Imagen con todos los participantes en esta edición, que rememora la realizada en el mismo escenario en 1955 con motivo de las primeras Conversaciones de Salamanca.

El cine español aboga por buscar nuevas vías de financiación ajenas a la televisión

José Luis Acosta, presidente de la SGAE, reconoce en la tele un pilar importante pero huye de su dependencia porque se decanta solo por un cine más comercial

Luis Miguel de Pablos

Viernes, 4 de marzo 2016, 13:35

Ayer fueron Bardem, Carlos Saura, García Berlanga y Fernando Fernán Gómez los que se sentaban a los pies de la Catedral para analizar los problemas que sufría el cine español. Y hoy, sesenta y un año después, el relevo lo toman guionistas, productores, distribuidores y directores para dar un paso más allá y poner la primera piedra del «camino que queremos» tener para nuestra industria. Así lo pone de manifiesto Luis María Ferrández, heredero de Martín Patino como organizador junto a la SGAE de esta continuidad de aquellas Conversaciones de Salamanca que han venido en denominarse Nuevas Conversaciones del Cine Español, y que desde ayer reúnen a más de cincuenta cabezas pensantes en torno a seis mesas de debate.

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La primera, bajo el lema La financiación del cine en España, tuvo lugar en la tarde de ayer con el presidente de la Sociedad General de Autrores (SGAE), José Luis Acosta, como padrino, quien reconoció el divorcio con el público como uno de los problemas a afrontar. «Venimos a conversar, sacar propuestas, ver en qué situación se encuentra ahora el cine español y a buscar soluciones a sus problemas», aseguró, consciente de la dificultad que entraña el cambio de modelo de financiación que vive la industria cinematográfica. «El nuevo modelo tiene cosas buenas y otras no tan buenas. Hay que buscar vías para que las televisiones no sean sólo las que financien el cine español, pero hay que ver cómo y de qué manera se puede hacer», apuntó, reconociendo a las televisiones como «pilar importante» del cine actual, así como la dependencia para hacer otro tipo de cine. «No es bueno que se dependa tanto de ellas porque quieren hacer un cine determinado», matizó. «El otro cine», el que no tendrá la financiación de las televisiones, «no se puede perder», tiene que «estar vivo, seguir ahí», reivindicó ayer en Salamanca.

En ese sentido, Acosta consideró el momento actual de «crucial» en materia de financiación y se mostró esperanzado que en el último cambio de la Ley del Cine, que provoca divergencias entre los productores, se aproveche «las cosas buenas, que las hay» pero que se modifiquen las que «no son buenas», entre las que mencionó las coproducciones con Latinoamérica, cuyas ayudas se verán mermadas por lo que dicha colaboración «se va a resentir», cuando representa una filmación media de 60 películas al año.

También tuvo palabras Acosta, en lo referente a lo económico, sobre el IVA, del que afirmó que el mundo del cine sigue «pidiendo su reducción» porque «ha hecho y sigue haciendo mucho daño» y espera que siendo «tan obvio que no ha sido rentable», que el futuro gobierno lo baje, siendo «lo primero o de lo primero que haga», señaló, informa Ical. Y, por concluir en los aspectos materiales, el presidente de la SGAE también tuvo una mirada crítica para la polémica sobre el fraude en los datos sobre la taquilla, algo que dijo «se ha mirado de una manera perversa» pero que aclaró que «si hay cosas fraudulentas, hay que ir a por ello», afirmando que son «los primeros interesados en que el cine sea claro y transparente en España».

En cuanto al primer vector mencionado en su presentación y referido al «divorcio» con el público, manifestó su desencanto por «lo que sucede en este país contra el cine español, que no pasa en ningún país de Europa contra su propio cine». Mencionó en ese sentido las «puyas» y las «malas referencias» a autores y actores, aunque también hizo un ejercicio de autocrítica manifestando: «Si hemos hecho algo mal, hay que corregirlo y esforzarnos en que sea algo del pasado» para que haya, en sus palabras, «una reconciliación».

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¿Adiós al cine de autor?

