La crisis mantiene viva la crispación social con una manifestación cada dos días

La palpable ofuscación de los diferentes estamentos del tejido social español en los vibrantes y apasionantes años de la Transición catapultaron a miles de ciudadanos a las calles y plazas de las ciudades españolas para enarbolar todo tipo de banderas reivindicativas.Las manifestaciones en aquella etapa eran habituales y llegaron incluso a quedar arrinconadas en un segundo plano de la rabiosa actualidad informativa, dada su incesante proliferación.

Con el inexorable paso del tiempo, con el imparable fenómeno de la despolitización y con el consumismo cada vez más galopante, las ruidosas movilizaciones callejeras comenzaron a ser menos habituales.Hubo que esperar a los últimos años, por culpa de los virulentos varapalos producidos por la denostada y salvaje crisis económica que han azotado a las capas más desprotegidas de la sociedad, para que las ‘manifas’ hayan experimentado un ligero repunte.

Los últimos datos que tiene contabilizados elMinisterio delInterior en relación a la provincia de Salamanca ponen de manifiesto que durante este último lustro –exactamente desde el 1 de enero de 2011 hasta el 31 de diciembre de 2016– se contabilizaron en el territorio provincial de Salamanca un total de 1.559 manifestaciones.Lógicamente, de ellas el mayor grueso corresponde con la capital con un total de 1.253 manifestaciones a lo largo de las últimas cinco anualidades.

En el caso específico de la capital, llama especialmente la atención que solo durante el año 2016 hubo un total de 151 movilizaciones, lo que equivale a una periodicidad de casi una concentración por cada dos días, en términos aproximados. En los municipios de la provincia se contabilizaron un total de 44 concentraciones. Esta última cuantía se distribuyó con nueve manifestaciones localizadas en Béjar y otras nueve más en Pelarrodríguez. En Ciudad Rodrigo se computaron cinco y en Cabrerizos otras cuatro.Por su parte, Santa Marta de Tormes,Topas, La Fuente de San Esteban y Carbajosa de la Sagrada arrojaron dos por cada localidad.El elenco de pueblos donde se palpitó, aunque fuera de forma excepcional, cierto grado de tensión social en sus calles a lo largo de la pasada anualidad se completa con los casos de Fuentes de Oñoro,LaFregeneda, Masueco, Monsagro,Peñaranda de Bracamonte,Retortillo,Serradilla del Arroyo, Villamayor y Zamayón. En total, 17.

Tal como resulta previsible, las movilizaciones callejeras fueron mucho más numerosas en Salamanca que en los pueblos de las comarcas, donde, en términos comparativos, hubo una manifestación por cada ocho días.

Pese a las cifras que irradió el pasado año, lo cierto es que, en términos globales, se detectó una ligera disminución en el número de movilizaciones.Debe tenerse en cuenta que en 2015 fueron en la totalidad de la provincia 203 manifestaciones, ocho más que en 2016. La tendencia decreciente se constata de una forma más precisa si se dirige la mirada hacia el año 2013, cuando fueron, nada más y nada menos, que 352 las manifestaciones que se desarrollaron en Salamanca, sumando tanto las de la capital como las escenificadas en los pueblos de la provincia. En parecidos términos evolucionó 2012 con 353 concentraciones, sobrepasando claramente las 174 del año 2011.

El análisis de este aluvión de datos estadísticos saca a colación las ocho movilizaciones que se desarrollaron en el año 2013 en Juzbado.También emergen de forma destacada las 126 manifestaciones que se llevaron a cabo enBéjar entre los años 2011 y 2016, lo que aúpa a la villa textil al segundo peldaño de este singular ‘ranking’, por detrás de la capital salmantina con las ya mencionadas 1.253 movilizaciones del último lustro.

Todos estos dígitos, que materializan y permiten dimensionar en su justa medida el fenómeno de las manifestaciones y concentraciones callejeras, fueron aportados por el Gobierno en la respuesta parlamentaria que tramitó meses atrás, concretamente el pasado 24 de mayo, en elCongreso de los Diputados. La contestación del Ejecutivo, basada en los datos oficiales de las estadísticas que maneja el Ministerio del Interior, dio respuesta a la pregunta que previamente había formulado el diputado del Partido Popular por la provincia de Salamanca, José AntonioBermúdez de Castro. En su interpelación alEjecutivo en la Cámara baja, Bermúdez de Castro querías saber el volumen de manifestaciones que se celebraron en Salamanca en el último lustro.

Eso sí, en la respuesta parlamentaria el Ejecutivo no especificaba la naturaleza de estas manifestaciones.Hay que tener en cuenta que que muchas de éstas tienen un marcado carácter reivindicativo desde el punto de vista laboral, como son las promovidas por los sindicatos, pero también lo tienen las que airean en las calles otro tipo de cuestiones, como las problemáticas sanitarias y educativas.

Al margen de la contestación en sede parlamentaria, el último anuario estadístico del Ministerio del Interior, correspondiente al año 2016, recopila una interminable relación de números sobre la incidencia de las manifestaciones en nuestro país.A lo largo de 2016 se contabilizaron enEspaña un total de 27.880 manifestaciones comunicadas, es decir, que recibieron la correspondiente autorización de la administración competente al ser notificada por sus promotores de forma previa y según los cauces legales previstos. Sin embargo, hubo 1.010 movilizaciones que fueron prohibidas por no respetar los trámites estipulados.

Si el desglose estadístico se lleva a cabo en virtud de cada comunidad autónoma, el mayor volumen de manifestaciones se localizó en Andalucía con 7.530 protestas callejeras, seguida en segundo lugar por Galicia con 3.935. Sorprendentemente y pese a su elevada población, la Comunidad de Madrid se tiene que conformar con la tercera posición con 3.321. En la cuarta posición emerge Valencia con 2.893, seguida en quinto lugar por la Comunidad Foral de Navarra, con 2.373 manifestaciones, aunque porcentualmente y teniendo en cuenta el número de habitantes de cada región, los navarros fueron los que más protestaron y salieron a las calles en 2016.En Castilla y León hubo 1.748.

En el otro extremo de la balanza afloran Ceuta, con 102, y Melilla, con únicamente 67, unas realidades totalmente lógicas dado el número de personas que residen en ambos territorios.