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Gabriel Solares, copresidente del Real Valladolid, durante el acto de entrega de insignias a los socios más antiguos. José C. Castillo
Partido de vuelta

El matiz del adverbio en las palabras de Solares

«Si nos fiamos del discurso del presidente del Real Valladolid, estamos cerca del zénit. Si nos fijamos en el verde, vemos más grande el sótano que la azotea»

Viernes, 21 de noviembre 2025, 18:18

Gabo Solares ratificó a Guillermo Almada. ¿Puede asegurar que el técnico va a terminar la temporada? «Hoy te diría que sí». Suena a confianza, ... a sí rotundo, pero en realidad no lo es. El adverbio representa el matiz definitivo. El fútbol no es buen escenario para pillarse los dedos con tanta antelación, porque los resultados son el Tribunal Supremo y los entrenadores los condenados más recurrentes. Por eso, el presidente del Real Valladolid no dice «pase lo que pase, aunque descendamos, el técnico va a seguir». Su gesto le descubre. Cuando habla del resto de circunstancias lo hace con aplomo y convencimiento. En el momento del «hoy te diría que sí», esboza una media sonrisa nerviosa que le delata. Cree en Almada, de eso no hay duda, pero hoy, mañana ya veremos.

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El presidente del Real Valladolid dio la cara en el vestíbulo del acto de homenaje a los socios más antiguos. Gran iniciativa del club y elogiable el gesto de Solares, que no tiene nada que ver con la opacidad de Ronaldo. Su discurso es sincero y a la vez político. Por eso tiene algo de trampa. «Las temporadas no se planifican a 14 partidos». Correcto, pero hay dinámicas y tendencias que te apuntan lo que puede pasar si no pones remedio. «Estamos a seis puntos del primero». Cierto, pero también a cinco del descenso. «Es uno de los equipos que mejores datos físicos da de Primera y Segunda». Ahí ponemos pocos peros. El problema es que al fútbol se gana metiendo más goles que el adversario. Correr más no es sinónimo de éxito. La clave radica en correr mejor, que es algo muy diferente. Ocurre lo mismo con las llegadas. La cantidad no es determinante. Lo que marca la pauta es la eficacia. Por eso, en los últimos encuentros del Pucela se habla de ejercicio de impotencia, de intensidad y trabajo, pero falta de claridad arriba. Al final, son formas de esconder el fracaso futbolístico de un equipo, que corre detrás del balón, pero que cuando lo tiene en la bota no es capaz de hacer que la pelota se convierta en su mejor amiga, tanto para defender, porque si tienes el cuero el que corre es el contrario, como para atacar.

La falta de calidad del Pucela es alarmante. Y no solo para definir, donde los únicos que parecen más afilados son Marcos André, cuando encuentra su punto, y Chuki, que suele tener claridad cuando mira al arco. Digo que no solo para definir porque si analizamos las llegadas al área, la intriga se convierte en drama. Es realmente inquietante ver a futbolistas profesionales pisar la línea de fondo o el lateral de la caja y enviar el balón, por arriba o a ras de hierba, a la cabeza o a la bota del rival. La definición es muy blanda para un equipo que sueña con ascender, pero es que la preparación de la ocasión refleja una impericia más propia de jugadores de un nivel inferior. Eso también se entrena, míster.

En este punto es donde se tienen que detener Orta y Solares. Sin calidad, el físico deja de ser un argumento sólido. Si nos fiamos del discurso del presidente, «el tercer entrenador más laureado de la historia del Real Valladolid, junto con Benítez y Mendilibar» hace que sus equipos «rompan registros y funcionen a pleno rendimiento» a los cuatro o cinco meses. Según esta previsión estamos cerca del zénit. Si nos fijamos en el verde, vemos más grande el sótano que la azotea. El mercado de invierno es ya una necesidad imperiosa.

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