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La alcaldesa posa junto a uno de los puestos de frutas y verduras en el mercadillo que todos los jueves se instala en la Plaza Mayor, junto a la Casa Consistorial.

Clara Luquero: «Tener carácter es que no te desvíe del camino que crees que debes seguir ni la madre que te parió»

La alcaldesa y candidata del PSOE a la reelección no quiere hablar de pactos porque asegura estar convencida de que logrará 13 concejales, pero estaría dispuesta a repetir el acuerdo con IU

Ana Nuin

Domingo, 19 de abril 2015, 22:44

Su trayectoria política se ha escrito hasta ahora bajo el influjo del carismático y polémico, amado y odiado, Pedro Arahuetes, al que ella sigue llamando «el mejor alcalde que ha tenido Segovia». Desde que Clara Luquero (Segovia, 1958) le sucediera como alcaldesa, hace poco más de un año, cada uno de sus pasos ha sido analizado bajo la lupa deformante de los logros de su antecesor. El domingo 24 de mayo someterá su política de maneras suaves y sosegadas, que sus adversarios políticos insisten machaconamente, como si fuera un mantra, en calificar de falta de liderazgo, al veredicto de las urnas. Y lo hará con una candidatura «muy pensada» en la que sobresalen la escritora Marifé Santiago, «que es como buscar lo perfecto para la cultura en Segovia y conseguirlo», y el ingeniero José Bayón, con un «perfil idóneo» para tratar de que Segovia se convierta en una « tierra de las oportunidades» para la inversión.

Estará deseando que acabe el mandato. No gana para disgustos.

Para mí es como si fuera el primer año del mandato. Me ha faltado tiempo para hacer cosas, no quiero que acabe. Pero lo que toca ahora es crear un nuevo equipo, y creo que es un buen equipo el que hemos conformado, y lanzar proyectos a futuro.

Pero no me negará que está siendo un final convulso. Aunque a estas alturas los abandonos en su equipo no tienen repercusión en el gobierno municipal, ¿cómo se explica a la ciudadanía esas divisiones internas?

Las rectas finales de los mandatos siempre tienen un tono convulso. Unas personas se van, otras se incorporan al proyecto, es un tiempo de ajustes. Los seres humanos, cada uno nos tomamos las cosas de una manera, y lo que corresponde al ámbito de decisión personal, aunque no lo compartamos, no tenemos más remedio que respetarlo.

¿Siente que ha habido deslealtad?

No quiero utilizar adjetivos ni calificar, pero sí diré que desde mi punto de vista lo correcto es cumplir el compromiso adquirido con los ciudadanos hasta el último momento.

Al final han terminado alimentando los argumentos del PP sobre la desintegración en el grupo tras la marcha de Arahuetes.

En general, el equipo funciona bien y está trabajando hasta el último momento, lo que no quiere decir que no haya planteamiento discrepantes. Cuando habla de crisis, al PP le recordaría que casi tuvo que recurrir a los concejales de reserva cuando lideraba el grupo Beatriz Escudero. A este nivel a nosotros no nos ha sucedido nunca. Y también tenemos que entender que si un concejal como Javier Giráldez está planteando un proyecto nuevo, se presenta con otra formación política, pues tiene que marcar distancias. No es lo que yo quisiera, no es lo que me parece correcto, yo no lo haría jamás, porque si me comprometo lo hago hasta la médula, pero cada persona tiene sus sensibilidades y sus criterios.

¿Ha habido imposiciones del partido a la hora de confeccionar la candidatura? Hay quien ve la mano del secretario de la agrupación local en buena parte de la lista.

La asamblea local tuvo el detalle de confiarme la confección de la candidatura, que creo que es una de las primeras veces que se hace. No quiere decir, por supuesto, que no estuvieran al corriente el secretario local y el secretario provincial. Pero la candidatura la he hecho yo.

No ha sido un camino de rosas desde que se convirtió en la primera alcaldesa de Segovia. ¿Cree que este año ha sido un buen escaparate para usted de cara a la actual candidatura?

