«Me aliviaría que volviera Carmona, pero jugando yo»
El portero pone en valor su progresión desde el juvenil que debutó hace dos años y no esconde la «ambición» de jugar en categorías superiores
Héctor Oliva (15 de marzo de 2004) es la historia del juvenil que ha cogido los hábitos del profesional. El chaval que debutó en 2022 ... porque se lesionaron los dos porteros asume la titularidad en la Gimnástica Segoviana tras la baja indefinida de Carmona por un esguince de tobillo.
Cayó en el vendaval de San Sebastián en una tarde con muchas paradas y una cantada, su primera derrota liguera tras seis partidos invicto. Pero promete aprovechar cada ocasión. Como la que le espera el domingo ante el Andorra en La Albuera.
–¿Qué siente un portero suplente cuando le toca jugar?
–Lo primero es alegría. Estás esperando tu momento durante toda la temporada y cuando te toca jugar lo vives mucho más, lo valoras el doble. Cuando vi que me iba a tocar, estuve toda la semana con mucha ansia, quería que llegase ya. Piensas que llevas trabajando todo el año. A demostrar todo lo que tienes y aprovechar la oportunidad.
–¿Cómo conviven esa alegría con la lesión de un compañero?
–La alegría es obvia, pero me hubiese gustado llegar de otra manera, no aprovechando la lesión de un compañero con el que llevo compartiendo vestuario tres años. Piensas en que te ha llegado la oportunidad, que si no ocurría esto no te iba a llegar, hay que ser realistas.
«Antes llevaba fatal el error, no sabía levantar la cabeza, pero tomé la decisión de mejorar»
–¿En qué ha cambiado el Oliva que debutó en 2022?
–Ha madurado, tiene más experiencia, es más serio bajo palos. Entiendes más el juego, intentas hacer cosas que hace dos años ni se te pasaban por la cabeza. Sabes que estás ahí, que no te ha tocado debutar siendo juvenil porque se han lesionado los dos porteros. Eres jugador del primer equipo, estás el doble de preparado. Futbolísticamente, me veo completamente diferente. Hay veces que me gusta echar la vista atrás, lo que han cambiado las cosas... En el posicionamiento bajo palos, sabes leer más al futbolista en un uno contra uno, la toma de decisiones en la salida con el pie, la tranquilidad, tus hábitos cambian mucho.
–¿Cuáles?
–Cuidas mucho más la alimentación, mides al milímetro el descanso, te privas de muchas cosas. Cuando eres juvenil, tratas de disfrutar; ahora me lo tomo como un trabajo, un futuro.
–¿Es Oliva un jugador de Primera RFEF?
–Es difícil de contestar, no voy a ser objetivo. Yo te diría que sí, incluso me atrevería a decir que podría ser de algo más. Pero eso te lo da el tiempo, la experiencia, la madurez.
–¿Por qué?
–La forma en la que he llegado a jugar aquí, la paciencia, la constancia, el trabajo. Con todo eso, sin un poco de virtud no se llega a ningún sitio.
–¿Le faltan centímetros?
–Bueno, me pueden faltar, pero igual salto más que el de 1,90.
–¿Le sorprendió que le ofrecieran renovar o contaba con ello?
–Una parte de mí contaba con ello y otra, no. Soy muy autocrítico; igual que ahora te digo que me veo en Primera RFEF, en verano decía que dónde iba yo con 20 años a jugar ahí, que me quedaba mucho. Estaba preparado para que no me llamara Ramsés.
–¿Qué le dijo?
–Que contaba conmigo, no había otras opciones que no fuesen Carmona y yo. Que estábamos los dos para competir el puesto, no se iba a regalar nada y había que currar mucho más que el año pasado.
–¿Por qué elige ser suplente en Primera RFEF sobre buscar minutos en otro sitio?
–Porque es una categoría que te hace currículo y estás en casa. Sí, vas a ser suplente, pero con 20 años lo más normal es que seas suplente en cualquier lado.
«Es dificil contestar, pero yo diría que sí, incluso me atrevería a decir que podría ser algo más»
–¿Cómo se convirtió en Pepe Reina en la fiesta del ascenso?
–Chas [Juan Martín, fotógrafo y responsable de comunicación del club] nos dice que quién quiere dar el espectáculo de presentar a los jugadores. Se lo ofrece a los capitanes y dicen que no. Y yo, que tengo más poca vergüenza que otra cosa, le dije que lo hacía, fue completamente improvisado. De hecho, lo iba a hacer Abel, por eso subió él también. Al principio, como no iba del todo ebrio, saqué el móvil para ver los números y no confundirme.
–¿Cómo es posible que a su edad tenga esa presencia en el vestuario?
–Soy alguien con mucha personalidad, yo mismo me quiero crear mis propios pensamientos, no que salga de lo que voy viendo por ahí. Si quiero molar más, que sea por mis principios y mi actitud.
–¿Esa personalidad facilita ser portero?
–Sí, pero también te hace sufrir más. Soy muy ambicioso, solo me conformaré cuando vea que es imposible llegar a más. Pero me hace llevarlo mejor porque a la vez que me cabreo hago de mi propio psicólogo.
–¿Qué sintió en San Sebastián con el viento?
–Mucha frustración, no se podía hacer absolutamente nada. Cuando quería sacar una volea, me tenía que desplazar para golpear el balón en lo que salía de mi mano, el golpeo no era limpio. Te han cascado cuatro goles como cuatro capitanes, uno te lo has comido entero y en 45 minutos no sales de tu campo. Es una rabia que no sabría ni explicar.
–¿Cuánto dura ese enfado?
–Los fallos vienen de la mano del fútbol y de la vida en general. Me duró hasta el día siguiente, te vas haciendo a la idea. Lo que más me enfada es la situación, la mala suerte que tengo. De tres partidos que he jugado este año, uno ha sido una lluvia torrencial [la eliminación copera en Cáceres] y otro un huracán. Piensas que si el destino te quiere decir algo.
–¿Cómo convive con el fallo?
–Ahora bien, he aprendido a convivir con el error. En el siguiente partido puedes cometer otro, pero ese, no. Anteriormente, te diría que lo llevaba fatal, me perjudicaba completamente y no sabía levantar cabeza. Hasta que me di cuenta que era una tontería, que el fútbol y la vida se basan en errores. O mejoras o te quedas en él. Yo tomé la decisión de mejorar y en ello estoy.
–¿Le aliviaría que volviera Carmona mañana?
–Quiero jugar, es para lo que estoy aquí. Me aliviaría que volviese Carmona, pero jugando yo. Este camino se disfruta jugando. Por un error no se me quitan las ganas, ya te lo digo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión