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El Real Valladolid mostró dos caras ante Osasuna: horrorosa durante la primera parte y combativa en la segunda mitad. El equipo blanquvioleta logró rehacerse tras ... el descanso y buscó una remontada en Zorrilla que se quedó en conato. Los gravísimos errores defensivos volvieron a condenar a este Pucela que cuenta los días para consumar su cantado descenso matemático a Segunda. Al menos, el choque tuvo emoción hasta el final. No es poco tratándose de un equipo que ya parece incapaz de sumar un solo punto más.
Álvaro Rubio mantuvo el armazón del once que plantó cara al Atlético de Madrid la pasada semana, con dos únicos cambios. Raúl Moro volvió al once por la izquierda ante la baja de Anuar, lo que desplazó a Machis a la derecha, y Juanmi Latasa reapareció en la titularidad tras el castigo en el Metropolitano por el incidente previo con su compañero Luis Pérez. El delantero venía desarrollando su olfato goleador y el técnico lo rehabilitó, una vez solventado el expediente disciplinario. En Osasuna, Vicente Moreno no tocó nada del equipo que ganó al Girona en la jornada anterior: mantuvo a los mismos once hombres de inicio en Zorrilla y el dibujo con tres centrales, uno de ellos el exblanquivioleta Enzo Boyomo, así como dos jugadores en punta: el goleador Ante Budimir junto al ubicuo Rubén García.
El Real Valladolid no tardó en mostrar las miserias que lo acompañan partido tras partido. Los mínimos brotes verdes que muestra se marchitan rápidamente. Con una falta de tensión impropia de un equipo profesional, el Pucela se vio expuesto a las primeras de cambio. Osasuna avisó con una peligrosa llegada en el minuto 1, con un envío que tocó en Henrique y se paseó por la portería de Ferreira. Poco pudo oponer este vergonzante Real Valladolid en los primeros compases, apenas un remate bloqueado de un peleador Latasa a centro de Candela. El delantero blanquivioleta vivió sumido en los marcajes de los centrales rojillos.
Real Valladolid
Ferreira; Candela, Aidoo, Javi Sánchez, Henrique (Aznou, m.62); Juric; Machis (Iván Sánchez, m.45), Chuki (Mario Martín, m.62), Grillitsch (Sylla, m.45), Raúl Moro; y Latasa (Marcos André, m.85)
2
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3
Osasuna
Sergio Herrera; Areso (Raúl Peña, m.85), Boyomo, Catena, Herrando, Abel Bretones; Moncayola (Pablo Ibáñez, m.4) (Iker Muñoz, m.85), Lucas Torró, Aimar Oroz; Rubén García (Moi Gómez, m.62) y Budimir.
Goles 0-1 Budimr (m.8). 0-2 Rubén García (m.33). 1-2 Raúl Moro (m.48). 1-3 Budimir, de penalti (m.59). 2-3 Sylla, de penalti (m.66)
Árbitro Gil Manzano (comité Extremadura), con Pizarro Gómez en el VAR. Amonestó a Javi Sänchez, Aimar Oroz
Otros datos José Zorrilla. 12.230 espectadores. 32ª jornada de Liga en Primera División.
A Osasuna le bastó pisar levemente el acelerador para pegar el primer sopapo a un Pucela que se empeña en arrastrarse por el césped durante muchos minutos. Un centro de Rubén García sin oposición permitió el cabezazo franco de Budimir, con Aidoo rendido a sus espaldas. La facilidad con la que los navarros abrieron el marcador mostró la realidad de un Real Valladolid sin cerrojos y sin capacidad para competir. Machis, que debía ejercer como tapón por la derecha, tampoco estaba donde debía. En un pispás, acaeció la enésima calamidad defensiva en un equipo sin capacidad para blindar su portería.
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Con el 0-1, Osasuna decidió dar un paso atrás, lo que creó el espejismo del fútbol blanquivioleta. Toque, toque y toque hacia la nada. Porque el Pucela no carbura tampoco en la creación, con el lento Grillitsch al frente, un medio poco activo. A los rojillos no les costó recuperar el balón cuando decidieron abandonar la cueva y Torró, incorporado al ataque, probó los guantes de Ferreira.
Mientras, Darwin Machis buscaba remates que morían en la maraña defensiva visitante y Raúl Moro trataba de entrar en combustión, con Chuki brujuleando entre líneas sin recibir todos los balones que le gustaría. Las batallas dialécticas en la grada entre los aficionados visitantes y el público local («Ronaldo, quédate», corearon los pamploneses) preludiaron una nueva indignidad del Real Valladolid. Henrique Silva saltó a ninguna parte, abandonó la banda izquierda y permitió que Areso centrase sin marca. La pelota se paseó por la portería de un impotente André Ferreira y llegó hasta Rubén García, que anotó el 0-2 sin que Candela entendiese que debía echarle el lazo.
A Osasuna le bastaron un par de soplidos para derribar a este desquiciado Real Valladolid que tiene muy poco que ofrecer en Primera División. Chuki quiso enarbolar la bandera de la dignidad y culminó una buena internada de Moro que paró Ferreira.
El paso por vestuarios sirvió de terapia de electrochoque para el Pucela, que salió con otro brío en la segunda mitad, ayudado por las entradas de Iván Sánchez y, especialmente, Sylla. Raúl Moro le birló la billetera a Boyomo, que se confió demasiado ante el extremo. Moro se plantó delante de Sergio Herrera y le batió por su palo izquierdo. El 1-2 levantó al sufrido público pucelano, deseoso de agarrarse a cualquier clavo. El Real Valladolid arreció ante un Osasuna adormilado. Latasa ejecutó un remate alto y se escucharon aplausos en la grada. Sin embargo, el delantero cometió una nueva pifia en tareas defensivas: encimó demasiado a Catena en un córner, el central exageró la caída y Gil Manzano señaló el punto de penalti. Budimir fusiló a Ferreira para estirar la ventaja visitante hasta el 1-3.
Sin embargo, el Pucela había decidido no perder la cara al partido tras el extravío de la primera mitad. Siguió punzante, ayudado con el dibujo de dos delanteros y con las proyecciones atacantes de Aznou, que había relevado a Henrique en la banda izquierda. Sylla rompió bien el fuera de juego y se plantó en el área para ser arrollado por Areso. Gil Manzano pitó penalti, el linier el inexistente 'offside' y el VAR acabó dando la razón al colegiado. Sylla ejecutó la pena máxima como acostumbra y el balón tocó en el poste para colarse a gol tras superar la estirada de Herrera.
El 2-3 volvió a meter de lleno al Real Valladolid en un partido de ida y vuelta, algo que no parecía posible durante la primera parte. El Pucela siguió buscando las cosquillas a Osasuna, aunque no encontró demasiados espacios por las bandas para colocar centros viables. Sergio Herrera salió de su portería para chocar con Sylla en otra acción ofensiva blanquivioleta.
En un fogonazo, Raúl Moro encontró posiciones de disparo, pero la ocasión acabó en las manos de Sergio Herrera, que tampoco tuvo que sudar demasiado en el tramo final.
Rubio dio entrada a Marcos André para relevar a un vaciado Latasa, pero el Real Valladolid ya no encontró la manera de forzar la cerradura navarra. El 2-3 dejó flotando la sensación de remontada inconclusa. La realidad es que el Pucela no encuentra la manera de evitar una derrota tras otra en este penoso curso, con fracasos a todos los niveles.
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