Avisan de que el nivel de polen aún podría aumentar este año

El Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) presentó la semana pasada sus estimaciones para la primavera y el verano de 2019. Comentaron que por lo general serán estaciones «leves».

La alergóloga y miembro de la SEAICMilagros Lázaro aporta más datos sobre lo que le espera a los alérgicos de nuestra ciudad y provincia. Explica que la cantidad de lluvia invernal «es un factor importante» a la hora de realizar las estimaciones y que los meses tan secos que hemos tenido implican que «o empieza a llover ahora o va a haber poco polen. La primavera será suave o moderada, con poca intensidad de polinización».

La doctora aclara que, aunque solemos asociar la primavera con las alergias a los pólenes, no todas las plantas polinizan en estas semanas. Algunas como las cupresáceas tuvieron una polinización «intensa» en febrero y marzo (cuando comienza la temporada de alergias) y ahora remiten. En primavera polinizan algunos árboles como los plátanos de sombra y, en mayo y junio, cuando se acerca el verano, llega el turno de las gramíneas y los olivos.

En el caso de Salamanca, las gramíneas son las plantas que más alergias generan «sin duda». Milagros Lázaro advierte de que si en las primeras semanas de la primavera hay lluvias abundantes, «quizá haya más riesgo de que haya pólenes» de gramíneas y olivos en mayo y junio.

Los estudios calculan que en torno al 30% de la población padece alergias. En Salamanca, 'grosso modo', hablaríamos de unas 110.000 personas entre la capital y la provincia, con abundancia de casos de alergia al polen. «También los hay a ácaros, piel de animales... pero predominan a los pólenes. Es un número relativamente alto. Un tercio de la población es mucha gente».

La alergia se dispersa por España como el polen con los fuertes vientos y dentro de doce años la SEAIC estima que habrá 12 millones de alérgicos en España, un 30% más que en la actualidad. «La contaminación influencia a los pólenes más que los factores climatológicos», explican. «Los diésel desprenden partículas que crean un ambiente hostil que hace que las plantas produzcan proteínas de estrés y, con ellas, los pólenes son más agresivos. Eso hace que haya más alérgicos en lugares cercanos a la autovía o calles transitadas que en zonas rurales, donde hay más plantas»,afirman en la SEAIC.

Las reacciones alérgicas «suelen comenzar en la infancia y la adolescencia, pero es cierto que pueden ser muy duraderas», apunta Milagros Lázaro. Con el paso del tiempo pueden «aumentar otras sensibilizaciones. Es una de las cosas que vemos en las consultas, cómo se van añadiendo alergias». Éstas «se suele manifestar en primeros años de vida o adolescencia y dependerán de donde vivas y a qué te expongas».

La SEAIC, de hecho, confirmó la semana pasada con datos el crecimiento de las alergias a los pólenes: Las gramíneas han pasado de afectar al 35% de los alérgicos a hacerlo en el 74%, los olivos aumentaron del 30% al 52%, las arizónicas crecieron del 9% al 23%, el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14%. La suma da más de 100% porque varios pacientes padecen síntomas con más de cuatro tipos de plantas, recoge Colpisa.

La alergóloga recomienda a los pacientes «obviamente evitar la exposición» al alérgeno. «Es lo primero que debe entender, que si evita esa exposición evitará los síntomas». Si sufre alergias a los pólenes, le piden que evite salir al campo, que permanezca en espacios «más cerrados y con menos ventilación» y, en algunos casos, que «use mascarillas». En el caso del polen «es imposible evitar la exposición» si se sale a la calle, pero «en la medida de lo posible» hay que tratar de evitar entrar en contacto con él. Los tratamientos médicos «se adaptan a los síntomas de cada paciente. Están pensados para que se puedan introducir o cambiar dosis si el paciente experimenta más síntomas en un momento concreto».