Más 'cornás' da la tristeza por la falta de encierros
Cuéllar ·
Jesús Ángel Hernansanz, corredor de la villa segoviana, lamenta las cancelaciones de este tradicional espectáculo taurino que «es mi forma de vida, mi pasión»Es evidente que los toros se ven mejor desde la barrera. Dicho que nos afecta a la mayoría frente a los irreductibles y valientes que, sin ser profesionales de la tauromaquia, la aman con pasión. Arriesgan y solo ganan la alegría de los segundos vividos delante de la cara del toro. Son los corredores de encierros, como el cuellarano Jesús Ángel Hernansanz, 12 años de sus 32 enganchado a la adrenalina de una afición que para él es «lo más grande», expresión clásica del mundo taurino.
Los carnavales del toro en Ciudad Rodrigo, Benavente, Pamplona, Tafalla, su Cuéllar natal y Guadalajara era el itinerario habitual de este corredor para quien los encierros «es mi forma de vida, mi pasión» y que ha visto como este año «se trastoca todo y me he quedado sin fiestas». Y no solo él, sino también «el grupo de amigos que íbamos juntos a correr». «Es una pena porque en los encierros nos conocemos todos y después de una docena de años he conocido a mucha y buena gente», añade con disgusto indisimulado.
Más 'cornás' da el hambre –frase atribuida a El Espartero, un humilde matador de finales del XIX que solo en su primera temporada sufrió una quincena de cogidas–, puede variarla Jesús Ángel en su lamento para convertirla en más 'cornás' da la tristeza que le provoca las cancelaciones de encierros. Aunque él también ha sufrido su 'corná' física, que recibió el 7 de julio del año pasado en Pamplona, en el callejón de entrada a la plaza de toros «y que me desgarró el escroto». «Esquivé a un mal corredor y me quedé encerrado entre la espada y la pared y me cogió», recuerda del percance «que me fastidió el verano, aunque luego corrí en Cuéllar, pero limitado». Por el incidente, sabe ya en parte qué se siente en un verano atípico sin correr encierros.
Jesús Ángel trabaja en un secadero de jamones y ha pasado la crisis sanitaria «con vida laboral normal, aunque me ha afectado a mi gusto por el deporte y he podido entrenar poco». En Cuéllar dice que hay más gente este verano «por el miedo al virus y la crisis económica» en una temporada estival en la que la falta de sus fiestas muy taurinas –con los encierros documentados como más antiguos de España–, «es un palo muy duro, porque al final parece que te quitan algo; pero la suspensión ha sido lo más sensato y todos lo entendemos».
«Un verano triste porque nuestras fiestas al final de agosto son el mejor cierre», cuenta y asegura que suplirá la falta de su periplo festivo con «turismo nacional y quizá alguna capea entre amigos». Jesús Ángel teme este año en blanco «que me da miedo, porque si suspendes el fútbol cinco años no desaparece, pero si quitas los toros un tiempo y esto se alarga quizá los ganaderos se lo piensen y al no ser rentable dejen de criar toros». «Pueden aprovechar el virus para cargarse la fiesta y sin ayudas de las administraciones sería la puntilla», afirma.
Miedo que es una palabra conocida para él. «Claro que se siente miedo, todos, momentos antes de sonar el cohete; luego en la carrera la clave es controlarlo y no entrar en pánico», describe para explicar que «dejas la mente en blanco e intentas ponerte delante del toro; luego hay mil quinientos factores que pueden afectar la carrera».
Como avezado corredor tiene sus trucos y, sobre todo, su tramo preferido en los encierros a los que asiste,como si elegir sitio le librara de todo mal. «En Pamplona, de mitad de la calle Estafeta a Telefónica y en Cuéllar, en Resina, pero el último año me cambié más arriba, a los Paseos de San Francisco», detalla. «No hay una razón de peso para haber cambiado de lugar» pero lo ha hecho y eso que sobre este mundillo planea mucho la superstición y es tan complicado variar de tramo de carrera como de equipo de fútbol.
El estío cuellarano, siempre animado, no tendrá sus benditos toros, pero tampoco la feria medieval mudéjar, citas muy arraigadas. «Solo deseo para este verano la normalidad, pero no la nueva, sino la de siempre», lanza con sorna Jesús Ángel. Que se cumpla, aunque al virus como a los toros nunca hay que perderle la cara.
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