
Uno de los quintos premios del sorteo extraordinario de la lotería de Navidad de este martes ha viajado de la capital de España a Coca vía Whatsapp. Unas porciones del 28674 pertenecen a un grupo de afortunados de la villa segoviana que compartían este número. ¿Pero cómo llegó de Madrid hasta la localidad caucense? El artífice es Antonio Sanz, hostelero al que la anterior crisis le hizo bajar la verja del negocio que tenía en Madrid, pero nunca se ha olvidado de su cuna y de sus amigos, a los que ve y con los que se reúne siempre que puede.
Una lealtad que también ha tenido al número que ha jugado durante los últimos cuarenta años. Este quinto premio llega envuelto de una emoción muy especial en recuerdo al suegro de Antonio, quien falleció «sin ver que le había tocado», revela Marisa Sastre. Ella, que regenta una peluquería en Coca, es una de las personas a las que el hostelero compró y guardó uno de los diez décimos de ese 28674. «Seremos diez o doce» los agraciados, calcula. Los boletos se pasaron por Whatsapp. Estiman que en total este quinto premio de ida a la villa caucense ha dejado cerca de 50.000 euros, ya que cuentan con que Antonio también compartió alguna participación con compañeros suyos en el trabajo de jardinero que tiene en Madrid.
Marisa, que gracias a otro amigo en común pidió a Antonio que le comprara lotería madrileña, tiene un décimo, son 6.000 euros que «no nos van a sacar de pobres, pero la ilusión que me hace es muchísima», comenta. Casada y con dos retoños, el pequeño de ellos «me llamaba como loco» cuando se enteró de la noticia. La emoción de Marisa brota cuando piensa en los otros vecinos a los que la suerte de Antonio también ha bendecido con esa porción del 28674: un padre y un hijo que llevan un bar en Coca, un amigo de éstos, una amiga... pierde la cuenta en una alegría desbordada.
La peluquera, trabajadora por cuenta propia, recurre al tópico cuando se le pregunta si ya ha pensado cómo gastar los 6.000 euros. «Es lo que siempre se dice, para tapar agujeros, pero es que es verdad», indica entre risas. Ya cuenta los días en los que la pandemia permita juntarse de nuevo todos y salir a cenar con los amigos.