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El Hospital General de Segovia tiene motivos para sacar pecho. Al menos, se los da la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y ... León, que recientemente ha publicado los resultados de las listas de espera al cierre del ejercicio pasado. El complejo asistencial, el único de referencia en la Atención Especializada con el que cuenta la sanidad pública en la provincia, bajó la persiana de 2024 con la segunda demora media más corta para entrar en quirófano en trece años. La clausura de 2018 fue mejor como consecuencia de la aplicación sostenida del Plan Perycles ideado por la Administración regional para favorecer la reducción de las listas de espera quirúrgicas. Aquella anualidad se despidió con una tardanza media de 48 días.
Ahora, la cita para operarse se alarga tres días más, hasta las 51 jornadas. Es una semana menos que lo que aguardaban los segovianos justo un año antes. Son promedios porque hay servicios en los que los plazos se prolongan más y otros que son más rápidos. La última vez que los pacientes segovianos tardaron menos en ser intervenidos fue al cierre de 2011. En aquel entonces, el retraso era de 39 días.
Si la actividad quirúrgica gana en celeridad y agilidad, lo lógico es que la carga de cirugías pendientes se aligere. Y así ha sido, tal y como reflejan nuevamente los datos de la Consejería de Sanidad que dirige Alejandro Vázquez. El curso anterior acabó en el Hospital General de Segovia con 1.240 pacientes a la espera de someterse a una intervención quirúrgica, son 146 menos que doce meses antes, lo que supone una disminución algo superior al 10%.
Esta es la lista llamada estructural, la que manejan habitualmente los responsables de la gestión sanitaria, ya que es la compuesta por los usuarios que, «en un momento dado, se encuentran en situación de ser intervenidos quirúrgicamente y cuya espera es atribuible a la organización y recursos disponibles», como lo define la propia administración.
Este dato se equipara con la mejoría en la gestión de las listas de espera que trajo consigo la implantación del antes citado Plan Perycles. Los frutos de aquella estrategia autonómica que se puso en marcha en 2016 y que tenía un horizonte temporal de un cuatrienio, en Segovia se recogieron doce meses antes de lo establecido. En la provincia bastaron tres años para adelgazar en un 30% la cartera de intervenciones quirúrgicas pendientes. Paso de registrar más de 1.750 pacientes en espera de una operación a los 1.221 que había al echar el cierre a 2018. Además, la tardanza media se recortó en 18 días, quedando en 48 jornadas tras tres años de estrategia. Esa tendencia continúo en 2019.
Por lo tanto, los últimos números publicados por la Consejería de Sanidad correspondientes al último trimestre de 2024 se parecen bastante a los que arrojaron los cierres de 2018 y 2019, justo antes de que irrumpiera la pandemia del coronavirus y desencadenara una crisis sanitaria que trastocó la asistencia que se venía prestando. La maquinaria volvió a atascarse: aumentaron los tiempos para que los segovianos acudieran a las consultas externas con los especialistas y, por ende, creció la lista de espera para someterse a una cirugía y la cantidad de pacientes que aguardaban una intervención.
Ante este escenario, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anunció a mediados de 2022 un plan de choque para aliviar esas tardanzas. El objetivo se alzaba demasiado ambicioso: despedir esa anualidad con un recorte de 21 días en el retraso medio que acumulaban los complejos hospitalarios de la comunidad. En Segovia suponía acortar la tardanza media y dejarla en 62 jornadas. Fue inviable en tan poco tiempo. Aquel curso 2022 terminó con una dilación de 78 jornadas para entrar en quirófano en el Hospital General de Segovia.
Si se atiende a las cifras oficiales, las actuaciones que se implementaron a través de aquel plan para revertir los efectos de la pandemia de la covid-19 sobre las listas de espera han conseguido los resultados deseados a lo largo del reciente 2024. La continuidad de las medidas como los autoconciertos voluntarios retribuidos a profesionales sanitarios que trabajasen más horas que las estipuladas en la relación laboral, o la externalización -no sin voces contrarias- de procesos derivados mediante el pertinente pago del concierto a la sanidad privada, han hecho efecto.
También han contribuido algunas incorporaciones en especialidades afectadas por la falta de personal y que se pueden considerar de difícil cobertura, como Traumatología o Urología. En los últimos meses, el complejo asistencial segoviano cubrió dos vacantes en estas unidades, lo que se refleja en sendas reducciones en las carteras de intervenciones quirúrgicas pendientes.
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César Blanco Elipe
Si se toma como referencia el ejercicio 2023, en el que las curvas de las demoras y de los pacientes que aguardaban ser operados dibujaron un descenso, once de las treinta y una especialidades que integran la cartera de servicios del complejo asistencial de Segovia se acogieron al sistema de autoconciertos retribuidos por Sacyl, también conocidos popularmente como peonadas. La Administración abonó en dicho año 95 tardes trabajadas dentro de este sistema para reducir las listas de espera en el ámbito hospitalario, que consiste en alargar la jornada laboral y trabajar en turnos vespertinos cuando antes no se hacía, salvo excepciones como la unidad de Radiodiagnóstico, que se anticipó al citar a pacientes incluso los fines de semana. Esta opción incluye la apertura de quirófanos por las tardes. Además, también se pueden acoger a ella los médicos de familia o los especialistas hospitalarios para aliviar la agenda de consultas.
Las tablas que fijan los precios a los que se pagaban hace dos años las peonadas aupaban a los cirujanos que operaran en el turno vespertino como los mejor pagados, con 450 euros por cada prolongación de la jornada laboral. La plantilla de Enfermería recibía una contraprestación de 300 euros, mientras que para los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) la Administración sanitaria estipuló que el precio por peonada fuera de 110 euros, que bajaba a 90 en el caso de los celadores.
Si nos fijamos en la concertación llevada a cabo durante 2023, el coste total presupuestado por la Gerencia Regional de Salud para aplicar esta palanca del plan de choque con la misión de reducir las listas de espera superó el medio millón de euros. Fundamentalmente, ese montante fue a parar externalizar intervenciones quirúrgicas.
Hace dos años, se derivaron a centros privados 249 procedimientos, a los que hay que añadir 3.894 actos de radiodiagnóstico, entre exploraciones e interpretaciones de resultados.
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