Un efectivo del operativo de extinción de incendios supervisa un fuego en la provincia. Antonio de Torre

La primavera lluviosa apunta a un julio con pocos fuegos y a un agosto peligroso

La frondosa vegetación, aún húmeda, repele las llamas, pero se secará en verano y servirá de combustible

Lunes, 7 de julio 2025, 10:17

La lluviosa primavera ha dejado un campo frondoso y húmedo, una situación que invita a un año menos propicio para los incendios y que, a ... la vez, plantea una gran amenaza si los termómetros no bajan con el paso de las semanas. Esas precipitaciones que continúan incluso en plenas olas de calor, con imágenes que hacía años que no se veían —como que hasta estos días haya subsistido algún pequeño nevero junto a Peñalara—, hacen que las raíces repelan el fuego. Hay más vegetación, pero tiene menos disposición de arder. Con todo, la lógica dice que esa capa verde desaparecerá y un mes de julio más amable podría complicarse en agosto, a priori una época menos peligrosa, pues las temperaturas suelen bajar según pasa el calendario. Así las cosas, el personal forestal de la Junta de Castilla y León, aún con vacantes por cubrir, habla de un 2025 que no pinta mal, eso sí, con el riesgo de un gran incendio que pueda utilizar todo ese pasto como combustible.

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Precisamente esa humedad del pasto ha hecho que este sea uno de los meses de julio que han comenzado con menos incendios de cosechadora, los más frecuentes, junto a los rayos, que precisamente fueron la causa de la propagación de las llamas el sábado en un cultivo de Valseca. Los fuegos son parte del verano, pero hasta el momento no están siendo de entidad. Un año con tormentas, aliadas y enemigas al mismo tiempo, pues provocan fuegos con sus descargas elécticas mientras humedecen el terreno. La prueba de esa vegetación frondosa está en las cunetas de las carreteras, cuyo desbrozamiento ha sido más tardío, en parte, para evitar tener que hacerlo dos veces.

Los agentes medioambientales critican la mala previsión de la Junta a la hora de planificar la contratación

Además, la provincia tiene otro agravante en la merma en la ganadería extensiva, un contexto que extiende la vegetación arbustiva. No es tanto un problema de vacas, sino de ovejas, que son menos selectivas y comen de todo. Los ayuntamientos llegan incluso a pedir a ganadero del pueblo vecino que pase a su rebaño por allí para reducir el riesgo de incendios. Con todo, el escenario más peligroso sería una larga ola de calor en agosto.

La Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla y León lamenta que esta campaña, que empezó el 12 de junio y se extenderá, al menos, hasta el 12 de octubre, ha arrancado con «falta de personal por todos lados» en la provincia de Segovia. Desde motobombas en las que solo está el conductor —falta el 'manguerista'— a torres de vigilancia que no están en la práctica operativas porque no hay ningún turno en ejercicio.

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Falta de personal

En la última semana se han seguido incorporando efectivos: el jueves llegó un manguerista a la motobomba de Navafría, que llevaba semanas solo con dos conductores y que aún necesitaría otro refuerzo. Es uno de los Charlie, con dos turnos de dos personas, que atienden la provincia junto a los de Boceguillas, Cantalejo, Coca, El Espinar o Segovia, más los mancomunados de Sepúlveda y Cuélllar. Las torres trabajan diez horas en horario diurno, pues las probabilidades de incendio disminuyen mucho por la noche y se identifican más fácil.

La falta de personal responde a varias causas. Los agentes medioambientales apuntan a la mala previsión de la Junta a la hora de planificar las campañas de contratación. «Funcionamos a golpes. El 12 de junio tenía que estar el personal aquí». Eso se une a la interinidad de unos puestos que muchos utilizan como empleo temporal mientras preparan una oposición en un cuerpo de bomberos más estable, especialmente en las torretas. Lo habitual es que ese personal haya acreditado una mínima formación o experiencia en el sector para entrar en una bolsa de empleo, pero la falta de oferta y las prisas están reduciendo los requisitos. «Está entrando personal directamente del paro, tanto en Segovia como en otras provincias. Gente que no tiene por qué saber nada de incendios». Las condiciones de estos puestos son en general mejores que los Romeo —los retenes de tierra—, gestionados por empresas privadas.

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Gran parte de los avisos por incendio llegan a través del 112, mientras que otros son detectados por el propio personal

Ese personal que entra sin formación —rutinas como identificar correctamente el humo, hablar por emisora o conocer las bases del operativo— requiere ayuda de sus compañeros. Hay cursos de formación, pero la tarea no se aprende en un día y puede tocar un incendio importante que convierta la inexperiencia en peligro. Cuando falta el manguerista en un Charlie, el conductor no se puede ocupar de dar el agua de la bomba y echarla. En casos así, se buscan parches como que un miembro de un retén coja la manguera.

Aunque la contratación se sigue produciendo, faltan en torno a cinco mangueristas, es decir, un 10% de la dotación total de los Charlie, y otros tantos en las torres, que representan un 20% de un personal que sigue llegando, esta misma semana al puesto de Santiuste de Pedraza.

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Los avisos de incendio llegan en la mayoría de las ocasiones a través del 112. Lo explica el tránsito de vehículos por las carreteras: en cuanto hay humo, la gente llama. La primera intervención es aclarar si procede de una fábrica o chimenea, algo que en la mayoría de los casos resuelve el vigilante de la torre, que conoce los puntos fijos. Precisamente, el pasado viernes hubo dos incendios por rayos en la provincia, uno en Bernardos y otro en Aguilafuente, que fueron detectados por las torres.

La falta de personal en este ámbito podría traducirse en más falsas salidas de camiones que suplan sus ojos, lo que por un lado apunta a que la detección sea más tardía y, por otro, entretiene a ese equipo, que llegará más tarde a un aviso real. Y el tiempo de reacción en un incendio lo es todo. Ese frondoso campo que aún tiene humedad para repeler el fuego ha dado tregua en las últimas semanas, pero el verano es muy largo.

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La vegetación y maleza cubren parte del arcén de una carretera. Antonio de Torre

Más del 90%de los incendios se deben a la intervención humana

a colaboración de la población es esencial para evitar incendios, pues solo un porcentaje muy bajo se produce por causas naturales, en torno a un 8 %, frente a la inmensa mayoría (un 92 %) que derivan de la intervención humana, ya sea imprudente o intencional. La Junta recomienda no acumular 'combustible' para el fuego en zonas habitadas, por ejemplo, retirando restos del segado o desbroce. Pide a ayuntamientos, polígonos industriales, urbanizaciones, y particulares, así como a las administraciones públicas en el entorno de las carreteras de su competencia —un mensaje que también se aplica a las suyas—, realicen labores para eliminar la vegetación anual agostada creando una franja de protección. Recuerda también la prohibición de hogueras fuera de los lugares autorizados, pide atención en labores de apicultura en días de viento, precaución en la utilización de herramientas que generan chispas y máxima atención durante la cosecha del cereal, así como precaución a consistorios cuando autoricen pirotecnia para fuegos artificiales, en sus pueblos y ser especialmente cautos ante el aumento del turismo interior.

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