Un árbol caído sobre un camino en los Montes de Valsaín. El Norte

Segovia

Cientos de árboles caídos en primavera obstruyen los Montes de Valsaín

Parques Nacionales aún está paliando los efectos de las copiosas nevadas y las fuertes rachas de viento de primavera

Domingo, 27 de julio 2025, 09:40

La copiosa nieve que cayó sin parar entre finales de marzo y principios de abril cubrió los pinos de los Montes de Valsaín y las ... rachas de viento superiores a los cien kilómetros por hora los menearon hasta un colapso que, a la postre, fue inevitable. La factura, cientos de árboles caídos –una cifra somera que no anda lejos del millar–, aún la sigue pagando el Organismo Autónomo Parques Nacionales, con una carga extra de trabajo. Desde adecentar las sendas principales –muchas de ellas obstruidas por troncos de un tamaño considerable– para permitir el acceso del tráfico rodado, clave en caso de emergencias como la lucha contra incendios o el rescate de heridos, a liberar otros caminos que los senderistas usan con frecuencia en verano para transitar la montaña. El trabajo continúa para ponerse al día tras una de las peores primaveras para un espacio privilegiado.

Publicidad

Las zonas más afectadas son las más expuestas a los vientos de componente sur, como la Pinochera, en la Pradera de Navalhorno. El director de Montes de Valsaín y Cabeza de Hierro (en Rascafría), José García, habla de un fenómeno generalizado. «Luego, individualmente, han caído árboles por todo el monte». El organismo gubernamental, que actúa sobre más de 10.600 hectáreas –desde el Pontón a las cumbres, no solo Peñalara, sino Siete Picos– ha tenido que hacer frente a pistas «gravemente deterioradas», no solo por el arbolado, sino por el colapso de los sistemas de evacuación de agua. Fue el caso de la Subida al Funcional –parte de una ruta circular entre el Aserradero y el Centro de Montes– o el Camino Viejo del Paular, que conecta con la Fuenfría. Fueron objeto de los primeros arreglos, así como varios cargaderos de madera. También ha habido puentes afectados. Sobre todo, el de Boca del Asno, que ya ha sido desmantelado a la espera de la reparación, pero también el de la Pradera del Parque, junto a Valsaín, aún en valoración.

Ante una situación imprevista, se establecieron prioridades. Lo primero fue la limpieza y reparación de «infraestructuras principales» para atender emergencias. «En mayor o menos medida, casi todas las pistas tenían arbolado derribado que cruzaba la carretera de un lado a otro». Un obstáculo al tráfico rodado, la primera baza a reestablecer. Como el tiempo jugaba en su contra, externalizaron parte de los trabajos mediante una propuesta de obra urgente que emprendió una empresa, un extra a la labor diaria de una quincena de empleados. Unos medios en los que también entra el retén de Valsaín, un servicio también externalizado que se ha encargado de desbrozar las zonas más cercanas a núcleos urbanos para restar combustible forestal a un posible incendio. Otro problema nuclear fue la acumulación de restos vegetales en la presa del Salto del Olvido, en Navalhorno, por debajo del restaurante La Tomasa.

Pero la lista de tareas continúa. «Todavía estamos ejecutando la apertura de arrastraderos y senderos secundarios. Poco a poco y a través de nuestros medios». Aquí también hay que jerarquizar cuáles se abren y cuáles no en un mapa de senderos atestados por otra consecuencia de las precipitaciones: una vegetación frondosa como hacía años que no se veía. García señala que el primer factor es la conservación. «La presencia de nidos de especies protegidas puede suponer que no sea aconsejable». Principalmente, buitre negro y águila imperial. Es decir, hay senderos que sencillamente podrían dejarse morir.

Publicidad

Si no hay nidos cerca, el siguiente criterio es el tránsito, por eso la zona de Pesquerías ha sido una de las primeras en abordar. «Es muy elevado, sobre todo en verano». De alguna forma, han matado dos pájaros de un tiro con las tareas de desbroce para prevenir incendios: los caminos más usados son los más cercanos a núcleos urbanos y, por tanto, los primeros a limpiar para contener las llamas. «Tenemos crecimientos muy elevados de vegetación herbácea, de matorral y arbustiva». García admite que las lluvias primaverales han aumentado la tarea respecto a años más secos.

¿Qué hacer con ese compendio de árboles esparcidos por el monte? Hay varias opciones, desde retirarlos a abrir solo la anchura del sendero o dejarlos ahí porque el esfuerzo no compensa los medios. «Hay zonas donde es fácil llegar a pie, pero con maquinaria no es sencillo». Un ejemplo es la Senda de los Carneros, que parte cerca del Esquinazo de los Jardines de La Granja y llega por el arroyo homónimo hasta la base de la Silla del Rey, uno de los puntos más icónicos. Los árboles varados han sido incluso parte de su encanto, hasta el punto de que hay dos pequeños listones colocados manualmente para poner los pies y sortear uno de ellos. En estos meses han ido proliferando troncos y hay prácticamente una decena obstruyendo un camino de un kilómetro escaso, cada vez menos visible por la vegetación: desde grandes zarzas a raíces o piedras propias del camino escondidas entre el verde.

Publicidad

«Hay que hacer una valoración puntual de cada uno. Ese es de los que no se ha abordado todavía porque no es de los prioritarios. Hay zonas en las que el acceso es posible a través de otros senderos». García esgrime que hay alternativas como la conexión entre el Rincón del Abuelo y la Fuente del Chotete. La fecha de los trabajos también la marca el medio ambiente. «Estamos en una fecha crítica en la reproducción de estas especies». Ese análisis marcará el resto del verano. «Es en lo que vamos a ponernos. Entre que ponemos en marcha las propuestas de gasto y sacamos a las cuadrillas a trabajar… Estamos hablando de meses». Para retirar árboles que vivieron decenas de años.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad