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La antigua Nacional VI, a su paso por Medina del Campo. Fotos y vídeo: Rodrigo Ucero
El Hilo

La Ruta 66 española pasa por Valladolid

Un pueblo fantasma y la mejor puesta de sol de la provincia son dos paradas obligadas de una novedosa propuesta turística que pone en valor la antigua Nacional VI

Berta Muñoz Castro

Valladolid

Sábado, 31 de mayo 2025, 08:22

Tres comunidades autónomas, ocho provincias y alrededor de setenta municipios recorren la Ruta 66 española. Sí, han leído bien, la piel de toro también tiene su 'mother road'. Es un recorrido mucho más escueto que el americano, pero infinitamente más atractivo si de comer, beber y empaparse de paisaje y cultura se trata. De los 609 kilómetros que tiene este viaje en el tiempo por la antigua Nacional VI, 90 discurren por la provincia de Valladolid. Un pueblo fantasma, enclaves históricos, localidades vitivinícolas con atardeceres que quitan el hipo, villas culturales... Rincones que la A-6 sacó del mapa hace décadas y que vuelven a recuperar una miaja de vida gracias a iniciativas como la que traemos esta semana. Abróchense el cinturón, que abro hilo:

↓ La Nacional VI fue una de las carreteras más importantes de España. Desde 1939 unió la capital de España con Galicia a lo largo de 609 kilómetros. Hasta que llegó la A-6, la autovía paralela, que cambió radicalmente la vida de los vecinos y el entorno de aquella carretera. Cerraron restaurantes, gasolineras, hostales… pero en los márgenes de aquella pretérita vía que recorre Madrid, Castilla y León y Galicia sobreviven setenta municipios, algunos incluidos entre los pueblos más bonitos de España. Paisajes y localidades con un encanto especial que dan forma a la Ruta 66 española, una iniciativa con nombre y apellidos.

Patricia Vázquez y Xosé Ramón Nóvoa, cofundadores del proyecto.

↓ Xosé Ramón Nóvoa y Silvia Vázquez están detrás de Ruta N-VI, un meditado proyecto que invita a hacer turismo por esta «carretera histórica que vio la luz gracias al Plan Peña». «Tanta historia, –asegura Xosé Ramón– que se sabe que su trazado tiene sus raíces en antiguas calzadas romanas y que, en el siglo XVIII, se convirtió en Camino Real». Incluso, se han realizado películas sobre esta vía que tiene a Valladolid como «una de las provincias más importantes». Un 15% de la ruta discurre por esta provincia, unos 90 kilómetros de recorrido.

Pasaporte oficial de la Ruta N-VI.

↓ El proyecto de esta 'startup' ha convertido la Nacional VI en una Ruta 66 a la española. Una iniciativa turística que invita a los viajeros, ya sea en moto, coche, autocaravana o, incluso, en bici, a recorrer y detenerse en diferentes puntos de la carretera sin prisa, guiados por un pasaporte, una detalladísima guía de 200 páginas y un mapa completo en Google Maps que ofrece la empresa (9,95 euros) con infinidad de paradas. Restaurantes, bodegas, hoteles de carretera, museos y comercios escogidos con mucho mimo y «muy interesantes». Si el viajero es capaz de sellar quince de los casi cuarenta puntos de parada con los que cuenta el pasaporte, al llegar a la Torre de Hércules tendrá un diploma rutero. «Se trata de convertir la carretera en un activo turístico para que la gente viaje, se lo pase bien, no en las seis horas que tarda ahora en hacer todo ese trayecto, sino en tres, cinco o siete días. Se trata de poner la atención en un montón de localidades que se han quedado, por culpa de la autovía, escondidas detrás de un letrero», destaca Xosé Ramón.

Travesía de la antigua Nacional VI en Tordesillas. Rodrigo Ucero

↓ Pero tampoco es cuestión de «ir a pie de carretera y no moverse del asfalto», sino de desviarse «un cuarto de hora o media hora» en el entorno en función de lo que te interese. «Y eso te pone, por ejemplo, en Segovia o Valladolid capital, en Las Médulas, en Tiedra o en Urueña», explica Xosé Ramón. Hay multitud de opciones. La Nacional VI pasa por dieciocho ríos, doce castillos, tres puertos de montaña, seis reservas de la biosfera, cinco toros de Osborne, veinticinco restaurantes estrella Michelín... diseminados en ocho provincias, tres comunidades y más de setenta municipios. Muchos de ellos, en la denominada España Vaciada. «Localidades pequeñitas que con los años, entre los años 80 y el año 2002, que fue el último tramo que se abrió de la A-6, quedaron un poco abandonadas porque la carretera dejó de pasarles por encima».

