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Bandeira (Balonmano Nava) se eleva para lanzar contra la portería del Puente Genil en el partido de este domingo. Óscar Costa

El Balonmano Nava está oficialmente en crisis

El Puente Genil gana con holgura a los segovianos, que suman su quinta derrota en seis jornadas con un ataque sin soluciones

Domingo, 19 de octubre 2025, 18:23

Que Puente Genil, un equipo ante el que el Balonmano Nava empató el curso pasado los dos partidos, se paseara este domingo en tierras segovianas ... indica que los problemas del equipo son de calado. El duro calendario de inicio se ha allanado en las dos últimas semanas y no llegan las victorias. En ninguna de las cinco derrotas en seis jornadas que mantienen al equipo abajo –igualado a dos puntos con el colista– llegó con opciones al desenlace. La consecuencia de un ataque que no halla soluciones con tanto jugador nuevo –hasta doce– por compenetrarse. La lógica dice que el tiempo creará automatismos y que el resto de facetas –desde la portería a la defensa– parecen sanas, pero el cuadro médico ya requiere oficialmente de tratamiento.

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La puesta en escena fue sintomática: ataque espeso del Nava que resuelve Pasquet con un tiro bien tapado por la defensa y que para Álvaro de Hita para lanzar la transición de Dorado rumbo al 0-1. Les costaba elaborar a los de la provincia de Segovia, con Pasquet como ejecutor, pero no haría bingo hasta la cuarta. Romper la defensa cordobesa exigía hilar demasiado fino, como el intento de 'fly' que embocó Bandeira pisando en el área.

Estaba más cómodo el Puente Genil, que trasladó las sensaciones al marcador en cuanto llegaron las pérdidas naveras, el origen de tres de sus seis primeros goles. Las carencias en ataque daban una tarea extra a la defensa, no solo por esos balones extraviados, sino por los lanzamientos errados que el rival devolvía con fuego. Así llegó el 4-7. Suficiente para Senovilla.

Balonmano Nava Viveros Herol

Brais González (2), Edu Reig, Otero, Pugliase, Gonzalo Carró (1), Óscar Marugán (4), Josu Arzoz (2), Dzmitry Patotski, Lilian Pasquet (1), Javi Carrión (2), Rui Baptista (2), Joao Bandeira (3), Nico Bonanno, Tahu Lufuanitu (7), Mateus Buda y Pablo Herranz.

24

-

30

Puente Genil

Carvalho, Pablo Simonet (1), Cabello, Dani Ramos (1), Djukic (1), Paco Bernabéu (5), Cuenca (1), Álvaro de Hita (1), Aizen, Tiago Sousa (2), Serrano (3), Dorado (5), Claudio Ramos (4), David Estepa (4) y Leandro Semedo (2)

  • Parciales 2-1, 4-6, 6-8, 8-11, 10-12, 11-15 (descanso), 12-18, 15-20, 15-22, 20-24, 22-27 y 24-30

  • Árbitros Friera Cavada y Rosendo López. Señalaron seis exclusiones a los locales y cinco a los visitantes. Expulsaron con tarjeta azul de descalificación a Baptista en el Nava y con roja a Sousa, tras tres exclusiones, en el Puente Genil

  • Incidencias Guerrer@s Naver@s. Lleno

La ventaja se estiraría a cuatro tantos a favor de los visitantes porque Lufuanitu erró el lanzamiento posterior al tiempo muerto y Dorado batió a Patotski en un penalti en el que solo soltó el balón cuando se venció literalmente al suelo. Incluso cuando llegaron motivos de alivio, el Nava no se subió al tren. La exclusión que forzó Bandeira con su gol desembocó en un ataque errático de los cordobeses en inferioridad, pero en vez de hilar la siguiente secuencia con calma, los locales buscaron un tiro desde su propia área que no cogió portería. Acto seguido, era Rui Baptista el que quiso acelerar en la contra y cuando quiso frenarse cometió pasos. Ni con la doble exclusión que le costó la roja a Tiago Sousa, que encadenó un agarrón continuado a Pablo Herranz con algún aspaviento y una exclusión anterior. Lejos de venirse abajo, el Puente Genil marcó en inferioridad los dos siguientes goles.

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La holgada ventaja visitante había llegado sin que su mago, Pablo Simonet, sacara la varita. El central no tardó en encontrar un desmarque de Dorado, extremo izquierdo, por la zona del pivote para poner el 6-11. Era un momento delicado que el Nava sorteó con las paradas de Patotski y una defensa solvente cuando estaba en estático. Con eso bastaba para acortar distancias: dos goles de Brais González obligaban al tiempo muerto visitante.

Cuatro de desventaja

Era la oportunidad para cazar al escapado antes del descanso, pero no llegó el parcial. Hubo dos ataques para ponerse a uno, pero Álvaro de Hita le paró el primero en seis metros al lateral gallego y Javi Carrión se lamentó tras chafar el segundo con un malentendido que acabó con el balón en la banda. Un ex del Nava como Paco Bernabéu, que se fue sin oferta de renovación, castigó ambas con certeras finalizaciones para estirar la renta al intermedio (11-15).

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Que los segovianos perdieran de cuatro pese a que Patotski había parado el 30% de los tiros era un síntoma horroroso. El meta no podía compensar tanta espesura ofensiva y vio crecer el déficit a los siete, el peaje de los tres minutos que necesitó Carró para engordar el marcador local. Lo aprovechó Puente Genil con un gran tiro de cadera de Serrano a media altura que sorprendió al bielorruso y el regalo de Djukic, que castigó a puerta vacía la enésima inferioridad. El partido entró en su fase más tensa, con mucho forcejeo, incluso con el juego parado, y los árbitros imponiendo la paz con una exclusión a Bonanno que le pudo caer a cualquiera. Los minutos pasaban sin cambios.

Pese al buen nivel en la primera parte de Patotski, que paró el 30% de los tiros, su equipo ya perdía de cuatro al intermedio

La grada exigía un último esfuerzo: «¡Esa Nava nunca se rinde!» Pero el destino no daba tregua. La prueba fue el penalti que le paró Buda a Dorado, capaz de cazar el rechace y reanudar un ataque que desembocaba de nuevo en los siete metros para que, esta vez sí, Bernabéu acertara. La reacción local llegó por su defensa, el atajo para esquivar su dolor de muelas: atacar en estático. Lufuanitu y Marugán ajusticiaron son espacios y devolvieron al duelo un suspense suficiente para que el Puente Genil pidiera tiempo.

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La cosa se apretaría (21-24) con otras dos contras del extremo franco-guineano, el mejor de los locales; pero los cordobeses encontraron en Simonet a un capitán que mantuvo la embarcación a flote. Dio pausa a los ataques y encontró con pases afilados a Claudio Ramos, el pivote cubano, que se hinchó. Ya con todo perdido, la herida final creció hasta los seis goles en contra, lo que deja el average particular en casi un imposible.

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