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La ternura del Promesas encuentra el colmillo del Real Unión
Los guipuzcoanos dominaron mejor las áreas que el filial, que acusó los errores en ambas y perdió su primer partido
El Real Valladolid Promesas cosechó su primera derrota en la nueva Primera RFEF después de acusar su ternura en los peores momentos frente a un Real Unión más hecho, sólido y que aprovechó las dos oportunidades de gol de que dispuso.
El filial arrancó tratando de dominar el esférico, algo que le permitió generar rápido varias ocasiones, mediante Fran Rivera, Paulo Vítor y Saturday, esta, sacada de debajo de los palos por la zaga irundarra. Para entonces el Real Unión ya mandaba en el marcador, pues una falta cometida por Lucas Rosa la aprovechó a los doce minutos Oyarzun para marcar de falta directa con la connivencia de Casado, que no tapó el palo como debía, y, como ocho días atrás, hacer que los de Baptista se vieran en desventaja.
RV Promesas
Casado; Lucas Rosa (Apa, min. 46), Saturday, Kike Ríos, Nieto, Maroto (min. 79); Carro, Moha, Fran Rivera (Castri, min. 66); Paulo Vítor, Narro (Dali, min. 52) y Slavy (Arroyo, min. 52).
0
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Real Unión
: Irazusta; Elosegui, Pérez, Erik Ruiz, Kijera; Senar (Santos, min. 68), Rivero; Sánchez (Vivi, min. 90), Seguín (Capelete, min. 90, Oyarzun (Anatz, min. 68); y Temenuzhkov (Pradera, min. 62).
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Goles: 0-1, min. 12: Oyarzun. 0-2, min. 25: Sánchez.
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Árbitro: Pozueta Rodríguez (colegio cántabro). Amonestó a los locales Lucas Rosa y Paulo Vítor y a los visitantes Erik Ruiz y Anatz.
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Incidencias: Partido disputado en los Anexos al José Zorrilla, ante unos 600 aficionados.
El tanto asentó los roles de los dos contendientes, con un conjunto visitante que aguardaba a los locales al no verse a premiado por el marcador. El Promesas, por su parte, hacía suya la posesión tratando de encontrar huecos entre las dos líneas de cuatro. Pronto Slavy buscó la réplica con un disparo que se le escapó a Irazusta que casi se cuela en las mallas. En la tercera oportunidad franca, Lucas Rosa disparó de izquierdas desde fuera y estuvo cerca de sorprender.
Pese a mostrar buenos conceptos en la tenencia del cuero y merecer el empate, la ternura del filial provocó el 0-2 en el ecuador de la primera mitad. Kike Ríos se enredó con el balón en los pies y Sánchez se marchó decidido a por Samu Casado, cuya salida, como la presión del central que erró, salvó para aumentar la diferencia.
Ese tanto sí, desestabilizó a los jugadores de Baptista, como se vio en la pausa para la hidratación, en la que al brasileño le costó un mundo que le prestaran atención. Los nervios se apoderaron del equipo y los errores en salida desde atrás se convirtieron en un habitual que provocó un par de remates más de los vascos, sin incidencia en el resultado, pero amenazantes en caso de no mejorar, algo que sucedió.
Con la entrada de Apa, el lateral derecho dejó de hacer aguas, mientras que Dali dio más desequilibrio que un voluntarioso pero poco acertado Narro. Las intervenciones del brasileño devolvieron la mordiente perdida en tres cuartos de campo, aunque sin llegar a amenazar en demasía a Irazusta. El Real Unión no temió no salir de sus dominios y parar con faltas a un cada vez más imberbe Promesas, al que Arroyo o Maroto, pese a que lo intentaron, no pudieron meter de nuevo en el primer envite perdido del curso. Puede que sin mal juego y quizás sin merecerlo, pero sin el dominio en las áreas que manda en el fútbol y mandará en esta nueva Primera RFEF.