Un vehículo circula por la Nacional VI, a su paso por Medina del Campo. Rodrigo Ucero

↓ «Hay quien lo hace del tirón, otros en uno o dos días y hay gente que dedica una semana. Nosotros planteamos el recorrido de Madrid a La Coruña por la épica de llegar al final a la Torre de Hércules, que es Patrimonio de la Humanidad, y porque estás frente al Océano Atlántico, que es como nuestra versión con respecto a la Ruta 66, que acaba en el Pacífico. Pero hay viajeros que lo hacen a la inversa y acaban en el kilómetro cero de la Puerta del Sol», apunta Xosé Ramón, que explica que esta idea surgió, precisamente, durante un viaje a Estados Unidos. «Haciendo la Ruta 66 vimos cómo ponen en valor todos los recursos que hay en la carretera. Una pequeña nave con tapacubos, camisetas y alguna cosa más es un punto de parada. Aquí nosotros casi nos reiríamos de algo así, pero creo, sinceramente, que cada vez estamos más cerca de ese tipo de propuestas». Y como ejemplo, señala el caso de Pedro Ferrero, que dejó Gijón para instalarse en Santa Cristina de la Polvorosa, cerca de Benavente, para montar un estudio de tatuajes, Rural Tattoo. «En el fondo nuestro proyecto lo que trata es de insuflar a esa parte de España Vaciada una nueva oportunidad, que no es viajar al pasado, no es que vuelva a abrir la gasolinera, sino de crear nuevas propuestas que hagan que siga teniendo interés».

↓ En la provincia de Valladolid, lo primero que se va a encontrar el viajero es el pueblo fantasma de Honquilana. En la salida 138, una carretera solitaria llega a unas ruinas de lo que en su día fue pueblo y hoy es campo y amapolas en verano y nieve en invierno. Conserva su señal de entrada, como recuerdo de lo que fue. Pero ojo si vas en moto, porque al estar despoblado, hay mucha arena en la carretera. La ruta de 'slow travel' continúa por Ataquines, Olmedo y Medina del Campo, donde están tratando de sumar como punto de parada el Museo del Juguete más grande de España. Y sigue por La Seca y Rueda. «En Rueda, tenemos uno de nuestros puntos de sellado más especiales, que es la bodega Menade. Es una bodega muy moderna con multitud de propuestas, pero lo que más nos sorprendió es que ofrecen pequeños eventos de puestas de sol».

Restos de una vivienda en la localidad fantasma de Honquilana. Rodrigo Ucero

↓ A tan sólo trece kilómetros está Tordesillas. Pegado a la antigua carretera, junto al puente, lleva décadas el hotel Doña Carmen, un punto de encuentro de moteros en enero durante la concentración de Motauros. «Es un hotel típico de carretera con un restaurante donde no te dan el clásico menú de carretera, sino una comida más elaborada», puntualiza Xoxé Ramón, que recomienda «la sepia a la plancha o la hamburguesa de pollo crunchy». Y para el postre, «la mejor opción es visitar la pastelería Galicia, de la gente de los polvorones 'El Toro'», una institución pastelera que está en plena celebración de sus 150 años de historia. Al lado de la Plaza Mayor.

Puente medieval de Tordesillas, otro de los puntos de interés de la ruta. Rodrigo Ucero

↓ En este punto de la ruta es cuando recomiendan desviarse quince minutos de la antigua nacional y hacer un hueco para visitar la capital de la provincia. Valladolid, que ya presumió en Semana Santa de récord de ocupación, cuenta con muchas y muy variadas propuestas turísticas. Hace unos días, el Ayuntamiento anunció la puesta en marcha de nuevas rutas por la ciudad. Y, saciados de arte y entretenimiento, de vuelta a la nacional. Camino de Mota del Marqués, Urueña y Tiedra.

Indicador de Olmedo, en las inmediaciones de la Plaza Mayor de Ataquines. Rodrigo Ucero

↓ Es un momento perfecto para ver los campos de lavanda en pleno apogeo y hacerse unas fotos de postal en Tiedra. La floración plena suele ser a mediados de junio, pero en julio y agosto todavía se puede disfrutar de este paisaje espectacular. El pasaporte de Ruta VI recomienda además visitar la empresa familiar Miel 69. Los hermanos Óscar y Manuel decidieron volver al pueblo y lanzarse con esta iniciativa que ofrece visitas a las colmenas y degustación de miel. Y vuelta a la carretera, con destino a Urueña, la penúltima parada recomendada en tierras vallisoletanas. En 2007 la Diputación Provincial de Valladolid apostó por crear la primera Villa del Libro en España, en la estela de las que ya existían en Redu (Bélgica) o Hay on Way, en Gales. Bajo el mandato del entonces presidente Ramiro Ruiz Medrano se decidió habilitar una decena de casas con alquiler asequible para abrirlas como librerías. En este tiempo algunas han cambiado de dueño y otras siguen. Tamara regenta una de ellas, la Librería Primera Página, un rincón especializado en libros de viajes que figura como una de las paradas 'obligatorias' del pasaporte de la ruta.

Campo de amapolas, junto a la localidad de Rueda. Rodrigo Ucero

↓ Y llegamos a la última parada en Valladolid, antes de seguir la lengua de asfalto hacia las provincias de Zamora, León y tierras gallegas. Se trata de Villardefrades, un pequeño municipio de ciento cincuenta vecinos situado en el cruce de caminos entre Medina de Rioseco y Toro que, desde antiguo, ha contado con posadas y que actualmente tiene un hostal y distintos servicios para los viajeros. Y restos de cuatro molinos de viento a la salida del pueblo, coronando la laguna de San Pedro. Algo único en la provincia, dicen. Y es que «Valladolid está lleno de sorpresas, de propuestas súper chulas que, como nos pasó a nosotros, no se conocen«, concluye Xoxé Ramón. Llegan las vacaciones en nada...

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