El Judión de La Granja aspira a contar con un centro de envasado y procesado
El mal tiempo por el calor de agosto y las recientes heladas rebaja la previsión de recolección tras un año que parecía propicio para los productores
Tras un año pasado cargado de inconvenientes por la pandemia del coronavirus, en el que tuvieron problemas hasta para acceder a las parcelas, parecía que ... este 2021 se presentaba propicio para los productores del Judión de La Granja. Todo hacía prever un buen año, «pero al final esto es como todo en el campo, hasta que no lo tienes en el saco no puedes hacer ninguna previsión ni nada», comenta Jesús Gómez, presidente de la Asociación Tutor, que es la gestora de la marca de garantía.
Y es que en agosto, la ola de calor que disparó las temperaturas pilló en el peor momento para la planta de esta legumbre de pedigrí, porque había muchas flores durante esa época y lo que provocó es que se quemara toda esa flor y no cuajara en las vainas. «Hubo muchas vainas que se secaron, el grano no engorda, la flor se marchita y no fructifica».
Yahora, las últimas heladas tampoco han ayudado. En agosto, a partir de los conteos de campo para ver cómo iba el cultivo, se tenía previsto recolectar unos 13.000 kilos; sin embargo, con las heladas ahora todos están cogiendo las que se han salvado para hacer una estimación de lo que se ha perdido. «Y hasta que no se recoja y es una recogida manual, es temprano para hacer una estimación de la producción total porque hay que dar tiempo a los productores a que finalicen con la producción».
Sensible y de producción
La planta del Judión de La Granja tiene una vida de unos 180 días, desde mayo que se siembra hasta octubre, o como en este caso noviembre. En esos seis meses se ha de sembrar en el día más óptimo en mayo, en el que el terreno esté un poco húmedo para que la planta coja fuerza, y que no llueva, porque el grano se hunde y no nace. «Tienes que optimizar en esos 180 días la mejor época para la siembra y que durante esa época no te pille mucho calor, que le viene fatal a la planta y que no te entren plagas...», explica Gómez.
El Judión de La Granja llama la atención por su tamaño. De productos similares, es el mayor. Por ejemplo, la faba es de tres unidades por cuchara, mientras que el judión es uno por cuchara. «La ves vasta, pero te la pones en la boca y no hace falta triturar, ni que uses los dientes. Con el paladar y la lengua se deshace porque la piel es muy fina y muy suave, gracias a los terrenos de la falda de la sierra, la mantecosidad sale y se te llena la boca y la piel casi no se nota, no como en otras judías, sobre todo en las sucedáneas que se hacen pasar por Judión de La Granja y que se traen de Polonia, China y Sudamérica».
Es una planta muy sensible. Todo se hace manual y los costes de producción suelen ser muy altos. «Hay que regar en estas latitudes cada semana, algo que no lo hacen en otros sitios», detalla Gómez. Hay también dos clases de productores, los pequeños, que siembran en huertos y superficies menores, y los grandes que han invertido en tutores, postes y que requieren más extensión.
La comercialización
Por eso, considera que «necesitamos dotarles de los medios para que las tareas que son manuales sean mecánicas. «Eso creo que es una función que tenemos que coger nosotros, la asociación tiene que crear un centro de procesado y de envasado para esos grandes productores», subraya Gómez. Cree que así será más fácil que se metan en más superficies y que las labores de un cultivo tan complicado sean más sencillas. «La más tediosa es la de pelar, como si fuesen pipas. se pela una a una cada vaina... Estamos en conversaciones para ver si puede sacar ese servicio de procesado y facilitar todos estos procesos que, si no son mecanizados, complica la producción a gran escala del judión».
En su comercialización se distinguen los productores, que siembran y con la producción ya recogida y seleccionada a mano se lo llevan a los envasadores; y éstos, con su marca propia, lo venden a los puntos habilitados o restaurantes inscritos en la marca de garantía. «Lo que buscamos es que si hay producción y es de aquí, se venda en tiendas y restaurantes que quieran dar el auténtico Judión de La Granja y siempre etiquetado con el logotipo de la marca de garantía que certifica que lo que están comprando proviene de huertas y tierras segovianas».
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