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J. C. Cristóbal
Domingo, 26 de enero 2025, 17:58
Subes por la Avenida del Mundial 82 bajo un cielo plomizo, enfrentado al vendaval que azota desde la paramera y, cuando alcanzas a ver la ... silueta morada del Zorrilla, te entra un bajón que ganas dan de darse la vuelta camino de casa; empiezo a pensar que el que decidió que un día de estos de enero es el más triste del año, es un aficionado del Real Valladolid, que ha pasado del cabreo a la resignación, y de esta a la melancolía. Así que se agradeció pasar de largo y entrar en los Anexos, es la cuarta división del fútbol español, es verdad, también que vale la pena disfrutar con la frescura juvenil de los canteranos o con el oficio veterano de los que se resisten en decir adiós al juego de sus vidas.
Real Valladolid B
Rafús; Koke, Iago Parente (Gabriel, min. 75), Arco, Chasco; Xavi Moreno (Peña, min. 81), Alani (Ivorra, min. 63), Verde, Sergi Esteban (Mario Sesé, min. 63); Arnu y Delgado (Neira, min. 75).
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Langreo
Adrián Torre; Nacho López (Ordóñez, min. 46), Alain, Liam, Álex Menéndez; Guille Cueto, David Fernández, Joselu Guerra, Samu Pérez (Sergio Orviz, min. 87); Pablo Álvarez (Omar Álvarez, min. 73) e Iván Breñé (Pablo Ares, min. 78).
Árbitro: Sabido Serrano, extremeño. Amarillas a Rabadán, preparador físico del Promesas; Liam, Nacho López y Pablo Ares..
Otros datos: Anexos. Jornada 20ª en el grupo I de RFEF. Media entrada. Mañana muy desapacible por el viento.
Mañana para descubrir a Ibrahim Alani, nigeriano de 18 años, que hacía su presentación en casa con el filial después de debutar hace una semana en La Coruña. Un medio centro de los de siempre, con buen pie, siempre en su sitio, de los que hace mejores a los que orbitan a su alrededor; se colocó entre los centrales para empezar la jugada, pedía la pelota y conectaba con su capitán Adrián Verde, una salida limpia que permitía a los laterales adelantarse unos metros, incluso buscar el interior para ganar el medio campo y dejar más espacio a sus centrales. Alani estuvo una hora en el campo, lo que aguantó su motor, y como a Cocca le dé por subirle al primer equipo, la dirección deportiva del club se frotará las manos con el tiempo que tiene para ponerle en el mercado.
Fue un 0-0 engañoso porque el partido fue más entretenido de lo que insinúa el marcador. No hubo goles porque faltó acierto en los penúltimos pases y cuando llegaron los remates, pocos pero muy claros, la respuesta de los porteros fue notable; la primera fue con un derechazo inocente de Delgado, que lleva un mes de nones, que paró bien Adrián Torre, atento también al segundo intento de Xavi Moreno.
El viento era tan fuerte que, de instalar unos molinos eólicos en el último escalón de la grada, habría energía para cubrir las necesidades de Parquesol durante todo el invierno. Eso complicó el pase y el control del balón, lo que exigía esfuerzo y atención para evitar errores, como el que provocó una mala salida por exceso de conducción, Langreo robó, salió a la contra con un buen desmarque de Breñé, quien centró para la llegada por el lado contrario de Cueto, con las manos en la cabeza cuando vio que la pelota se escapaba a centímetros del palo.
La respuesta del Promesas fue reclamar penalti en una acción parada, para la grada un agarrón a Arnu y para el árbitro un forcejeo, meter Koke un gran centro que no atacaron sus delanteros, chutar Sergi Esteban flojo y encontrar bien colocado al portero y dudar Arnu entre buscar la portería o ceder al compañero, situación que suele condenar el ataque al limbo.
La segunda parte cogió a los equipos más cansados, aturdidos por un viento que soplaba cada vez más fuerte en dirección al portal asturiano; otra pérdida en la salida, ya con Alani en la reserva, dejó a Cueto con posición y tiempo para el 0-1, encontrándose con una gran parada de Rafús, que dejó la portería del Promesas en cero por cuarta jornada consecutiva.
A partir de ahí el dominio del Promesas fue total. Sergi Esteban se perdió con los caracoleos en el área y el cañón de Ivorra se estrelló por dos veces en el brazo fuerte de Adrián Torre y en el rostro de Alain, que quedó noqueado. Buen gesto de los servicios médicos del Real Valladolid, que atendieron las necesidades físicas de los jugadores del Langreo cuando tuvieron necesidad. Poco después, y ya en fase de asedio, Arbu cabeceó en busca del contrapié del portero, de nuevo acertado, esta vez por abajo. Álvaro Rubio refrescó el ataque con los cambios, por dentro y por las bandas, y se encontró con un Langreo ordenado que esperó el silbido final sin grandes agobios.
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