«Echamos de menos a los hijos y pedimos generosidad»

El presidente de la asociación Custodia Compartida Segovia, Néstor Fernández, debía haber pasado con sus hijos el último fin de semana, de viernes a lunes. «Mi exmujer y yo nos hemos puesto inmediatamente de acuerdo para evitar los traslados, que es un riesgo. Lo lógico es que se queden en el domicilio en el que pudieran estar mejor. Ella vive en una casa más grande, con jardín, es maestra y puede atenderles mejor». A ello añade su profesión, en un sector con una enorme actividad como el ozono, por lo que se considera un transmisor potencial. «Estoy todo el día metiéndome en la boca del lobo a desinfectar sitios donde ha habido casos». En su acuerdo, los fines de semana perdidos se recuperarán más adelante.

El entendimiento no ha sido posible en todos los casos. La junta de jueces de primera instancia de Segovia comunicó el 20 de marzo un acuerdo adoptado por unanimidad en el que abogan por un mutuo acuerdo en beneficio del interés del menor. Cuando el asunto llegue a vía judicial, la tendencia será a suspender las visitas y que el menor permanezca con el progenitor con el que esté en ese momento. La resolución habla de «suspender las visitas o el cambio de custodia mientras dure la declaración del estado de alarma, impidiendo con ello nuevos desplazamientos de los hijos menores».

Fernández insiste en que «cada caso es un mundo», que la solución óptima depende de múltiples factores y aboga por unir los periodos que corresponden a cada progenitor. «Todos echamos mucho de menos a nuestros hijos, pero será mejor hacer el fin de semana un poco más largo que visitarles martes, jueves y sábado». La asociación tiene casos de todo tipo. Un padre tenía a sus hijos de visita y, aunque la madre exigía su devolución inmediata, llegaron a un acuerdo para acumular tiempos. «Cuando esto iba a durar 15 días, mucha gente dijo: 'Una semana conmigo, otra contigo'. Ahora que va a ser un mes, en lugar de alternar, abogamos porque esté 15 días con uno y 15 con otro».

Hay otros casos en los que madre o padre han decidido unilateralmente que el niño que se queda con ellos. «Y punto pelota», subraya Fernández, que no ve ningún margen de actuación. «El juez va a decretar que se queden con el que está. Yo se lo decía a los compañeros, que sé que esto es muy doloroso pero que ahora mismo ni policías ni jueces están para estas gilipolleces. Hay que saber entender qué es lo más importante».

Con todo, pone en relevancia el impacto psicológico sobre los progenitores en una situación de máxima ansiedad. «Hay parejas que no tienen siquiera una buena comunicación y no pueden tener ese contacto diario, esa llamada. Como siempre decimos, generosidad, generosidad, generosidad. Pensar en lo mejor para el niño». En contraste, los niños están dando una lección a sus adultos. «Cada día me sorprendo más de la capacidad de adaptación y flexibilidad que tienen». Fernández pone en valor la labor «espectacular» de los colegios a través de aplicaciones telemáticas o videoconferencias. También la infinidad de actividades sugeridas en los últimos días para mantenerles entretenidos.

El presidente del colectivo habla de una experiencia enriquecedora dada la gravedad de las circunstancias. «Estamos pudiendo compartir muchísimo tiempo con ellos, esas cosas para las que habitualmente no tienes tiempo». Todo ello pese a la «locura» que muchas veces supone atender a familias numerosas. «Los quieres y los odias a partes iguales», una broma que comparten muchos padres y madres.

Aunque no ve a sus hijas, él habla con ellas todas las noches. El confinamiento ha multiplicado por siete el consumo de videollamadas en España, un arma nueva para mantener la atención de los más pequeños. «Nunca las había hecho y ahora las hacemos todos los días. Dura más una videollamada que una llamada, los niños muchas veces no quieren hablar por teléfono. Te dicen: 'Te dejo, que estoy jugando'. Les llama la atención ver la pantalla, te cuentan más cosas». Hay otro valor añadido al formato: «Permite que participen más elementos de la unidad familiar. Las nuevas parejas, los abuelos, los primos… Dentro de lo terrible que es esto, está siendo una experiencia muy especial. Esto nos va a cambiar a todos».