La marca colectiva del garbanzo de Labajos estará registrada este mes

La marca colectiva para la promoción del garbanzo de Labajos, de la variedad castellana, está cerca. La Asociación que promueve la recuperación de esta legumbre y la regulación de su siembra, posible en cinco municipios de la provincia de Segovia y dos de Ávila, y Prodestur, que colabora en la analítica de los terrenos y en la elaboración del informe, prevén presentar la documentación para el registro en la Oficina Española de Patentes a finales de este mes. Antes será aprobado el reglamento, de manera que, si el calendario continúa según lo previsto, el garbanzo de Labajos podría ser comercializado con su marca registrada a partir de la próxima campaña. Este sábado, Labajos acoge la segunda fiesta del Día del Garbanzo, con un mercado de productos de la tierra, una cata de vino y el cocido popular labajeño que mostrará la excelencia de la legumbre.

Julián García, que preside la Asociación para la Recuperación del Garbanzo de Labajos, alaba esta legumbre y la diferencia de otras de también merecida fama, como las de Valseca y Fuentesaúco de Zamora. Explica que el garbanzo de Labajos «tiene la piel más fina y un sabor exquisito». Es más parecido al zamorano que al de Valseca, pues este es más grueso y más blanco, y se distingue porque «tiene una joroba detrás del pico, que es más corto». Y la cocción es «prácticamente igual, pero este es más blando».

Porque el productor, que conoce bien las características del terreno donde siembra, cuenta ahora con la analítica realizada por el laboratorio de Prodestur para promocionarlo. Recurre al dicho popular («el garbanzo quiere el agua al nacer y al cocer») para destacar que los del término de Labajos necesitan poco sustento hídrico, porque tienen una raíz profunda, y su mayor enemigo son «el aire y la solanera». Cuando está en flor, un viento fuerte pude tirarla y así no cuaja la planta, y si hay episodios de calor, como este verano, se reduce la cosecha.

Hace años la producción en esta parte de la provincia era elevadísima. Julián García cuenta que hay documentos de 1872 que recogen lo que pagaban de impuestos los agricultores, algunos con una producción de diez fanegas, otros solo de media. Y el dato apoya su afirmación de que la siembra de garbanzo en Labajos es una tradición de al menos 150 años.

En la actualidad las condiciones del terreno siguen siendo idóneas, como demuestran los análisis del laboratorio de Prodestur. El pH del suelo está entre 6,5 y 7, que es el ideal, y las concentraciones de calcio, nitrógeno y materia orgánica son las mejores, explica García. Las que necesita para ser «goloso» y apreciado.

Ahora el garbanzo de Labajos se vende en la provincia de Ávila y en parte de la de Segovia y de comercializarlos se encargan los propios agricultores. Con un rendimiento de unos 1.200 kilos por hectárea, los diez productores del término dedican ahora 116 hectáreas, y la producción puede llegar a las 132 toneladas. Pero cuando se apruebe el reglamento y se registre la marca colectiva es muy probable que se pueda ampliar a los pueblos limítrofes, apunta Julián García, además de Labajos, Muñopedro, Jemenuño, Cobos y Bercial en Segovia, y Maello y Santa María del Cubillo en Ávila. Y con la maquinaria será realidad porque la producción es ahora más fácil que hace solo unas décadas, cuando la recolección se hacía a mano.

La alcaldesa, Margarita Meroño, apoya la iniciativa de los agricultores y explica que toda la documentación está presentada. Y la diputada de Promoción Económica, Noemí Otero, destacó que la fiesta de este sábado es «una magnífica ocasión para la provincia de conocer un garbanzo que empieza a ganar posicionamiento en el mercado gracias a acciones como ésta».