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Carlos Álvaro
Domingo, 22 de marzo 2015, 11:36
Dicen que lleva la política municipal en la sangre porque su abuelo paterno, Maximiliano Fernández, fue alcalde de Segovia en la Transición y su padre, Maximiliano Fernández García, concejal de Cultura ya en los noventa. Pero ella se considera una «chica muy normal» que siempre observó la política con distancia porque lo que quería era dedicarse de lleno a la Arquitectura, carrera que estudió. Ahora han cambiado las cosas. Es candidata a la Alcaldía por el Partido Popular y está inmersa en un torbellino imparable. Los primeros días arrojan un balance positivo: su perfil ha entrado como un tiro en las redes sociales y las valoraciones que cosecha son, cuando menos, esperanzadoras para los intereses de un partido que lleva trece años en la oposición. Raquel Fernández García (Segovia, 1979) analiza el momento que está viviendo, la situación política, tan convulsa, y las perspectivas de futuro. Con todas las reservas que podemos albergar cuando escuchamos a un político, su discurso suena distinto.
¿En qué mes de 1979 nació?
En agosto.
O sea que su abuelo ya no era alcalde.
No. Las elecciones, las primeras municipales de la nueva etapa democrática, fueron en abril.
¿Qué recuerdo guarda de él?
Personal, ninguno. Me sacó de pila, pero murió muy pronto. No lo conocí. Él a mí sí; yo a él no. De mi abuela me acuerdo; de mi abuelo no. Eso sí, he visto muchísimas fotografías y mi tío Julio César Fernández, que es hermano de mi abuelo, me ha hablado mucho de él, igual que mi padre. Tengo la sensación de que lo he conocido, pero no guardo un recuerdo personal de él.
A su padre, sin embargo, sí lo tiene muy presente.
Sí. Me dijo un amigo, el día de su entierro, que con el tiempo iba a tenerlo más presente, y es verdad. De una forma diferente, pero ahí está, presente.
Y ahora mucho más...
¡Claro! Mi padre tenía muchísimos amigos, pero amigos de los de verdad. Han pasado siete años de su muerte, pero su recuerdo permanece intacto en infinidad de gente. Esto es algo que me hace sentir muy orgullosa.
Él fue concejal de Cultura...
Sí, con Ramón Escobar de alcalde. Si soy sincera, cuando mi padre estaba en la actividad política no me involucraba en sus asuntos. ¡Ni sabía lo que hacía en el Ayuntamiento! Evidentemente, sabía que era concejal de Cultura, pero desconocía lo que era un pleno o una comisión. Mi padre decía: tenemos pleno; y yo pensaba: pues qué bien. Era una niña. En realidad, he conocido el Ayuntamiento ahora, desde que soy concejala.
Cuando le hicieron el ofrecimiento de aspirar a la Alcaldía se acordó de él, claro.
Sí, por supuesto.
Quizá fue la primera persona de la que se acordó.
Sí, sí. Es cierto que vivo la política de otra manera que él fíjese dónde estoy y sigo sin considerarme política, pero me vino a la cabeza mi padre porque estaba muy metido en ella. Le encantaba, incluso en el plano sentimental. Trabajó mucho y se implicó. Cuando no tenía cargo de representación se volcaba en el partido, y así. Lo tenía muy claro. Era un político vocacional.
Hablemos de su etapa de concejala. De haber gobernado el PP, ¿hubiera sido concejala de Urbanismo?
Nunca lo sabremos. Ángel Beloqui iba en el número 13 de la lista. De haber conseguido una mayoría absoluta él hubiera estado en el equipo de gobierno, aunque también es cierto que yo iba en quinta posición... No sé. A mí Jesús [Postigo] sí me había dicho que iba a tener mucha responsabilidad en mi materia, pero tampoco nos ha desvelado después el cometido exacto que hubiéramos desempeñado cada uno. En todo caso, como digo, nunca lo sabremos.
Durante los últimos cuatro años ha realizado un trabajo discreto, callado, dentro del área de Urbanismo, un departamento difícil, muy técnico. ¿Qué balance hace?