Este año ha sido una oportunidad de demostrar a los ciudadanos y a mí misma lo qué puedo hacer desde la Alcaldía, porque los ciudadanos ya conocen muy bien mi labor como concejala de Cultura en los últimos once años y saben que he trabajado con pasión por la ciudad. Como alcaldesa he tenido la oportunidad de impulsar muchos proyectos, incluso algunas cosas que estaban ahí bloqueadas desde hace años. Yo estoy muy satisfecha, pero mucho, de todo lo desarrollado. ¿Qué ha habido algún disgusto, como el caso del señor Arranz? Pues sí. Pero también me he demostrado a mí misma que cuando tengo que utilizar la capacidad de decisión de manera contundente, dura y dolorosa incluso, soy capaz de hacerlo. La decisión de revocar la delegación del señor Arranz ha sido el momento más duro y doloroso que he vivido este año, pero creo que era justa, proporcional y en consecuencia con lo que había sucedido. Si analizamos las circunstancias, creo que eso debería reforzarme. Todo el mundo me reconocía el trabajo, pero quizá estaban mirando si yo tenía la autoridad necesaria para resolver una decisión crítica con decisiones contundentes, y aquello fue el ejemplo.

Ha venido utilizando el término tránsfuga para referirse a Javier Arranz. Si tan claro lo ve, ¿por qué no puso el asunto en manos de la comisión nacional del Pacto de Antifransfuguismo para evitar la estrategia de continuo bloqueo a la labor de gobierno?

El señor Arranz es un tránsfuga de libro, y se podía haber llevado perfectamente, pero lo hemos dejado en el ámbito local. Nosotros hemos aplicado el pacto, hemos votado en contra de sus iniciativas sin entrar en el contenido, e Izquierda Unida ha hecho lo mismo. Pero el Partido Popular le ha hecho el juego, se han hecho el juego mutuamente.

Lo cierto es que los mayores quebraderos de cabeza a lo largo de estos doce meses se los han dado los suyos, no el Partido Popular.

Yo estoy muy satisfecha de lo que se ha hecho este año. Ha habido algún disgusto, pero tampoco es un drama, porque la mayor parte del equipo está trabajando muy bien hasta el último momento. Desde el punto de vista del trabajo no tengo nada que objetar, todo el mundo ha cumplido con su obligación. En cuanto a la imagen, yo puedo controlar la que doy yo, y reitero que yo hubiera cumplido mi compromiso hasta el último minuto. Me parece que las personas de palabra hacen eso, pero cada uno...

También habrá sido doloroso ver cómo Pedro Arahuetes le enmienda la plana públicamente en la polémica por la eliminación del callejero franquista.

Me sorprendió y no fue agradable, lógicamente, pero tengo que respetar su capacidad, a título individual, de manifestar públicamente las opiniones que crea oportunas. Dijo lo que pensaba y se acabó.

Pero el sabía que era un torpedo en su línea de flotación.

Me sorprendió y me disgustó, pero insisto en que todo mi respeto a que opine, pues solo faltaba, lo que considera oportuno. ¿Qué me hubiera gustado que no lo hubiera hecho? Pues claro.

¿Cree que volverá a la política?

Mi impresión personal es que no, porque él tiene su hueco aquí. Yo ahora he hecho una candidatura a mi medida, pero si después de tomar la decisión de dimitir Pedro Arahuetes hubiera dicho que quiere volver a la política, él tiene su sitio aquí. Ahora ya no es su equipo, porque lo he hecho yo, pero él impulsó este proyecto. Ha sido el mejor alcalde de la ciudad, y esto lo digo desde el hígado. Ha sido una persona trabajadora, lista, que ha impulsado proyectos que llevaban anclados 18 años, como la Casa de la Moneda. Podíamos estar tres horas citando todo lo que ha hecho. Ahora, me preguntas si pienso que va a regresar y creo que no, porque tomó la decisión de irse y podía haberse quedado.

