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Pim, pam, pum, y el Pucela a la lona en Zorrilla
El Sporting asalta Zorrilla con lo justo y el equipo blanquivioleta suma un punto de los últimos nueve en su estadio
Zorrilla es de arena, y a los rivales ni siquiera les hace falta el viento para echar el castillo abajo... El Sporting fue el último ... en jugar con las palas y los cubos del equipo de Guillermo Almada para diluirlo por la vía rápida. Pim, pam, pum, y otros tres puntos que se evaporaron del supuesto fortín blanquivioleta ante un rival que, como la Cultural Leonesa o el Mirandés le quitaron muy pronto el miedo a uno de esos estadios de pedigrí de la categoría. Uno de esos estadios con casi 20.000 aficionados por jornada, que, de nuevo, se marcharon contariados.
Real Valladolid
Guilherme; Trilli (Lachuer, min. 71), Tomeo, Torres, Bueno; Juric, Meseguer (Marcos André, min. 59), Biuk, Peter, Chuki (Ponceau, min. 59); y Latasa (Delgado, min. 84).
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Sporting de Gijón
Yáñez; Rosas, Pablo Vázquez, Perrin, Diego Sánchez; Gelabert, Alexandre, Justin, Gaspar (Pablo García, min. 71), Dubasin (Nacho Martín, min. 84); y Otero.
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Goles 0-1 (min. 11) Otero remacha a la red una jugada de tiralineas del Sporting. 1-1 (min. 25) Peter empata con suspense tras un remate de Latasa, que rechaza Yáñez. 1-2 (min. 49) Otero, de penalti. 1-3 (min. 79) Dubasin remata otra jugada rápida del Sporting. 2-3 (min. 93): Jorge Delgado bate por bajo a Yáñez.
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Árbitro Jon Ander González (Colegio vasco). Amonestó a Corredera y Gaspar, por el Sporting.
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Incidencias Partido correspondiente a la décima jornada de la Liga Hypermotion, disputado en el Estadio José Zorrilla, ante 19.335 espectadores. En los prolegómenos del encuentro, las Valkirias de Valladolid realizaron el saque de honor.
Y eso que el conjunto blanquivioleta arrancó el partido con intención. Chuki y Biuk fueron los primeros en demostrar su capacidad de desborde y sus buenas maneras a la hora de conducir el balón. También Peter Federico, pero cuando los tres fueron al suelo, el colegiado se desentedió, quizá más pendiente del auricular –que tuvo que cambiar– que de estar pendiente del césped.
En esa verticalidad con la que salió el Real Valladolid siempre falló el último pase, el último golpeo, el último jugador... Tres cuartas partes del campo y apagón generalizado. Así fueron los diez primeros minutos, el primer cuarto de hora, la primera media hora... Entre medias llegó el gol del Sporting de Gijón. Jugada de tiralíneas de los rojiblancos, de escuadra y cartabón, con un solo 'pero' que hubiese dejado la acción en la nada absoluta si Trilli hubiese visto como todos sus compañeros salían para dejar en fuera de juego a los atacantes sportinguistas. No fue así, y el lateral, que estrenaba titularidad ante la baja por sanción de Alejo, evidenció el porqué Almada ha elegido en este arranque de temporada al canterano, pese a ser centrocampista o extremo...
Llegó el balón a Otero, que solo la tuvo que empujar a la red de Guilherme. A las primeras de cambio, el Pucela, como el día de la Cultural se veía por debajo. Por detrás otra vez en Zorrilla, como el día del Mirandés. De fortín a castillo de arena por la vía rápida.
Dejó tocado el gol al carrilero, que en la siguiente jugada ni llegó al intento de desborde de Otero, y la banda derecha le perdió en defensa... pero no en ataque, donde quizá Trilli quizá no tenga la pierna de Alejo, pero sí se asoció bien con Chuki y Peter Federico, con muchos problemas para Diego Sánchez, que tendrá pesadillas con... Sí, Peter. El habilidoso extremo cedido por el Getafe completó su mejor partido con el Pucela.