Ha habido aspectos positivos y negativos, pero siempre me quedaré con los positivos. A ver, se trata de asuntos muy complejos que requieren un gran conocimiento y, por tanto, mucha preparación. Esto quiere decir que debe haber mucho trabajo detrás, un trabajo completamente altruista, no remunerado. Y, claro, le restas tiempo a tu actividad profesional, a tu familia, a tus amigos... Sin embargo, lo aceptas porque, al fin y al cabo, nos enrolamos en esto porque queremos. En la parte positiva hay muchas cosas que merecen la pena. Estoy muy orgullosa de mis compañeros del grupo municipal. Creo que hemos estado a la altura porque, al final, se ha demostrado que somos gente rigurosa que ha trabajado los temas, que se ha documentado, que se ha preparado las comisiones y que, en definitiva, ha cumplido con la labor que los ciudadanos le encomendaron. Evidentemente, a todo el mundo no le gusta lo que haces o cómo lo haces, pero esto es algo con lo que cuentas. Otro aspecto positivo es lo mucho que he aprendido. Me ha encantado conocer la administración por dentro y sentir que he estado haciendo algo por los demás.
El PEAHIS, el Carlos Melero... ¿Qué ha sido más complejo?
Son cosas distintas. El PEAHIS era un documento que, cuando llegamos, estaba en un grado de desarrollo muy avanzado. Nosotros hemos tomado parte en la modificación de ese documento, no en la gestación. Y ha habido que pulir muchas cosas. El Carlos Melero era, sin embargo, un expediente de gestión pura y dura; una gestión que no se llevó a cabo adecuadamente y que ha costado mucho sacar adelante.
Pero si es alcaldesa, el PEAHIS seguirá ahí todavía.
Sí, y hay que darle prioridad absoluta, tanto si soy alcaldesa como si no lo soy. Si no gobernamos, siempre estaré a disposición del equipo de gobierno para aprobarlo.
Cambiemos de tema. Supongo que la decisión de aceptar ser candidata a la Alcaldía ha sido la más difícil de su vida, o por lo menos, la que más quebraderos de cabeza le ha dado.
Fue dificilísima.
¿Cuándo se lo dijeron?
Alguien publicó que me lo llevaban proponiendo un año, pero no es cierto. Hubo insinuaciones, en tono de broma, que jamás me tomé en serio porque no pasaban de eso, de la broma. Me lo plantearon después de que Jesús Postigo comunicara su decisión de no continuar. Fue en torno a Año Nuevo o Reyes, si mal no recuerdo.
¿Y por qué aceptó?
Mire, independientemente de lo bien que me he sentido trabajando en el Ayuntamiento y de lo bonito y gratificante que la experiencia pueda resultar en el plano personal, siempre he tenido muchas cosas en la cabeza; cosas, no sé, proyectos, ideas, iniciativas que me hubiera gustado emprender. Cuando comprendí que lo que me estaban ofreciendo era la posibilidad de materializar esas ideas, acepté.
¿Qué ideas?
Muchas de ellas ligadas al urbanismo, al desarrollo de suelo industrial, al desarrollo económico, al emprendimiento, a la creación de empresas. Debemos volcarnos en ello.
¿Y cómo lleva ser candidata?
Muy bien. Estoy ilusionadísima y con muchas ganas. Por otro lado, estoy preocupada porque tengo que formar un equipo y tiene que salir bien. Esa es ahora mi prioridad, lo más importante. Por muchas ganas, ilusión y proyectos que albergue en la cabeza, si a mi lado no hay gente que comparta eso, no voy a ninguna parte. Necesito gente competente detrás, con formación, pero que además comparta los objetivos, tenga ilusión y ganas y esté dispuesta a trabajar y sacrificarse.
¿Y cómo va ese equipo?
Estoy preocupada, pero contenta. Hasta ahora me satisface el cariz que va cobrando.
¿Me puede adelantar algún nombre? Porque aquí nadie suelta prenda...
