El Real Valladolid de Ronaldo y Pezzolano es un cadáver

El partido ante el Atlético de Madrid fue otra vergüenza insoportable para cualquier seguidor blanquivioleta. Pezzolano acometió tres cambios en el once, pero mantuvo la línea de cinco con el retorno de Eray Cömert por Cenk, la inclusión de Iván Sánchez por banda derecha y Selim Amallah en la medular lo que dejó a Anuar y Juric en el banco de inicio. Dio igual: este equipo necesita una sacudida porque Pezzolano no tiene ninguna respuesta en su libreto. En el Atlético, Simeone mantuvo el último once que goleó al Sparta de Praga en 'Champions', con la única novedad de Griezmann arriba junto a Julián Álvarez en lugar de Sorloth y con un resultado parecido: paliza a su rival.

El Real Valladolid repitió el guión de los últimos partidos, pero esta vez la descomposición blanquivioleta resultó más acelerada. El Pucela trató de mantener el tipo y lo logró durante el primer tramo ante un Atlético de Madrid a medio gas, a la espera de asestar las dentelladas oportunas. La idea creativa del Pucela pasaba por Selim Amallah, pero el marroquí se rompió a las primeras de cambio con una lesión muscular en el minuto 9 que llevó a la entrada de Stanko Juric.

El 'Atleti' no necesitó de su mejor versión para apalizar a un Real Valladolid convulso. La grada cantó contra Ronaldo, la directiva y Paulo Pezzolano, y en la grada de animación se simuló un partido de tenis bufo como crítica contra el presidente del club y su insoportable desapego.

Un error de Giménez permitió un despliegue de Raúl Moro, pero la acción se marchó al limbo con el remate de Luis Pérez. Zorrilla mantenía cierta expectación, pero el cuadro de Simeone empezó a asomarse al área de Hein. La línea de cinco del Real Valladolid se convirtió en una zaga de mantequilla y llegaron los primeros errores, como una pérdida de Kike Pérez que aprovechó Julián Álvarez para probar los guantes de Hein. El Pucela se replegó de mala manera y Lenglet retrató la tremenda fragilidad defensiva con un remate a gol en el área pequeña tras una asistencia de Marcos Llorente. El 0-1 abatió al Real Valladolid. Giuliano Simeone marcó en fuera de juego antes de que Julián Álvarez descerrajase el 0-2 después de que el Cholito se marchase de Javi Sánchez y Hein repeliera el primer remate de Griezmann.

El Pucela se desplomó hasta niveles inconcebibles en un equipo profesional: dos minutos más tarde De Paul anotó el 0-3 en una oleada rojiblanca en la que llegaron tres jugadores solos para aprovechar el pase de la muerte de Javi Galán. En apenas 36 minutos, el Real Valladolid ya estaba hecho papilla y con nula capacidad de reacción. En el tiempo añadido llegó un nuevo gol rojiblanco, obra de Giménez de cabeza, pero anulado por el VAR, lo que permitió que el ya duro castigo no se incrementase.

El Atlético bajó el pistón tras el descanso, pero aun así logró incrementar su renta rápidamente con un golazo de Griezmann para la videoteca, con ruleta incluida, la misma que falló Zinedine Zidane hace años con el Real Madrid. En medio de la convulsión de Zorrilla, la belleza del tanto del francés levantó los aplausos de la grada pucelana. La grandeza de esta afición está muy por encima de los desatinos recientes perpretados por los responsables de la entidad, principalmente por la inacción de su presidente para evitar esta lamentable deriva.

El golazo de ruleta de Griezmann tras una pared con Julián Álvarez pasará a la historia de los grandes tantos marcados en Zorrilla. El Real Valladolid prácticamente no hizo cosquillas a Oblak, ni siquiera con el partido ya distendido.

El Atlético de Madrid pudo crear un boquete tremendo, pero levantó el pie del acelerador, con los jugadores rojiblancos muy cargados de minutos tras el choque ante el Sparta. El quinto pudo llegar en un córner, con un Pucela hecho un manojo de nervios. La entrada de Juanmi Latasa, el fichaje más caro en la historia del Real Valladolid, fue saludada con pitos de la grada hacia el delantero, incapaz de ver puerta cono blanquivioleta.

Zorrilla pasó del cabreo al duro silencio vallisoletano, todo un síntoma de cómo la desafección va haciendo estragos en la afición. Un tiro de Iván Sánchez al larguero levantó algunos aplausos y también, con cierta sorna, un disparo de Kike Pérez.

Al partido le sobraron muchos minutos. El Real Valladolid languideció sobre el césped. En el 91, Sorloth rubricó el 0-5 final. El Pucela sometió a su afición a una tortura indecente. El club está obligado a tomar medidas, empezando por un cambio urgente en el banquillo. Todo amenaza ruina en Zorrilla.