El ex de La Fábrica fue ese «jugador eléctrico», que quiere que vuelva a ser Víctor Orta en Zorrilla. Por momentos, lo fue. Gambeteó de izquierda a derecha y de derecha a izquieda y se asoció a la perfección con Chuki.
El culmen llegó en el minuto 25, cuando el extremo recogió un balón rechazado por Yáñez a tiro de Latasa para encontrar el gol con suspense. El empate hizo justicia al mejor partido del equipo de Guillermo Almada, y llegó tras una buena combinación entre Bueno y Biuk –la única del encuentro–, que terminó con un remate franco de Juanmi... Se fue al muñeco. Y el debate sobre la capacidad goleadora del '9' blanquivioleta se hubiese hecho sonoro si Peter no hubiese acertado con la red asturiana.
El empate aplazó las críticas, pero el Pucela se fue al descanso con el empate por ese 'casi' con el que terminó todas las jugadas a excepción del gol.
Desesperó Biuk –capaz de lo mejor–, que casi siempre eligió mal o eligió tarde. Ni tiro, ni pase, tras un regate de fantasía o un control por encima de la categoría. Desesperó hasta a su compatriota Stanko Juric, al que los gritos se le entendieron hasta en croata. «¡Antes!» –o lo que es lo mismo, «Prije!». Ni de una forma, ni de otra, sin ni siquiera probar a ver si el guardameta rojiblanco tenía o no guantes...
Lo mismo le ocurrió a Chuki, aunque en defensa del canterano hay que señalar que el media punta de La Vitoria recibió cuatro faltas en apenas 15 minutos en Zorrilla. Lección aprendida de los visitantes y de Borja Jiménez, que sabían que el '20' blanquivioleta es el futbolista capaz de cambiar la jugada si se da la vuelta... Apenas pudo. Le dieron Galabert, Diego Sánchez, Perrin y Alexandre Corredera, y este último ya vio la tarjeta por reiteración. El propio Chuki la tuvo para hacer el segundo en el minuto 34 cuando una gran jugada por la derecha, con Trilli –de nuevo mejor en ataque– le cedió un balón para que golpease a portería. Era un balón mucho más fácil, un gol mucho más fácil que el de hace siete días en El Plantío, pero en esta ocasión el canterano lo lanzó flojito.
La sencillez de Borja Jiménez
Si la primera mitad fue aseada, y al Real Valladolid solo se le pudo achacar la falta de ideas en esa zona caliente del campo –fallos individuales al margen–, la segunda fue un querer y no poder elevado a la desesperación por no ver un lanzamiento a la portería gijonesa... Mentira. Hubo uno, de Latasa, pero, como en el de la primera mitad que terminó con el gol de Peter, el '9' lo mandó al muñeco ante la desesperación generalizada, que despidió al delantero entre pitos.
Antes, otro error individual de quien no puede cometerlos por su ascendencia... Juric, en la salida del balón, terminó con un penalti claro de Guilherme que también salió a destiempo para derribar a Dubasin. Once metros y doblete para Otero, con el Pucela otra vez con la necesidad de remontar y de proponer.
La alternativa del técnico fue cambiar a Chuki –a la postre un error–, jugar con dos delanteros, con Marcos André ya en el campo, y, posteriormente, jugar con tres centrales atrás. No funcionó. No mejoró el Real Valladolid, en un partido sin apenas nombres y sin un plan de juego con el que llevar el balón a la portería visitante.
Tan complicado y tan fácil, debieron pensar los aficionados pucelanos, para su desgracia, cuando a falta de diez minutos para el final, Dubasin, tras una jugada de tres toques, senteció para los asturianos. Fácil o facilísimo, ante la cara de impotencia de los blanquivioleta.
Entró Jorge Delgado por el errado Latasa, y en la primera que tuvo el Pucela recortó distancias. Tan fácil y tan complicado. No era tan difícil el viaje a la portería de Yáñez, pero ya no había ni arena, ni castillo, ni tiempo.
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