«Estoy muy orgullosa de ti»
Alejandro Postigo relata las últimas palabras de su madre cuando supo que debutaría con la Segoviana: «Ha sido un ejemplo de resiliencia y competitividad contra la enfermedad»
El mérito de que Alejandro Postigo dé la talla como titular de la Gimnástica Segoviana es doble, pues ha emergido en el primer equipo mientras ... su madre, Cruz Collado, luchaba durante año y medio contra un cáncer cerebral. «Es una enfermedad que desgasta mucho, tanto a ella como la familia, pero al final tú vas normalizando situaciones. Al principio te impacta mucho ver que no puede andar, pero pasan dos meses y te acostumbras. Es lo que tienes que hacer. Ella es la primera que querría que a nosotros nos afectase lo mínimo posible, la que me animaba a seguir con el fútbol. Siempre ha preferido contarnos la verdad, por dura que fuera. Que es una putada lo que le ha pasado, pero es ley de vida». Una relación sincera entre madre e hijo que tuvo su desenlace en la víspera de su debut ante el Real Ávila, las últimas palabras que le dijo, apenas 48 horas antes de morir: «Estoy muy orgullosa de ti».
Tras dos operaciones exitosas, el tumor resurgió en una zona motora en la que una intervención tenía muchas probabilidades de provocar una hemiplejia. «En ese momento, no nos dijeron lo que iba a pasar, pero todos sabíamos que llegaría tarde o temprano. Solo tengo palabras de agradecimiento a todo el equipo médico, tanto de Valladolid como Segovia, al personal sanitario que ha venido a casa. El nivel humano que han demostrado es increíble».
«Ella sabía que lo que le quedara no iba a pasársela llorando, siempre ha intentado a disfrutar lo que le daba la vida»
Ella luchó hasta el final, agotando las opciones de quimio, buscando ensayos clínicos. Hasta escribió dos libros a lo largo del trance. «Un ejemplo de resiliencia y, al final, de competitividad contra la enfermedad. Ella sabía que lo que le quedara no iba a pasársela llorando, siempre ha intentado a disfrutar lo que le daba la vida. Los paseos con mi padre por el pueblo, la gente que iba a verla a casa».
De algún sitio tenía que venirle la casta al galgo. Y él busca hacer lo mismo. «Se me han olvidado los momentos malos de este proceso, solo me he quedado con los buenos, en los que te ríes, es lo importante. El día del partido sabía que ella, aunque estuviera dormida, me estaba viendo. Todo lo que haga va a ser por y para ella. Recordarla siempre con una sonrisa en la cara, que es como se tiene que recordar a la gente».
En realidad, Postigo es segoviano «de rebote», pues su padre, hijo de cocinero, nació en Madrid, pero era un nómada que vivó en ciudades como Talavera o Castellón. Acabó en Segovia por un trabajo de su progenitor en Los Arcos y conoció a Cruz. Así se creó una familia, con Alejandro como primogénito y una hermana pequeña, Cayetana, de 16 años, que también jugó en la Sego. Al partido del Ávila fue él 'solo' porque el desenlace de su madre era inminente, así que cuando llegó a casa se fundió en un abrazo con su padre y su hermana, que lo vieron por la tele, junto a Cruz.
«Lo que hice al llegar fue dar un beso a mi madre. Le conté cómo había ido el partido, el ambiente, la portería a cero». Y la dejó estar. «Cuando estaba muy cansada y yo hablaba mucho, me decía que era un pesado», recuerda con una sonrisa. «Así que le dije que ya me callaba». Y le dio otro beso. Porque nunca es tarde para darlos.
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