Usted se va a someter por primera vez al examen de las urnas con el reto de mantener uno de los feudos socialistas desde 2003 en un escenario inédito e imprevisible por la irrupción de nuevas fuerzas. ¿Le pesa la responsabilidad?

Cuando uno piensa en la responsabilidad que tiene, entra cierto encogimiento de estómago. Por eso hace tiempo, casi desde que empezó a decirme el partido tienes que ser tú la candidata, que me planteé que iba a hacer lo mismo que he hecho mientras he estado gestionando, lo sigo haciendo, la responsabilidd en el área de Cultura. Yo me voy a preocupar de llevar a cabo proyectos, de trabajar, voy a tener la conciencia tranquilísima y después que los ciudadanos voten lo que libremente crean. Y punto. Porque otra cosa es angustiarse y no merece la pena. Yo creo en el trabajo desde el otro día después de tomar posesión, y si digo que duermo seis horas de media lo he hecho todo el tiempo, ahora y antes. Creo que uno se tiene que entregar a los proyectos y poner toda la carne en el asador, tengo la conciencia tranquilísima porque siempre he hecho lo que debía hacer. Y después que los ciudadanos decidan. Yo soy demócrata convencida, lo que decidan bienvenido sea.

Pero las comparaciones van a ser inevitables. ¿Una derrota sería un fracaso personal?

Si ganamos será un triunfo de todos, y si sale mal asumiré la responsabilidad.

En este tiempo ha consolidado una imagen de política sosegada. ¿Le han pedido muchas veces en este año que dé un golpe sobre la mesa, que saque carácter, en la línea de su antecesor?

A alguien que colabora conmigo habitualmente le dijeron que soy muy buena persona pero blandita. Y él les dijo: «Jooo, no la conocen». Cuando tomo una decisión, va a misa. Soy muy correcta en las formas, y eso puede dar una falsa impresión. Para mí, carácter es resolver problemas, seguir el camino que tú crees que debes seguir, con criterio y bien avalado, y que no te desvíe de ese camino ni la madre que te parió. Y para eso no tienes que dar ni un solo golpe en la mesa. Si lo haces implicando a la gente, convenciéndola, pues mejor.

¿Cree que puede darse la situación de que la fragmentación del voto por la elevada cifra de candidaturas haga que ninguna llegue al umbral electoral del 5% y PSOE y PP mantengan una hegemonía absoluta en el Ayuntamiento?

Puede pasar de todo, no lo sé. Se van a presentar muchas formaciones, que están en su derecho, y puede darse el caso de que coman un bocado de votos a las que hay y esté muy fragmentado todo, y sea mucho más difícil la gobernabilidad de la ciudad. Yo, desde luego, he preparado una candidatura para gobernar la ciudad y un proyecto apasionante para Segovia.

Pero todo parece indicar que las mayorías absolutas van a ser muy complicadas. ¿Se imagina un pacto con Javier Arranz o Javier Giráldez en caso de que logren entrar en el Ayuntamiento con sus nuevas formaciones?

No lo voy a decir, me voy a callar.

¿Y con Izquierda Unida? ¿Reeditaría el actual acuerdo?

Si fuera necesario sí. Pero nosotros vamos a por la mayoría absoluta. Salimos con una candidatura estupenda, con un buen proyecto. No voy a pensar en pactos.

Haga pues un pronóstico de cómo va a quedar el reparto de escaños.

Yo digo que nosotros vamos a conseguir 13, de los demás no me atrevo a aventurar. Es muy difícil. Es verdad que hay muchas plataformas, pero en las ciudades pequeñas hay que valorar otro aspecto, y es que nos conocemos todos. Yo a los candidatos de otras formaciones solo los conozco por la prensa.

¿Y cómo ve a Raquel Fernández, la candidata del PP, que al igual que usted ha sido concejala antes que candidata?