¡Hombre! ¡Esta es una pregunta que nadie me había hecho! (Risas). En serio, no, no puedo adelantar nada. Prefiero ser discrea. Así me lo ha pedido la gente que ya se ha comprometido conmigo. Y lo entiendo, porque es una decisión muy importante y muy difícil de tomar. Yo ya tuve esa experiencia hace cuatro años. Y entiendo también que haya personas que se lo estén pensando. Es algo que te condiciona la vida. En cuanto a los compañeros actuales, todavía no he hablado con todos.
¿Seguirán muchos?
Es que no lo sé, de verdad. No he hablado con todos. Hay algunos que a mí me gustaría que siguieran pero no me han respondido aún y hay otros que, si quieren seguir de verdad, ¿por qué no van a continuar? No puedo decir nada. Pero no voy a tardar mucho en decirlo.
¿Qué perfil tendrá ese equipo?
Quiero que compartan mi ilusión y mis ganas. Cuando empecé a pensar en la lista ponía la formación como primer requisito, pero conforme voy avanzando en su confección pienso que la ilusión y las ganas son fundamentales. Tiene que ser gente competente, pero también dispuesta a trabajar y con capacidad para dominar el área. Así podremos llegar lejos. He hablado con personas de más edad y compruebo que la perspectiva es distinta. Quizá no tengan tantas ganas de cambiar las cosas.
¿Me está insinuando que será un equipo joven, renovado, quizá con muchas mujeres, más dispuestas a los cambios? En su partido no está obligada a buscar la paridad de sexos...
En ese sentido, la única obligación es la que marca la ley, que obliga a incluir un mínimo de dos mujeres por cada cinco puestos. Es decir, entre los diez primeros debe haber cuatro mujeres. Esto no es algo que me obsesione. Por encima de toda está la persona.
Decía que advertía en la gente mayor pocas ganas de cambio.
Yo quiero personas que se involucren y crean que se puede trabajar de otra manera, no importa la edad. Y no quiero decir con esto que esté pensando en cambiarlo todo, o que haga falta cambiarlo todo, ni mucho menos. Por eso critico a Podemos, porque parece que esté despreciando el trabajo que se ha hecho hasta ahora. Cuando hablo de cambio no hablo de desprecio al trabajo realizado, sino de otra forma de trabajar. Me importa la gente que tenga proyectos, propuestas y capacidad de trabajo.
Usted llega a la primera línea política en un momento complejo, con los dos grandes partidos, los partidos tradicionales los viejos partidos que se dice, así, en tono peyorativo en horas bajas, en crisis. ¿Qué opina de fenómenos como Podemos o Ciudadanos?
Opino que nos van a venir muy bien. De esta manera entrarán a formar parte de la gestión pública ciudadanos que hasta ahora ni se lo habían planteado. Es gente convencida de que esto se puede hacer de otra forma y está en su derecho de involucrarse a través de otras siglas de nueva creación. Es una idea que comparto, con la diferencia de que yo voy a tratar de hacerlo dentro de una de esas grandes marcas. Que entre savia nueva, con nuevas ideas, es algo que les va a venir muy bien a los partidos tradicionales, que estaban muy acomodados. Lo que ha pasado ha sido una llamada de atención, y los grandes partidos van a tener que ponerse la pilas en todos los sentidos, en cuanto a caras nuevas, en cuanto a forma de funcionar, de llegar a la sociedad y de adaptarse, al fin y al cabo, al contexto social. Los partidos tienen que ser conscientes de que deben dar respuesta a los problemas de la ciudadanía. Para eso están.
Habla de las grandes marcas. ¿Restan más que suman PP y PSOE? Porque he leído en las redes sociales que a usted le dicen que gusta, pero su partido no. ¿Ha reflexionado sobre ello?
Sí, claro. Yo no estoy afiliada al Partido Popular, aunque tengo que decir que he estado comodísima trabajando bajo sus siglas y no voy a renegar de ellas. Entiendo, y me gusta, que los jóvenes se involucren creando partidos nuevos, pero también debe entrar esa savia nueva en los partidos tradicionales. A mí me parece que el PP ha demostrado mucha valentía poniéndome como cabeza de lista. Es una decisión que expresa voluntad de cambio.
¿Se va a afiliar?
No tengo intención alguna de afiliarme. Yo he empezado en política con el PP así, de esta manera, y cuando las cosas van bien...
