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En el círculo, Daniel Sacristán, presidente del Segosala, sobre una vista de la cancha del Pedro Delgado durante un partido. El Norte
Segovia

«No se puede ir a un pabellón a insultar»

El Segosala sanciona a dos socios que obligaron a parar un encuentro de su equipo masculino de Tercera por «violencia verbal continuada»

Viernes, 17 de octubre 2025, 15:38

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El Segosala ha intentado aprovechar una sanción para dar ejemplo de civismo castigando a dos aficionados que insultaron reiteradamente a un árbitro de un partido de Tercera División masculina. Un escaparate de escasa relevancia, en la cuarta categoría del fútbol sala español, con apenas un centenar de espectadores en el pabellón Pedro Delgado. Pero las agresiones lo son en cualquier categoría y la ventaja de tener poco público en la grada es la facilidad para identificar las voces. Suficiente para que el colegiado tuviera que parar el encuentro.

El 'basta ya' funcionó y los insultos cesaron, pero el presidente del club, Daniel Sacristán, los llamó a la semana siguiente para comunicarles que no podrían acudir al encuentro del pasado sábado. Y la entidad hizo público el castigo en un comunicado. «No vamos a permitir ningún tipo de violencia en el pabellón; ni verbal, ni hacia los árbitros, ni hacia el rival. Lo hemos hecho público para que la gente sea consciente. No se puede ir a un pabellón a insultar porque eso lleva unas consecuencias. Si dejamos pasar esta, dentro de un mes te vuelve a ocurrir».

El equipo arbitral del partido del 4 de octubre jugado entre el conjunto de Segovia y Tres Columnas, formado por David Llorente El Hataf, Víctor Rodríguez Faraco y Yuriy Kharysh Matys, activó la medida uno del protocolo: detener el partido, avisar al delegado de campo e identificar a los aficionados. El acta habla de «violencia verbal continuada».

«Si queremos acabar con esto, los primeros que tenemos que ponemos firmes somos los clubes», subraya su presidente

Daniel Sacristán

Presidente del Segosala

Ocurrió al final del partido, a tres minutos y 38 segundos de la conclusión, cuando los locales perdían por 1-2, un marcador que no se movería tras la reanudación. «El partido estaba tenso y es verdad que los árbitros tuvieron algún fallo. Se puede protestar, fallos tenemos todos, pero de ahí al insulto, es lo que no vamos a permitir». Fue una parada breve: lo que tardó el delegado en ir a esa parte de la grada y exigir a los aficionados que depusieran su actitud.

El club recibió por ello una multa de 90 euros, un montante superior a las aportaciones de ambos aficionados a la grada con sus entradas en toda la temporada. «Podíamos haberlo dejado ahí, pero no nos parece. Somos los primeros que repulsamos cualquier violencia». Al ser la primera falta de este tipo, el club decidió sancionarles con un partido, por lo que no pudieron acudir a la derrota que el Segosala sufrió el sábado ante La Bañeza (2-3). «Si hay reincidencia, se tomarán medidas mayores». No son familiares de los jugadores, sino aficionados habituales, tanto de los chicos en Tercera como de las chicas en Segunda División. Así que podrán volver mañana para ver al femenino, que recibe a las 17:00 al Nou Turia. «Si queremos acabar con este tipo de violencia, los primeros que tenemos que ponernos firmes somos los clubes».

Cien personas diseminadas en un pabellón con aforo para 2.000. «Fue fácil identificarles, el árbitro sabe de dónde venían los insultos». Un contexto, a la vez, más vulnerable para el colegiado, pero más expuesto para quien increpa. «Si tienes el pabellón lleno, sí, oyes insultos, se lo comunicas al delegado, lo dices por megafonía, pero no sabes exactamente quiénes son. En este caso fue fácil. Por eso lo de hacerlo público. Para que ellos sean conscientes, y el resto, también. Cuando voy a otros pabellones a mí tampoco me gusta que esté la grada insultando a mis jugadores, me parece lamentable».

Sacristán matiza la pérdida de masa social del equipo masculino tras su descenso desde Segunda B en 2023. «Ha bajado, pero tampoco tanto. La gente del club, a la que le gusta el fútbol sala, sigue yendo. Yo recuerdo los últimos años del Segovia Futsal. ¿Qué había? ¿500 personas? Es muy complicado enganchar a la gente. El Perico se ha llenado cuando ha habido un acontecimiento de primer nivel».

En una Tercera División que lidera por el momento el Cuéllar, otro habitual en Segunda B que descendió por negarse a jugar durante la pandemia. Lleva 12 puntos, fruto de cuatro victorias y una derrota. El Valverde, recién ascendido, es undécimo con seis y el Segosala esta empatado a puntos, uno, con la Cistierna, colista, los dos únicos que aún no han ganado. Pabellones pequeños con las almas justas. El deporte modesto, los insultos se escuchan el doble.

Equipo en «renovación» que quiere asentarse en Tercera para crecer

El Segosala busca un encaje para su senior masculino, que pasó de pelear en Segunda B por entrar en la fase de ascenso a Segunda a descender a Tercera. En su tercer año seguido en esta categoría, los mismos que lleva el San Cristóbal en 2ª B tras el 'sorpasso', está en zona de descenso a Regional tras cinco jornadas. «Sabíamos que el comienzo iba a ser muy complicado porque la plantilla es nueva», subraya su presidente, Daniel Sacristán. Solo repiten cinco del año pasado y cambia el entrenador, un clásico del fútbol sala local como Luis Martín, con muchas bajas. «Estás preocupado porque te ves ahí abajo, pero queda muchísima liga».

Sacristán recuerda la temporada 2022-23, la del descenso, como «un desastre» con factura doble, por el ascenso simultáneo del San Cristóbal, que ya actúa como cúspide de la pirámide y se ha llevado este verano a sus referentes del curso pasado: Pablo y Pedro. «Y me alegro un montón, eso significa que se están haciendo las cosas bien y que Segovia puede tener fútbol sala, ya sea en la capital o en la provincia. Esto es el deporte, al final se van a categoría superior, es algo normal».

El club confía en esa «renovación» en la que está inmerso. «Es un equipo muy joven, pero tiene mucho futuro. Hay juveniles de mucha calidad que van a apretar». Con una media de 21 años, sus miras están puestas en el medio plazo. «El proyecto es asentarnos en Tercera División e ir trabajando con jugadores que vienen de abajo, sin renunciar nada, pero tampoco podemos plantearnos ahora mismo ascender a Segunda B, a la plantilla la falta rodaje». Una paciencia que trasladó a su nuevo técnico. «Cuando hablamos con Luis, el proyecto no puede ser querer estar arriba en una temporada. Muchos vienen de jugar en Regional o Juvenil».

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