Ahondó en dicho reencuentro con el público a través de la experiencia que se pueda sacar de estas Nuevas Conversaciones del Cine Español, apuntando como clave positiva que sean «abiertas» y que no haya «un decálogo de nada antes de empezar», de modo que puedan «desarrollar entre todos los motivos del divorcio y los que nos obligan a mejorar esa relación, cómo y de qué manera».

También directores como Imanol Uribe se pronunciaron sobre el cambio de modelo de financiación o la estocada que ha sufrido el cine de autor. «El que yo he hecho toda la vida, en particular, se ha dejado de hacer, y ahora las grandes superproducciones se apoyan en la televisión. El cine de industria media, tal y como yo lo he conocido, ha desaparecido. Si no cuentas con una televisión hoy en día, no hay manera de hacer una película. Son ellas las que deciden el tipo de cine que se hace en España», señaló Uribe.

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La inauguración de las Nuevas Conversaciones del Cine Español contó también con la presencia de la directora institucional de audiovisual de la Fundación SGAE, Inés París; del coordinador de las jornadas, Luis María Ferrández; del profesor de cine en la Universidad Juan Pablo CEU, Juan Orellana; y del director y guionista, único representante de aquellas Primeras Conversaciones sobre Cine Español, Julio Diamante, que consideró significativo que «entonces los centros culturales se convertían en cárceles y ahora es al revés», en relación a que el DA2 donde se desarrollan estas jornadas fue la prisión provincial.

Entre los participantes que acudirán a estas Nuevas Conversaciones del Cine Español durante los próximos dos días, destaca la directora de Marsella y Goya a la mejor dirección novel Belén Macías, el Goya a la mejor dirección y también guionista y productor José Luis Cuerda, el director de películas como Días contados o El viaje de Carol Imanol Uribe, el guionista de Ocho apellidos vascos Diego San José, o la directora salmantina Isabel de Ocampo, entre otros.

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En la segunda jornada se analizan hoy las relaciones entre el cine y la sociedad, la unión en el sector, y su internacionalización y difusión.

De Ocampo y el calcetín

No está claro el tratamiento, pero sí el diagnóstico en un momento en el que el cine no es ajeno al resto de la sociedad, sumido en plena metamorfosis. «Estamos viviendo un momento de transformación estructural. El cine se ha dado la vuelta como un calcetín. Antes las películas se hacían y se consumían de una manera, y ahora ha cambiado todo, por eso es un buen momento para hablar», apuntó ayer Isabel de Ocampo, encantada con su vuelta a casa. «Me encanta que hayan elegido Salamanca, porque es una ciudad con mucho peso histórico».

La cineasta salmantina confía en que la reedición de las Conversaciones de Salamanca obtenga los mismos réditos que aquellas de 1955. «Espero que se saquen conclusiones y que se acepte que esto ha cambiado y hay que buscar otros planteamientos. Perderemos y ganaremos cosas, pero hay que buscar otras fórmulas», señala, con una visión nítida de lo que acarreará el cambio de modelo de financiación. «La financiación ha pasado a ser indirecta, por incentivos fiscales, que es el sistema que hay en Estados Unidos. Entonces, la financiación va a pasar a manos del sector privado y van a ser ellos los que dedican qué tipo de películas se hacen, para bien o para mal. Serán películas más comerciales y menos de autor, que es el que va a salir más perjudicado», subrayó ayer, poco antes de iniciar la mesa de debate en el DA2.

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Pese a que son muchos los temas que ponen las Conversaciones sobre la mesa, De Ocampo pone su objetivo en el espectador. «Lo más importante es concienciar a la gente de que la cultura es una ala más de la educación. Ya no hablo solo del cine sino de todas las expresiones culturales. Si la educación consiste en crear ciudadanos que sean capaces de pesar, la cultura ayuda y no tiene que ser un lujo. Los países que no tiene cultura, por ejemplo China, que ha destruido su patrimonio cultural, caen en el capitalismo más salvaje», apunta, «por eso, el principal problema que hay que afrontar es concienciar a la gente que la cultura es necesaria. A partir de ahí, ellos mismos empezarán a entender, por ejemplo, el daño que hace la piratería».

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