¿Qué cree que hay que erradicar de la vieja política?
El conformismo. Es un mal que conduce a perder la perspectiva. Los ciudadanos, en estos momentos, me hablan de renovación, de que no quieren ver las mismas caras de siempre, de que los cargos políticos deben tener una fecha de caducidad, y es verdad. La política es una actividad que desgasta y no está bien que un político que ha perdido la ilusión vaya pasando de un cargo a otro y a otro y a otro. Habrá personas que valgan y tengan ganas y merezcan seguir, pero otras no.
Machismo. ¿Lo ha detectado en la política?
En el Ayuntamiento, para nada; pero sí es cierto que, en general, todavía hay muchos más hombres que mujeres en cargos de responsabilidad. También es verdad que las mujeres no nos hemos querido comprometer mucho, pero esto, afortunadamente, está cambiando. ¡Vamos a ser al menos tres mujeres candidatas en estas municipales!
Cierto. Serán unas elecciones en clave femenina.
Me parece estupendo, pero no por la reivindicación en sí, sino porque demuestra que estamos ahí, que hemos llegado, que podemos tomar las riendas. Yo no necesito que me pongan como cabeza de lista para creerme que tengo la misma capacidad que un hombre, ni mucho menos, porque eso ya lo sé.
¿Cómo valora lo que está pasando en el PSOE municipal, en el adversario político? Las dimisiones de Arranz, Giráldez...
Los problemas internos que tenga un partido deben quedarse en casa y no dañar el gobierno de una institución. Lo que está pasando en el Ayuntamiento es una situación que ha creado el propio PSOE y está perjudicando a los ciudadanos de Segovia. Me parece algo gravísimo. Por otra parte, creo que lo ocurrido denota una gran falta de liderazgo en el equipo de gobierno.
Al PP se le reprocha haber apoyado a Javier Arranz, un concejal que PSOE, IU y muchos ciudadanos consideran tránsfuga.
Lo estamos escuchando, pero los hechos nos avalan. A Javier Arranz le hemos dado un apoyo mínimo y puntual. De los 44 puntos que llevó al pleno de febrero solo le apoyamos dos. Es un porcentaje bajísimo. Quien quiera ver un pacto en ello está muy equivocado.
Le pregunto ahora por tres nombres propios: Clara Luquero.
No puedo negar que hizo un papel importante como concejala de Cultura. Segovia, en ese ámbito, ha mejorado mucho desde que ella tomó las riendas. Pero Clara Luquero es candidata a repetir como alcaldesa, y como alcaldesa deja mucho que desear. Está muy claro: si no ha sido capaz de mantener el grupo unido, su casa en orden, dudo que sea capaz de ordenar la casa de todos. A la vista está: no es la persona más adecuada.
Pedro Arahuetes.
Él sí fue capaz de mantener el grupo unido, que no debió de ser fácil. Era un buen líder, una persona que tenía las cosas claras y un gran conocimiento de los temas de Segovia. No me importa reconocerlo. Pero también es cierto que no contó con la oposición para nada y esta es una carencia grave. Alguien que es alcalde ha de tener en cuenta a todos los grupos políticos del Ayuntamiento. Pecó de una falta absoluta de diálogo con la oposición, y nosotros llegamos al Ayuntamiento para ayudar. La colaboración hubiera sido más productiva, pero él levantó barreras insalvables.
Jesús Postigo.
Solo tengo palabras de agradecimiento. Formó un buen equipo, que es algo muy complicado. No solo lo creó, sino que lo mantuvo. Él ha sabido mantener ese grupo y transmitirnos las ganas de trabajar, el tipo de oposición que debemos ejercer. Creo, sinceramente, que hemos trabajado con mucho rigor, dejando muy de lado los intereses políticos, apoyando las decisiones que considerábamos beneficiosas y rechazando ls que, a nuestro juicio, resultaban perjudiciales o denotaban una mala gestión.
Termine la frase. Si soy alcaldesa...
¡Uff! Hay mucho trabajo por hacer. Me preocupa el funcionamiento del Ayuntamiento. Me gustaría articularlo en torno a tres grandes áreas: Economía, Urbanismo y Servicios Sociales. Áreas coordinadas entre sí. Creo que se puede trabajar de otra manera y hacer fácil la gestión. Hacen falta eficacia y transparencia.
