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Tres carteros portan los carros con la correspondencia por Segovia y abajo a la derecha, Jesús Sanz, empleado postal en Carbobero. Antonio de Torre
Jesús Sanz, cartero segoviano: «Soy consciente de que cada vez que salgo me juego la vida»

Jesús Sanz, cartero segoviano: «Soy consciente de que cada vez que salgo me juego la vida»

El empleado postal de la oficina de Carbonero en Mayor, que trabaja en una de las comarcas más afectadas por el coronavirus, percibe «nervios» en los vecindarios

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Sábado, 18 de abril 2020, 08:30

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La zozobra de no saber si uno se ha contagiado, a pesar de los protocolos y de cuidarse muy mucho de guardar distancias con las personas, de equiparse para el quehacer diario con los medios de protección y de extremar la desinfección, no se va con el gel por muy fuerte que se frote. Si además tu trabajo implica estar a pie de calle y recorrer los pueblos de una comarca muy castigada por la pandemia, esa inquietud se instala en el día a día. Los carteros, como el segoviano Jesús Sanz, viven en permanente vilo desde hace poco más de un mes, cuando estalló la crisis.

Este empleado postal de la oficina de Carbonero el Mayor confiesa que «cada vez que salgo por la puerta soy consciente de que me estoy jugando la vida». Asegura que hay «miedo» en el personal, tanto entre quienes hacen las rutas como entre la plantilla que se queda en las oficinas. «El estrés de los compañeros ha aumentado» con la amenaza del contagio presente, incide.

Cuando regresa a su domicilio, en la capital segoviana, «toda precaución es poca». Vive con sus padres, personas que por su edad están consideradas de riesgo, y con su hermana. Parte de la premisa de que, cuando se viste con el uniforme de cartero, el peligro de la infección está latente, por lo que «intento no cogerlo yo» para no llevar la enfermedad a casa. «Tengo muchísimo cuidado», subraya Jesús.

De momento, ha sorteado el coronavirus en una zona de la provincia donde la pandemia ha sido especialmente agresiva, entre la campiña y la tierra de pinares. En la demarcación entran municipios como Mozoncillo, Carbonero el Mayor, Encinillas, Fuentepelayo, Cantimpalos o Escobar de Polendos.

La correspondencia, cada dos días

Hasta ahora, «no he tenido ningún problema en el trabajo»; aunque sabe, porque se lo han contado, de casos de compañeros que sí han sufrido el recelo de algunos destinatarios cuando el cartero ha llamado s sus puertas. «Me han comentado que a uno le han llegado a echar lejía, por ejemplo», apunta sobre el miedo exacerbado y la desconfianza que ha generado el nuevo coronavirus.

El día a día en el tajo como empleado postal ha cambiado. Jesús explica cómo en las oficinas se han creado dos turnos «para que no se junte mucha gente en el mismo sitio» y minimizar los riesgos. Trabajan jornadas alternas. Un grupo lo hace los lunes, miércoles y jueves y el otro los martes y jueves. «La primera consecuencia es que ya el cartero ya no va todos los días al pueblo, sino que va cada dos».

La otra novedad laboral que ha traído el coronavirus al reparto postal es que, junto al carro con la correspondencia no se olvidan de llevar el material de protección, los equipos, las mascarillas, el gel desinfectante y los guantes. Además, «ahora guardamos el distanciamiento social». Eso de entregar en mano las cartas, las notificaciones oficiales o los paquetes ya no se hace. «O dejamos el envío en el buzón o lo dejamos en la puerta y nos echamos para atrás», relata el cartero.

La protección tardó en llegar

En cuanto al volumen de trabajo, «ha bajado todo más o menos, excepto las cartas de los bancos o los recibos del gas, que esos siguen llegando igual.

Coincide con las secciones sindicales de Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores en que la empresa reaccionó tarde a la hora de suministrar a sus plantillas los equipos de protección adecuados para llevar a cabo la tarea diaria. Sin embargo, precisa que la pandemia «es algo que nos ha pillado por sorpresa, no hay empresa en España que pudiera prevenir esto». Otra cosa distinta es si las reacción fue a tiempo y Correos «anduvo tarde».

Es más, él hubiera sido partidario de haber parado «tres o cuatro días el servicio hasta que estuvieran todos los equipos de protección disponibles». «Al principio veíamos las noticias de Igualada, que estaba aislada y que los carteros eran los primeros que estaban cayendo», recuerda.

En la comarca en la que reparte la correspondencia nota «nervios» entre los vecinos, aunque la actividad sigue al ser unas poblaciones que viven de la agricultura. Esa tensión sube un escalón cuando, por ejemplo, «estás cogiendo las cartas de un buzón y ves pasar a un coche fúnebre».

Siete empleados de Correos en la provincia han dado positivo

CC OO y UGT advierten de que, a 13 de abril, en la provincia había siete empleados de Correos que habían dado positivo en las pruebas de covid-19. Achacan estos contagios a la tardanza en aplicar protocolos sanitarios y las medidas de seguridad, con escasez de medios para el personal de «Carbonero, Cuéllar o Santa María durante más de veinte días». Asimismo, critican «el incumplimiento de los protocolos de cuarentena en Segovia, Riaza, Cantalejo, y las insuficientes medidas de desinfección de locales y oficinas».

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