Raúl Moro y sus adaptación para evitar lesiones

Demandado por la afición –partido tras partido, siempre que ha estado disponible–, el joven jugador cedido por la Lazio en Zorrilla, ha recuperado su mejor versión, justo en el momento que el equipo atraviesa una de las mejores rachas de la temporada, con el ascenso directo entre ceja y ceja. «Claro que vamos a por él de forma directa. Estamos muy confiados», destacó este miércoles el futbolista, que compareció ante los medios tras ser uno de los destacados en la goleada ante el Amorebieta el pasado sábado.

Su regate eléctrico y su capacidad para desnivelar en la banda –«Me da lo mismo una que otra», confiesa– le hace uno de los futbolistas más atractivos para el aficionado, que siempre espera algo cuando el barcelonés entra en contacto con el esférico.

Sin embargo, ese desborde y ese derroche de potencia le han llevado a estar lesionado varias veces esta temporada, hasta el punto que en la última, después del choque ante el Albacete, los servicios médicos y el cuerpo técnico decidieron tomar cartas en el asunto. «Nunca había tenido tanta continuidad como profesional», valoró el jugador en relación al fútbol de élite; «y quizá me ha pasado factura», analizó el futbolista catalán, llamado a ser fundamental de aquí al final de la Liga.

Moro admitió que desde su última lesión ha habido ejercicios de los entrenamientos que «se han eliminado». «Por ejemplo, a mí me gusta quedarme tras los entrenamientos lanzando a portería, y ya no lo hago. No hay necesidad, y es una carga que me ahorro».

De igual forma, los servicios médicos del club, en concreto, el departamento de nutrición, ha reforzado la suplementación del jugador. Se han incorporado micronutrientes que permitan una mejor recuperación y adaptación a las cargas de entrenamiento y partidos.

El futbolista considera que llega «al 100%» a la parte decisiva de la temporada. «Llevo así ya varias semanas», agregó en rueda de prensa al tiempo que hizo público el sentimiento del vestuario blanquivioleta. «Estamos donde queremos estar ahora mismo y donde todos quieren estar», en relación a la lucha por el ascenso, el objetivo del equipo para las seis finales que restan para el Real Valladolid.

El extremo, que admitió que comenzó su trayectoria futbolística jugando por la derecha, para luego cambiar a la izquierda, para finalmente alternar –como sucede a las órdenes de Paulo Pezzolano–, aseguró que «nunca había visto una Liga así de igualada. Va a estar así hasta la última jornada y estamos preparados para conseguir el objetivo», subrayó.

«Todo el mundo se está jugando cosas y todos los partidos van a ser difíciles», añadió en clara consonancia con lo expuesto por su técnico, que considera que no habrá partidos plácidos («en el alambre») hasta el final de la competición, empezando por el de este domingo ante la Sociedad Deportiva Huesca.

Aún así, el jugador catalán destacó el buen momento del equipo que ha logrado encadenar dos partidos ganando fuera de Zorrilla y crecer desde la defensa, con más de cuatro partidos sin encajar goles. «Estamos a dos puntos del líder y en uno de los mejores momentos de la temporada», expresó con el «respeto» hacia todos los rivales que tienen que medirse aún a los blanquivioleta sin querer poner por encima a unos de otros en los seis partidos restantes.

Moro tampoco quiso hacer alusión al encuentro ante el Espanyol, a priori, uno de los partidos más complicados que le quedan a los blanquivioleta, y que se jugará en Zorrilla el fin de semana del 12 de mayo (con horario aún por confirmar).

Este choque está marcado en rojo, y será especial para el catalán que jugó una temporada en el club blanquiazul, después de que espanyolistas y el FC Barcelona pugnasen por el jugador internacional en categorías inferiores. De hecho, una temporada más tarde, el club blaugrana se hizo con los servicios del de Abrera. «Todos los equipos tienen su manera de jugar, pero nosotros tenemos plantilla para ganar a cualquiera, y así lo intentaremos hacer, empezando por este domingo».

El plan específico de Raúl Moro y su adaptación al final de la temporada forma parte del propio crecimiento del futbolista. Del «no me sé dosificar y siempre voy al 100%», como admitió ante los medios, a una necesaria adaptación en un equipo donde el entrenador pide un importante trabajo defensivo a los extremos.

«Tengo que ir con más cuidado, porque no sé dosificarme», comentó en relación a la puesta en marcha de un plan con el que pretenden «evitar cosas que no queremos que pasen». Máxime, cuando el jugador, ante la lesión de Biuk y Sylla, se ha convertido en casi imprescindible en la banda, como demuestra su titularidad ante el Amorebieta, y sus más de sesenta minutos ante el Eldense tras la lesión de Stipe Biuk, por el que entró en Zorrilla hace diez días.

Fue la oportunidad para volver a ver con minutos por delante a Moro. El extremo fue el mejor ante los alicantinos. Se echó el equipo a la espalda en ataque y desniveló por la banda izquierda a pierna cambiada. Fue un dolor de muelas para su par, y siempre que lo intentó se fue. En el debe, que en cada acción en la que creó superioridad en el área sus pases no encontraron a ningún compañero. Tarea a mejorar como ocurrió ante el Amorebieta, en la que también se le reclamó que la superioridad que crea termine en un lanzamiento o centro peligroso.