En el Ayuntamiento de Segovia hay un departamento muy sensible: Cultura. ¿Qué propone?
Es pronto para hablar de propuestas concretas. Tenemos grandes líneas trazadas, pero no puedo desvelar más, al menos hasta que haya una cara vinculada a esa área.
Quiero creer que para usted es una Concejalía de peso.
Sí, porque debe serlo. Lo es y no hay que cambiarlo. Lo he dicho antes: Segovia está en el mapa por la cultura y hay que seguir en esa línea, incluso potenciarla, mejorarla.
Le he escuchado estos días que Segovia se ha quedado vieja. ¿ A qué se refiere?
No hay más que darse un paseo por el casco histórico y observar la cantidad de edificios vacíos. Las administraciones empiezan a trasladarse a otros barrios y debemos actuar ya. Se está produciendo una despoblación del casco alarmante.
Pero hay una despoblación general, no solo en la ciudad antigua.
Eso va ligado a una mala gestión urbanística. El anterior plan general se hizo en 1984 y no se revisó hasta 2008. Ha sido un error de gestión brutal. La consecuencia es que se acabó el suelo disponible y los promotores de viviendas se marcharon a los pueblos cercanos. La gente joven se ha ido a vivir a Tabanera, aLa Lastrilla... Es un problema que Segovia no ha sabido solucionar, un problema de mala gestión.
Dos asuntos candentes: el cambio de los nombres franquistas de las calles y el aparcamiento de Los Tilos, que siempre vuelve.
A ver. Los nombres franquistas de las calles deben cambiarse. La ley está para cumplirla. Y hay mucha gente afectada que merece un respeto. Ahora bien, el PP no ha estado de acuerdo con el procedimiento administrativo que se ha seguido, porque se ha hecho a toda prisa. Llegaban las elecciones y había que dar cumplimiento a una exigencia de Luis Peñalosa. La Ley de Memoria Histórica está en vigor desde 2007. Esto quiere decir que el PSOE ha tenido tiempo suficiente para hacer las cosas bien, con un expediente bien instruido y bien documentado, también desde un punto de vista histórico.
El asunto va a quedar pendiente. ¿Lo retomará, pues, si es alcaldesa?
Sí, pero lo haremos de manera rigurosa. Hay que instruir bien el expediente y contar con los vecinos, por supuesto. Se cambió la avenida de la Constitución y no hubo problemas porque las cosas se hicieron bien y los vecinos entendieron que se les tomó en consideración. Ahora comprendo que estén disgustados porque se les ha impuesto algo que no se les ha consultado.
Los Tilos.
Hay quien dice que estos aparcamientos no funcionan, pero habría que plantearse si están bien ubicados, porque el de Fernández Ladreda siempre está lleno. El de Los Tilos es vital para la zona. Esto no quiere decir que necesariamente tenga que estar ubicado bajo la ladera, pero sí creo que hace falta un parking en ese entorno.
«Soy de centro y estoy muy cómoda en el PP»
Hábleme de usted.
Soy una chica muy normalita. No tengo hijos, y empleo el tiempo libre haciendo deporte. Me gusta el tenis, el pádel... esquío, corro, hago muchas cosas, todas regular, pero bueno, las hago.
¿Es futbolera?
No mucho.
Pero es de la Segoviana.
Claro, y del Segovia Futsal. Siempre seguí más al Caja Segovia. El fútbol sala me gusta mucho.
Un libro.
Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini.
Una película.
La gran evasión. Es un poco antigua, pero me gusta.
Un color.
¿El azul? ¿El rojo? Me van los colores chillones, pero elijo el blanco, que es más neutral (risas).
Un número.
el 9.
¿Es supersticiosa?
No.
Ideológicamente, ¿dónde está?
En el centro. El PP es un partido grande, con muchos millones de votantes, y dudo mucho de que todos compartan la misma ideología. Los partidos no son sectas. Yo estoy cómoda en el PP, pero sí, soy de centro. Tengo claro que soy de centro.
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