Es muy distinto, porque yo he sido, y lo sigo siendo, durante doce años concejala en el gobierno de la ciudad. En su caso, y tengo que decir que me he alegrado de que sea una mujer, es concejala en la oposición. Eso ya es distinto. Con todo respeto, el grado de conocimiento se consigue trabajando. Si a mí me conocen en los barrios es por trabajar, trabajar y trabajar, y no porque me haya pagado unos vinilos descomunales en una cara de autobús. Es verdad que Raquel es una novedad como cabeza de candidatura, pero ella lleva cuatro años en la Corporación y en los barrios no saben quién es porque no ha ido a ningún acto. Para mí la capacidad de trabajo es muy importante; no quiero einsteins, quiero personas cualificadas, responsables y trabajadoras. Raquel Fernández es nueva porque está como sin estrenar, pero no es nueva.

Toda la carne en el asador

Pero el PP ha demostrado tener un suelo alto con independencia de quién encabece el cartel.

Está claro. Es un voto muy fiel. Yo me acuerdo de las palabras de Pedro (Arahuetes) la primera vez que nos presentamos. Yo le dije: ¿Y esto? Y me respondió: «Clara, la política ni es coherente ni es lógica». Porque no entendía cómo un partido que había dejado la ciudad en un desastre total tenía doce concejales. Por eso digo que hay que poner toda la carne en el asador, hay que comprometerse del todo.

A ustedes, de entrada, se les pueden fugar votos por los flancos de Arranz y Giráldez.

Espero que no. En el caso de Javier Arranz, no creo que vaya a tener un número de votos significativo. En la ciudad nos conocemos todos.

La cultura empieza a valorarse en este país como motor económico. De hecho, es el tercer sector con más empleo directo de Europa. Su candidatura ha lanzado la idea del centenario de la Universidad Popular como columna vertebral de un proyecto de gobierno hasta 2019. ¿Tiene una estimación de qué beneficios generaría?

No se ha hecho un estudio económico previo, pero hay una cosa clara: la cultura vinculada al turismo es un motor económico de esta ciudad. Vamos a intentar traer proyectos culturales y educativos de envergadura, desde una gran escuela de danza a iniciativas que se pueden traducir en 400 alumnos latinoamericanos residiendo en Segovia. Y esto tiene que ver también con la promoción de Segovia como Ciudad Universitaria, porque eso es un generador de recursos y de puestos de trabajo increíble. Yo creo que la construcción de la nueva fase del campus nos abre ese camino. Tenemos mucho potencial, por ubicación, por buenas comunicaciones con Madrid, porque es una ciudad bellísima para vivir, y con una actividad cultural, la mayor parte gratuita, interesantísima.

Estamos a poco más de media hora de Madrid. ¿Por qué Segovia resulta tan poco atractiva para la inversión?

Es que en estos tiempos ningún territorio es atractivo para la inversión. Pero tenemos que estar preparados para coger el tren, el vagón de cabecera, en cuanto esto empiece a remontar. Nos tiene que pillar con suelo industrial, con el CAT concluido y tenemos que ir a por las empresas, si son tecnológicas mejor. En una frase, traer empresas, traer empleo. No digo que no intentemos estimular el propio tejido segoviano para generar, pero no olvidemos que es una ciudad pequeña.

¿Y cuál sería la estrategia para captar empresas?

De muchas maneras. Ofrecer ventajas competitivas a las empresas que se radiquen e ir a buscarlas a través de relaciones. Hay muchos empresarios segovianos que han triunfado en el exterior y que tienen un vínculo familiar y de afecto con Segovia. O que tienen una vivienda aquí porque están enamorados de la ciudad. Hay muchísimos, desde el presidente de la patronal de las empresas tecnológicas de España hasta el exministro Eduardo Serra. Un montón de gente que estaría encantada de hacer de antena de la ciudad de Segovia, de servirnos para llegar a ese mundo empresarial para vender Segovia como tierra de oportunidades para los proyectos empresariales. Porque necesitamos que Segovia sea una tierra de oportunidades para nuestros ciudadanos, sobre todo para los jóvenes. Es un reto enorme que vamos a asumir sin tener las competencias.

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