«Mi mayor lucha todos los días es no hacer sufrir la enfermedad a mi entorno»
La terapia deportiva, física y grupal se ha convertido en la primera piedra que le permite recuperar su vida anterior
Javier Coto, de 59 años, supo «de rebote» el pasado mes de mayo que tenía cáncer de pulmón: apareció una mancha en un TAC del ... corazón. La sospecha, con bastantes visos concretarse, no le dejó sin hacer el Camino de Santiago. «Me lo pasé como un niño, me olvidé de todo», relata. Desde Sarria, 111 kilómetros en cinco días. Al volver, conoció el diagnóstico. «De lo más agresivo y de comportamiento raro». Y no operable, pues estaba muy cerca de las arterias.
A la semana siguiente ya estaba con quimio: seis ciclos simultaneados con 33 sesiones de radioterapia. Acabó en octubre y ahora está con inmunoterapia, con los mismos síntomas de cansancio. «En cuanto hay un poco subida o escaleras, llego muerto a casa». Y vive en un segundo sin ascensor. Un cambio drástico para alguien que corría entre 15 y 20 kilómetros diarios. «Para mí, era un escape psicológico. Si tenía un problema; zapatillas, ropa de deporte y volvía a casa como nuevo. Es de las cosas que más echo de menos, cuando empecé con el tratamiento no podía andar ni 500 metros».
La terapia física grupal es su primera piedra hacia esa vida anterior. «Si te soy sincero, lo veo muy difícil. El nivel de antes me parece imposible, por la carga de esto y porque voy teniendo años». Con todo, no teme ese escenario. «Me adapto a lo que hay, pero lucho por ello». Si una preocupación era el deporte, la otra es su entorno. «No hacer sufrir mi enfermedad a los que tenía alrededor. Esa es mi mayor lucha en casa todos los días».
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