La Asociación Salmantina de ONGD reclama «actuación local con pensamiento global» contra la pobreza

Durante este último año y medio, marcado por la pandemia de la Covid-19, Salamanca, al igual que el resto de ciudades del mundo, ha experimentado un aumento de las personas en situación de vulnerabilidad.

Desde Cáritas Diocesana de Salamanca, Ester Berzal expone lo que ha supuesto esta crisis sanitaria y la consecuente crisis económica y social. Para establecer un contexto en cifras, la organización salmantina ofreció atención desde enero hasta septiembre de este año en un total de 10.314 ocasiones, superando en más del doble a las ofrecidas el año 2019. Este número representa, como explica, la primera atención que reciben las personas y familias en situación de necesidad que llegan a Cáritas, siendo derivadas posteriormente a un servicio público o una ayuda por parte de la propia organización, pero no incluye otro tipo de servicios mantenidos en el tiempo.

Entre las inquietudes de estos 10.314 salmantinos, Berzal habla de tres «luces de alarma más destacables». En primer lugar, muchas personas se enfrentan a situaciones de empleo precario, ya que «aunque en datos globales parece que se recupera el empleo, éste resulta ser precario, con contratos por poco tiempo y con condiciones laborales que no son dignas en muchos casos». En segundo lugar, desde Cáritas se ha ofrecido «mucho apoyo» ante la brecha digital, «agravada por la pandemia». «Muchas personas no pueden acceder a la administración por vía telemática, muchas veces la única, para solicitar prestaciones, el IMV o cualquier otra cuestión por no tener capacidad, herramientas o conexión», indica. Y en tercer lugar, subraya el impacto de la pandemia en la salud mental, con un aumento de problemas derivados de la situación.

Estas tres cuestiones se engloban en un entorno nacional e internacional, tal y como explica Manuel Rodríguez Fraile, presidente de la Asociación Salmantina de ONGD. Por ello, Rodríguez Fraile recuerda la necesidad de «actuar de manera local, pero pensando globalmente», de manera que todas las administraciones se coordinen siempre actuando de acuerdo con las necesidades particulares. «No puede ser que cada administración tenga una legislación diferente a la hora de dar subvenciones, ayudas o apoyos a la discapacidad, por ejemplo. Hay determinados asuntos que se deben tratar a nivel nacional porque si no hay provincias que se discriminan respecto a otras», reclama el presidente. Y no solo eso, sino también a nivel internacional, ya que «mientras que aquí casi el 80% de la población está vacunada, hay otros países en los que no hay ni un 1% vacunado».

«Las medidas para terminar con la pobreza deben ser fundamentalmente políticas y en ellas debemos haber participado la ciudadanía», reclama Rodríguez Fraile. Igualmente, «debemos asegurarnos de que esas estrategias cumplan con su cometido», ya que «muchas veces las iniciativas están bien planteadas pero no se controla su evolución». Como ejemplo cercano, el presidente destaca la «buena voluntad de algunos gobierno de mandar vacunas a países en desarrollo, pero sin controlar que esas vacunas llegan a quien tienen que llegar». En definitiva, Rodríguez Fraile destaca la importancia de la ciudadanía para conseguir lograr una «fiscalización» de estas políticas que «muchas veces quedan olvidadas en simples papeles».

Sostenibilidad y derechos protagonizan 'Pobreza Cero 2021'

La Asociación Salmantina de ONGD compartió ayer el manifiesto de la campaña 'Pobreza Cero 2021'con motivo del Día Internacional contra este problema, que afecta a numerosos salmantinos. En el documento se estableció como protagonista el contexto de «emergencia sanitaria global en el que nos encontramos, donde se han perdido numerosas vidas humanas, derivando una grave crisis social y económica», que afecta especialmente a «los países empobrecidos y a los colectivos vulnerables».

Igualmente se recordó el hilo que une a esta crisis con «la degradación que afecta al planeta y sus ecosistemas, pues vivimos en un escenario de emergencia climática».

El manifiesto puso sobre la mesa el aumento de la desigualdad entre los «ricos y los pobres», pues «mientras que en tan solo nueve meses, las mil mayores fortunas del mundo habían recuperado las pérdidas económicas derivadas de la pandemia, las personas más pobres del planeta necesitarán más de una década para recuperarse de los impactos económicos».

Por ello, desde las diferentes entidades recuerdan que «hay que apostar por acciones que protejan lo más eficazmente posible los derechos individuales y sociales a través del fortalecimiento de servicios públicos suficientemente dotados de recursos materiales, humanos y económicos». Por último, en el manifiesto se propusieron seis líneas de acción con el ser humano y sus derechos, así como la sostenibilidad medio ambiental como puntos centrales.