La inflación de las orquestas y los toros encarecen un 20% las fiestas de los pueblos
Los ayuntamientos asumen el incremento para no bajar la calidad del programa
Los antiguos secretarios de los ayuntamientos resumían el éxito de un pueblo en pagar las nóminas de los funcionarios, tenerlo limpio y que haya buenas ... fiestas. Algo tan arraigado en el imaginario popular que ha llevado a los pueblos a aumentar su presupuesto de fiestas por encima del 20% en los últimos tres años ante la inflación, traducida en la contratación de orquestas y de festejos taurinos, simplemente para mantener el tipo del año anterior. Aunque hay quien escatima para cuadrar cuentas, es la excepción. «Nos lo tendremos que quitar de donde sea, pero las fiestas las tienes que hacer», resume el alcalde de Cuéllar, Carlos Fraile.
Pese a los gastos, un pueblo de cierto tamaño no puede prescindir de música en directo cada día –fundamentalmente orquestas, pero si no, algún concierto folclórico– ni de toros. Las fiestas de Nava de la Asunción empiezan el 13 de septiembre y son una de las grandes maratones de la provincia, con dos fines de semana, desde un viernes al domingo siguiente. Eso se nota en el presupuesto. «Una barbaridad, ha aumentado por lo menos un 20%. Las orquestas han pegado un subidón desde la pandemia hasta aquí… Las que valían entonces 4.000 euros ahora valen 7.000», resume su alcalde, Juan José Maroto. En parte, porque cada vez hay menos: cuando hay la misma demanda y baja la oferta, suben los precios. «Ocurre lo mismo con los toros, hay muchos menos. Uno que antes valía 1.500 o 1.800 euros ahora vale 2.500». En un lugar como Nava las discomóviles sirven como acompañamiento, no como sustitutivo. «Hemos mantenido todo y hasta hemos incrementado. Después de la pandemia pusimos un encierro más de campo y ya no hay quien lo quite». Una presión popular que siente más como deseo compartido. «Es que nosotros también lo que queremos».

Prim Euroconciertos, una de las grandes promotoras, tiene «prácticamente todo contratado» para este año, subraya su gerente, Darío García, con apenas ente un 10 y 15% de fechas disponibles. «Hay días imposibles, desde el 9 de agosto al 8 de septiembre es difícil encontrar cosas para el fin de semana». Cada vez hay ayuntamientos que aseguran las orquestas con más antelación –Carbonero el Mayor reservó las de este año antes de que terminase el anterior– y su empresa, con actuaciones entre 60 y 70 pueblos de la provincia a lo largo del año, está contratando ya para 2026. El auge de los eventos diurnos en las fiestas es claro, pero las actuaciones nocturnas siguen mandando: su volumen de trabajo sigue siendo el mismo.
Pese a los gastos, un pueblo de cierto tamaño no puede prescindir de música en directo cada día
García corrobora el aumento de precios. «Los costes de personal son más altos; también los equipos y las infraestructuras, como todo. La cesta de la compra ha subido un 20 o un 25% en tres o cuatro años». Habla de una subida global en sus gastos –desde los laborales a los hoteles o la gasolina– que repercute en el cliente. «No puedes mantener los precios que había antes porque entonces no sales a la calle, tienes que cerrar. Ha habido ayuntamientos que han ampliado presupuesto porque no quieren bajar el nivel; otros lo han mantenido quitando días». En la vía de la austeridad hay dos opciones: misma calidad de orquestas en menos noches o las mismas noches con actuaciones más baratas. La inflación de las orquestas parte de su personal de montaje, técnicos o conductores. «Es un disparate cómo se ha puesto. Hace seis años, si te fallaba uno tenías a otro; eso ahora mismo es prácticamente inviable». Es complicado dar con conductores de tráiler. «Encontrar personal de montaje con experiencia es imposible, les tienes que enseñar desde cero». Y esa escasez de mano de obra hay que pagarla.
Aunque las orquestas sean difícilmente prescindibles, hay adaptaciones. Nava cuenta que hay menos gente en las orquestas y que ha cambiado el perfil. «No es gente de 20 ni de 30 años, un poquito más mayor», resume Maroto. Además, aguantan menos, por eso han aplicado el método de suprimir los descansos porque «se suele ir la gente», aunque la duración total de lo contratado sea menor. «Si tiene que estar tres horas, que esté dos horas y media».
Hay dos opciones: misma calidad de orquestas en menos noches o las mismas noches con actuaciones más baratas
Cuéllar, con una estructura de fiesta muy consolidada centrada en sus encierros –declarados de Interés Turístico Internacional– mantiene orquestas hasta las cuatro de la madrugada y suma algún dj posterior para estirar. El encierro es la bisagra de todo en un pueblo que aprovecha más que otros la mañana, pues las peñas se turnan para organizar un evento después de la suelta de cada día: gigantes y cabezudos o la fiesta de la espuma. En cambio, sus actividades infantiles son de tarde. No hay parón al mediodía, sino que el almuerzo sirve de hilo conductor. «Lo que se hace es estirar el vermú; luego hay tardeo de dj», subraya su alcalde, que comparte el término «barbaridad» con los otros regidores para resumir el alza de precios: ente un 20 y un 25%. La mayoría de recaen en los bares y el ayuntamiento asume el del miércoles, el más tradicional del programa. Por la noche, orquesta o concierto.
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La alcaldesa de Carbonero el Mayor, María Ángeles García, no se imagina un cambio radical en los festejos. «Debe seguir habiendo orquestas, se intenta satisfacer a todas las edades y gustos». Pero asume el palo presupuestario. «Desde pandemia esto ha cambiado en todos los sentidos. Ha subido bastante, bastante. Y no solo en fiestas. Hacer una calle con saneamiento y agua se ha duplicado». Y apunta en que la contratación de las orquestas está muy vinculada al calendario. «Esto es oferta y demanda, una puja. Hay fechas que pueden ser más económicas, pero otras son más caras. Nosotros tenemos San Juan y el 8 de septiembre». Dos de las franjas más cotizadas en el calendario nacional. Es decir, toca pagar más. Y no se contempla otra cosa.
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