El Real Valladolid dijo adiós al viejo Zorrilla con victoria ante Osasuna

Fue el 7 de febrero de 1982 cuando el entrañable recinto del Paseo de Zorrilla echó el candado a los partidos oficiales del primer equipo vallisoletano, pues tanto el filial como el juvenil prolongaron algún tiempo más la utilización de aquellas instalaciones.

Había expectación en la ciudad por lo que suponía para los nostálgicos aquel partido de despedida, a pesar de que el día amaneció con la triste noticia del fallecimiento de Julián Vaquero, exjugador y exentrenador blanquivioleta. Se guardó, como era lógico, un minuto de silencio en homenaje a una figura muy significativa en la historia del club, y los jugadores lucieron en sus camisetas el clásico brazalete negro. Julián Vaquero tenía 59 años.

Los puntos en litigio, siempre importantes, no entrañaban en esta ocasión la trascendencia de otras confrontaciones entre ambos equipos, pues tanto vallisoletanos como navarros ocupaban tranquilas posiciones en la mitad de la tabla, de modo que la motivación local venía dada por el factor sentimental de despedirse con un triunfo del escenario de tantas tardes gloriosas en la historia blanquivioleta.

Se vio enseguida que el Valladolid jugaba con otra marcha que Osasuna, así que como consecuencia de su dominio llegó el primer tanto al filo de la media hora de juego. Moré sacó una falta y Alí Navarro, el discutido extremo argentino que había fichado aquella temporada, procedente del Unión Santa Fé, por 28 millones de pesetas, se adelantó a la zaga rojilla para poner por delante en el marcador a su equipo.

Con esa corta ventaja, los locales levantaron el pie del acelerador porque tampoco el rival les obligaba, de modo que el partido fue consumiendo su tiempo sin especiales novedades hasta que llegó el minuto 80. Joaquín, puso un balón largo a Jorge y éste, que dos semanas después sería protagonista al marcar el gol inaugural del nuevo estadio, centró con precisión para que Gail batiera de certero cabezazo a Basauri, apuntalando definitivamente el triunfo con el 2-0, pero sobre todo inscribiendo su nombre en la historia blanquivioleta, al marcar el último gol en el viejo y recordado «Zorrilla».

Los aficionados se alegraron especialmente de que este honor recayera en un jugador vallisoletano, gestado en la cantera y que además ostentaba un récord de precocidad que todavía hoy sigue vigente, al ser el futbolista más joven en debutar con el Real Valladolid en un partido oficial. Tenía 16 años cuando se presentó con el primer equipo, el 6 de noviembre de 1977, frente al Real Zaragoza.

A Gail, como es lógico, se le hicieron muchos regalos y entrevistas en los días siguientes a aquel partido de despedida, que generó una taquilla de 1.248.000 pesetas. Arbitró el murciano Franco Martínez, que fue el «culpable» de que a los colegiados españoles se les nombrara con los dos apellidos, para evitar que a Franco, por la coincidencia con el apellido del Generalísimo, se le añadieran insultos y epítetos de mal gusto.

La formación blanquivioleta de aquella significativa fecha fue la integrada por: Fenoy; Richard, Santos, Gilberto, Sánchez Valles; Gail (86' Minguela), Moré, Pepín, Jorge; Joaquín y Alí Navarro. Por su parte, Osasuna jugó con: Basauri; Goñi, Castañeda, Lecumberri, Mina; Bayona, Teixidó, Lumbreras (34' Iriarte); Echevarría, Rández (69' Iriguibel) y Martín.

Al final de temporada, el Valladolid terminó noveno y Osasuna décimo, ambos con 34 puntos, que les sirvieron a ambos para mantener la categoría sin apuros. El título de la campaña 1981-82 lo conquistó la Real Sociedad, por delante de Barcelona y Real Madrid, y se fueron a segunda Cádiz, Hércules y Castellón.

Aunque el primer equipo hizo la mudanza al nuevo estadio trece días después, el 20 de febrero, tanto el Promesas como el Juvenil siguieron utilizando el viejo durante cuatro temporadas más, hasta el final de la 85-86, aprovechando un litigio que presentaron los herederos de Norberto Adulce, dueño de los terrenos donde se construyó, argumentando que solo podrían dárseles uso deportivo. El derribo definitivo de las gradas comenzó el 2 de agosto de 1986 y el 26 de febrero de 1988 se inauguraba «El Corte Inglés», dejando bajo sus cimientos más de cuarenta años de historia blanquivioleta.